La escuela burocratizada
Derecha e izquierda han trasladado la candente cuesti¨®n educativa a toda clase de empresas de ¡®coaching¡¯ mercaderes de datos, chiringuitos de vendeh¨²mos, entidades bancarias y novol¨¢tricos ide¨®logos
Llega a mis manos un libro singular, La burocratizaci¨®n del mundo en la era neoliberal, de B¨¦atrice Hibou, traducido por David J. Dom¨ªnguez (Dado, 2020), que me ha resuelto no pocas inc¨®gnitas. Hibou nos permite entender lo que ocurre en nuestras administraciones educativas, comprender qu¨¦ clase de experimentos sociol¨®gicos estamos dejando impulsar e implementar en nuestras escuelas e institutos: ¡°Se desarrolla todo un sistema de intervenciones burocr¨¢ticas, no tanto para obligar a las poblaciones destinatarias, sino para proporcionarles las ¡°competencias¡± y los reflejos del mercado a t...
Llega a mis manos un libro singular, La burocratizaci¨®n del mundo en la era neoliberal, de B¨¦atrice Hibou, traducido por David J. Dom¨ªnguez (Dado, 2020), que me ha resuelto no pocas inc¨®gnitas. Hibou nos permite entender lo que ocurre en nuestras administraciones educativas, comprender qu¨¦ clase de experimentos sociol¨®gicos estamos dejando impulsar e implementar en nuestras escuelas e institutos: ¡°Se desarrolla todo un sistema de intervenciones burocr¨¢ticas, no tanto para obligar a las poblaciones destinatarias, sino para proporcionarles las ¡°competencias¡± y los reflejos del mercado a trav¨¦s del aprendizaje del sistema de incentivos, la pedagog¨ªa, la experiencia reformadora de las relaciones de mercado¡¡± As¨ª, la pedagog¨ªa por competencias moldea un entrenamiento para el conformismo, una escuela para la previsi¨®n emocional y actitudinal de nuestro alumnado. En lugar de intentar emanciparlo de limitaciones socioecon¨®micas, los inundamos de encuestas y baremaciones para dise?ar la gesti¨®n de su marginalidad, en lugar de trata de pensar en c¨®mo eliminamos esa condici¨®n subalterna injustificable en democracia. En lugar de educarlos para el conocimiento los obligamos a estudiar ¡°emprendedur¨ªa¡±, la filosof¨ªa a trav¨¦s de la cual se culpabiliza al pobre de ser pobre, y nos descargamos como sociedad de la obligaci¨®n de crear empleo digno. Como prevemos que nuestros hijos ser¨¢n falsos aut¨®nomos, o v¨ªctimas de las deslocalizaciones y la desregulaci¨®n laboral, los psiquiatrizamos y vigilamos con un lirio en la mano.
En lugar de exigencia acad¨¦mica y armas racionales, proponemos experiencias de felicidad obligatoria y prometemos vacaciones de consumismo para todos aquellos que se comporten como es debido, como el mercado necesita. De esta forma empiezan a consumir experiencias de sostenibilidad, en lugar de reflexionar sobre ecolog¨ªa; les proporcionamos degustaciones puntuales e inocuas de cultura, en lugar de entrenarlos para que la produzcan y nos debatan y desaf¨ªen; ampliamos en el aula los ocios pasivos del hogar y premiamos la pereza, en lugar de estimular el esfuerzo y la construcci¨®n personal. Trasladamos la gesti¨®n de la docencia al sector asistencial, y el de la investigaci¨®n al ¨¢mbito de la competencia, para neutralizar toda clase de curiosidades pecaminosas, veleidades reflexivas, ambiciones de informaci¨®n aut¨¦ntica.
Hibou nos ense?a de qu¨¦ modo ocultamos la complejidad de nuestro mundo para reducirlo a abstracciones f¨¢cilmente encajables en los discursos dominantes: ¡°La comprensi¨®n del mundo, es decir, el saber, se basa en el reconocimiento de la complejidad, de la pluralidad y de la imposibilidad de predecir. La indiferencia hacia el conocimiento encarnada hoy por la generalizaci¨®n de las posturas anti-intelectuales, y a¨²n m¨¢s la disyuntiva entre conocimiento y conocimiento burocr¨¢tico abstracto (¡) es un poderoso vector de aceptaci¨®n de la dominaci¨®n¡±.
No otra cosa han hecho los docentes: aceptar sin remilgos el nuevo estado burocratizado de la ense?anza, convertida en una mina de datos y un laberinto de afinadas taxonom¨ªas educacionales. ¡°Estos procesos de certificaci¨®n y normalizaci¨®n son tanto m¨¢s coercitivos¡±, contin¨²a Hibou, ¡°incluso violentos, cuanto m¨¢s se multiplica la complejidad de la organizaci¨®n de las actividades (¡), al tiempo que son poco visibles. Los procesos de deslocalizaci¨®n, subcontrataci¨®n, descomposici¨®n de los dispositivos de producci¨®n y fragmentaci¨®n de la cadena del valor provocan una explosi¨®n de normas, de interfaces estandarizadas y de procedimientos de coordinaci¨®n, pero tambi¨¦n de controles y auditor¨ªas, que constituyen otras tantas cadenas invisibles de la dominaci¨®n¡±.
Una educaci¨®n secuestrada por el m¨¢nager y el psiquiatra dif¨ªcilmente podr¨¢ servir para liberar y emancipar. Entre el alumnado pobre y el docente imponemos un muro y una distancia: el deber de habitar para¨ªsos y la obligaci¨®n de consumir tecnolog¨ªa sedante.
No me cabe la menor duda: el principal enemigo de la ense?anza p¨²blica hoy en nuestro pa¨ªs, y en todo Occidente, es la burocratizaci¨®n. Pueden ustedes pasarse la vida culpando al partido contrario de los desastres presentes, y debatiendo sobre las leyes y disposiciones absurdas que dejamos aprobar, una tras otra, pero tanto la derecha como la izquierda han trasladado la candente cuesti¨®n educativa a toda clase de empresas de coaching, mercaderes de datos, chiringuitos de vendeh¨²mos, entidades bancarias y novol¨¢tricos ide¨®logos totalmente id¨¦nticos entre s¨ª. Aparece el titular gubernamental de Educaci¨®n y no le averg¨¹enza nada el hecho de presentarnos la privatizaci¨®n de nuestras vidas y nuestros futuros sin ning¨²n rubor. Y es que la apariencia de buen gobierno ha sustituido ya la necesidad de restaurar el sentido original de los servicios p¨²blicos, gestionados en un sentido plenamente p¨²blico y no con las restricciones propias de las entidades de trabajo taylorista.
Nuestros institutos y universidades no nacieron para inundar de papel in¨²til y excels, pdfs y estadillos las bases de datos de un pu?ado de bur¨®cratas, sino para extender entre nosotros el conocimiento necesario para convivir en democracia. Nuestros centros docentes no pueden seguir manteniendo el saber secuestrado por el estilo de gesti¨®n hipernormativo, totalmente ajeno a la ¨¦tica profesional. Nos encontramos ya en esa fase de autoritarismo sonriente que denunciaba Orwell, aunque nos queda la capacidad y la obligaci¨®n de arrancar la ense?anza del feudalismo burocr¨¢tico para devolvernos la fe en la ense?anza democr¨¢tica.
El camino no puede ser m¨¢s claro, y a la vez m¨¢s dificultoso: trabajar para la eliminaci¨®n de las dominaciones burocr¨¢ticas, totalmente naturalizadas y aceptadas hoy como aut¨¦nticos dogmas de fe. De paso, mientras tratan de escapar de los tent¨¢culos normativizadores, lean La burocratizaci¨®n del mundo en la era neoliberal, de B¨¦atrice Hibou, donde encontrar¨¢n muchas de las claves necesarias para interpretar la clase de mundo en que vivimos, m¨¢s all¨¢ de la alienaci¨®n oficial buenista.
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