Una ley de ense?anzas art¨ªsticas que acabe con los vac¨ªos, las contradicciones y la desigualdad
CC OO reclama al Ejecutivo valent¨ªa para acometer la reforma legislativa pendiente para un sector que siempre ha quedado postergado en las agendas gubernamentales
Espa?a es un pa¨ªs de artistas. El ingenio, el humor, la creatividad, la alegr¨ªa, la comunicatividad, la sociabilidad o el sentido est¨¦tico son parte de nuestra idiosincrasia. No es ninguna exageraci¨®n decir que somos una potencia en artes, literatura, patrimonio y modernidad. El sector cultural represent¨® en 2019 el 2,4% del PIB espa?ol, situ¨¢ndose en el 3,4% si adem¨¢s se tienen en cuenta las actividades econ¨®micas asociadas a la propiedad intelectual. Genera un tejido productivo res...
Espa?a es un pa¨ªs de artistas. El ingenio, el humor, la creatividad, la alegr¨ªa, la comunicatividad, la sociabilidad o el sentido est¨¦tico son parte de nuestra idiosincrasia. No es ninguna exageraci¨®n decir que somos una potencia en artes, literatura, patrimonio y modernidad. El sector cultural represent¨® en 2019 el 2,4% del PIB espa?ol, situ¨¢ndose en el 3,4% si adem¨¢s se tienen en cuenta las actividades econ¨®micas asociadas a la propiedad intelectual. Genera un tejido productivo respetuoso con el medioambiente y acorde al crecimiento sostenible, que promueve una diversidad emp¨¢tica e inclusiva. Los centros que ofrecen formaci¨®n en artes pl¨¢sticas, dise?o, conservaci¨®n y restauraci¨®n de bienes culturales, m¨²sica, danza y arte dram¨¢tico pertenecen a las ense?anzas art¨ªsticas. Constituyen un brillante sector, peque?o y poco conocido, pero repleto de colores y sonidos, entusiasmo e imaginaci¨®n, juventud y experiencia, talento y capacidad de trabajo. Las ense?anzas art¨ªsticas han evolucionado espectacularmente en los ¨²ltimos a?os, respondiendo a las necesidades y cambios sociales, preservando la esencia de cada uno de sus oficios. Su incorporaci¨®n al Espacio Europeo de la Educaci¨®n Superior genera investigaciones novedosas, que configuran nuevos paradigmas de conocimiento gracias a la aportaci¨®n de las artes y la interpretaci¨®n art¨ªstica.
Las sucesivas reformas educativas y la descentralizaci¨®n competencial han tra¨ªdo grandes cambios: se han multiplicado las escuelas elementales de m¨²sica y danza, han mejorado las condiciones del profesorado y las ratios, se han enmarcado y reconocido t¨ªtulos, alcanzando el nivel de grado, se han creado nuevas especialidades, as¨ª como interesantes m¨¢steres, y hoy existen puentes con los programas universitarios de doctorado. A pesar de todos estos avances, el marco legal de las ense?anzas art¨ªsticas deja mucho que desear. La normativa se ha desarrollado lenta e insuficientemente. Presenta vac¨ªos y contradicciones que hoy generan un malestar que no pocas veces termina en contencioso. Al ser este un colectivo peque?o, siempre ha quedado postergado en las sucesivas agendas gubernamentales. Los cambios se han producido a trompicones, entre las sucesivas reformas educativas y legislaturas. En la primera parte de cada mandato, este tema resulta prematuro para los equipos ministeriales, y en la segunda, demasiado complejo para resolverlo. Entre la comunidad art¨ªstica cunde la desafecci¨®n pol¨ªtica, alimentada por una justificada sensaci¨®n de menosprecio.
El nivel de exigencia educativa es muy alto y la organizaci¨®n de las ense?anzas es cada d¨ªa m¨¢s compleja. Hay cuestiones espec¨ªficas relacionadas con las actividades y recursos necesarios para una creaci¨®n art¨ªstica que abarca desde el dise?o al teatro, pasando por la restauraci¨®n. Hay otros aspectos que tienen que ver con aspiraciones generales de calidad educativa, participaci¨®n democr¨¢tica, actividad art¨ªstica, igualdad, inclusividad, salud, prevenci¨®n, protecci¨®n de datos, transparencia, etc¨¦tera. Estas leg¨ªtimas y necesarias aspiraciones no han venido acompa?adas de los recursos necesarios para su puesta en marcha y gesti¨®n. Las nuevas tareas y responsabilidades han reca¨ªdo sobre equipos docentes, cada d¨ªa m¨¢s angustiados por no haber una normativa que atienda las necesidades del nivel de grado y tener que gestionar con la de secundaria.
El Gobierno y las administraciones educativas tambi¨¦n se ven desbordadas para elaborar propuestas, articular debates p¨²blicos, generar consensos, legislar, desarrollar y aplicar la normativa educativa. Muchos proyectos de renovaci¨®n no cuentan con los recursos econ¨®micos y humanos necesarios. Eso provoca que sean arrumbados en un imaginario desv¨¢n, d¨®nde tambi¨¦n van a parar los proyectos que conciernen a las ense?anzas art¨ªsticas, acumulando retrasos. Por ejemplo, las oposiciones para las c¨¢tedras de m¨²sica y ense?anzas art¨ªsticas han estado paralizadas durante a?os, a la espera de que el ministerio publicara los correspondientes temarios. Tras a?os de olvido, lo hizo corriendo y mal. Las demoras administrativas suelen desembocar, parad¨®jicamente, en torpes precipitaciones de ¨²ltima hora. Y hay otros muchos ejemplos.
Debido a las demoras, arrepentimientos, cambios pol¨ªticos y apremios, la regulaci¨®n de las ense?anzas art¨ªsticas presenta hoy numerosos vac¨ªos y contradicciones, adem¨¢s de serias desigualdades entre unas comunidades y otras. Es necesario que el Gobierno haga una Ley de Ense?anzas Art¨ªsticas que trace unas l¨ªneas claras y funcionales, una ley que sea valiente, ambiciosa e integral, como en su d¨ªa lo fue la Ley del Deporte. Una refundici¨®n de normas previas, con alg¨²n a?adido, solo servir¨ªa para desaprovechar esta ocasi¨®n, prolongado errores del pasado. Para tener un verdadero alcance, la ley deber¨ªa abordar las ense?anzas art¨ªsticas en todos sus niveles y tambi¨¦n en las ense?anzas generales. Todo est¨¢ relacionado, no son campos aislados: la armon¨ªa del sistema depende del equilibrio entre la cultura art¨ªstica de la ciudadan¨ªa y la formaci¨®n espec¨ªfica para artistas. Algunas de las claves son la preparaci¨®n y estatus del profesorado, la distribuci¨®n de los cuerpos docentes, la organizaci¨®n de las ense?anzas y de los centros conforme a sus realidades y necesidades (diferentes a las ense?anzas generales), la mejora de la formaci¨®n art¨ªstica elemental o la integraci¨®n de las ense?anzas art¨ªsticas superiores en una universidad de las artes.
La reforma educativa del a?o 2020 comprometi¨® al Gobierno a presentar una propuesta normativa para la regulaci¨®n de dichas ense?anzas en el plazo de dos. El plazo expira y vemos con preocupaci¨®n que el Gobierno todav¨ªa no ha presentado propuestas y tampoco ha informado sobre el contenido exacto y sentido de dicha norma. Parece que el Gobierno no cuenta con un plan de trabajo, ni con equipos solventes para abordar este reto. De nuevo la par¨¢lisis amenaza con desembocar en premuras de ¨²ltimo minuto y en viejas inercias. Ser¨ªa oportuno que el ministerio se dotara de una direcci¨®n general de ense?anzas art¨ªsticas. Tarea no le habr¨¢ de faltar entre asuntos pendientes y proyectos. Hace lustros que desapareci¨® del organigrama la correspondiente subdirecci¨®n.
Esta Ley deber¨ªa acompa?arse de un presupuesto para su puesta en marcha, desarrollo y aplicaci¨®n. Ya sabemos, por experiencia propia, a lo que conduce no contar con ello. Promulgar leyes llenas de buenas intenciones y deseos tiene un valor simb¨®lico, pero sale barato. Adem¨¢s, nos interesan las realidades de la ense?anza y de sus protagonistas. Si el Gobierno pretende abordar la mejora de las ense?anzas art¨ªsticas en serio, tiene que mostrar una voluntad inequ¨ªvoca, poniendo los medios econ¨®micos y humanos necesarios. Las cosas no se hacen por si solas, sino gracias a la dedicaci¨®n y al tiempo de personas concretas. Nosotros confiamos en el valor de las ense?anzas art¨ªsticas, que aportan cultura, felicidad, bienestar, sabidur¨ªa, solidaridad, diversidad, sensibilidad, desarrollo econ¨®mico y otros factores de creciente importancia, en un clima tan incierto y vulnerable como el que nos toca vivir. Apostar por ellas es una obligaci¨®n y no solo una opci¨®n.
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