Prescripci¨®n de delitos
No es posible que despu¨¦s de tres o cuatro a?os de investigaciones, despu¨¦s de que anticorrupci¨®n haya solicitado reiteradamente imputar a varios sospechosos de incurrir en delito en el caso G¨¹rtel, que se hayan demorado injustificadamente y despu¨¦s de que los espa?oles hayan dejado sus erarios financiando a la justicia con el fin de que se llegue al final de la cuesti¨®n y de que se depuren las responsabilidades correspondientes.
Ahora, resulta que hay algunos abogados defensores que esgrimen la prescripci¨®n de los delitos como defensa. Si fuera el caso, habr¨ªa que depurar responsabilidades dentro de la judicatura, de los empleados de justicia y de la fiscal¨ªa, cuando no de pol¨ªticos corruptos que tienen el poder suficiente para influir en los procesos judiciales. Esto es realmente intolerable.
Es curioso que las prescripciones sean mucho m¨¢s numerosas en casos de pol¨ªticos, altos funcionarios, banqueros y celebridades que en el caso de los ciudadanos de a pie, a quien nos afectan con celeridad sus leyes de juicios r¨¢pidos, donde el derecho a un juicio justo llega al esperpento, si no a la simple imposici¨®n de la ley sobre la presunci¨®n de inocencia, con la premisa de la amenaza y el castigo consecuente, utilizando los m¨ªnimos recursos posibles para aliviar de trabajo a los juzgados.
La prescripci¨®n no otorga un estatus de inocencia, sino la amnesia permanente del delito por parte del Estado simplemente por el tiempo transcurrido, un caparaz¨®n jur¨ªdico que alienta la demora de los juicios cuando hay alguien que tiene el poder de posponerlos. Pero trat¨¢ndose de pol¨ªticos, el Estado, o sea la congregaci¨®n de los ciudadanos en pos del bien com¨²n, no puede obviar la esencia de los hechos y por tanto repudiar moralmente al culpable con delito prescrito.
Estas prescripciones provocadas por la ¡°in-justicia¡± del sistema jam¨¢s ser¨¢n dignas, jam¨¢s ser¨¢n ejemplares y jam¨¢s ser¨¢n justas.¡ª Francisco Vicente Agull¨® S¨¢nchez.
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