Platos rotos
Estamos obligados a acomodarnos, como Di Mar¨ªa, el Rey o Cristina. Tambi¨¦n para aclarar puntos, la Reina acudi¨® a un estreno con deseos de ense?ar las u?as
El gran gesto de la semana ha sido el del jugador del Real Madrid ?ngel Di Mar¨ªa acomodando una buena parte de s¨ª mismo dentro del pantal¨®n corto propio de su deporte. Quienes lo vieron, durante el partido contra el Celta de Vigo, asumieron que era una respuesta ante la pitada que recib¨ªa por su juego en el Bernab¨¦u. Di Mar¨ªa explic¨® que no se trataba de algo ofensivo, sino un ¡°acomodo¡±. La intenci¨®n era otra, asentar o conciliar esa parte de su ser en el apasionado ajetreo del partido. Finalmente, el club no le sancion¨®, como sucede tambi¨¦n en otras instancias y con otros arreglos. Pero el gesto sintetiza el alma de 2014: el a?o del acomodo.
Aunque la bien armada y poco acomodaticia Jorgelina Cardoso, esposa de Di Mar¨ªa, marc¨® un golazo sacando las u?as en defensa del jugador, en general todos estamos obligados a acomodarnos a algo. Unos, a la supervivencia. Otros, como don Juan Carlos despu¨¦s de la Pascua Militar, al tartamudear en su discurso. Y probablemente a lo que tenga que acomodarse la infanta Cristina es a su arrolladora impopularidad. Hasta en un programa tan superprudente como Los desayunos de TVE, varios contertulios calificaron de soberbia y ego¨ªsta la actitud, el gesto, de la hija menor del Rey al convertir la imputaci¨®n en ¡°una l¨ªnea roja que al negarse a cruzar se ha vuelto condenatoria cuando en realidad es una citaci¨®n para aclarar puntos ante el juez¡±.
Tambi¨¦n para eso, aclarar puntos, la Reina acudi¨® al estreno de la pel¨ªcula sobre Vicente Ferrer con deseos de ense?arle las u?as, con una divertida manicura estampada de estrellitas, a los que recib¨ªan a las autoridades con el familiar abucheo. Ya dentro del cine, y lejos del ruido callejero, do?a Sof¨ªa le coment¨® a la conductora del pol¨¦mico programa Entre todos, To?i Moreno, especializado en beneficencia, que la hab¨ªa estado viendo esa misma tarde. Se entiende ese acomodaticio gesto de reina y madre que no sigue S¨¢lvame para evitar ver lo que le pasa a su hija con la ley y que prefiere sintonizar con los problemas de otras familias en crisis.
Muchos sospechan que poco se acomodar¨¢ con la declaraci¨®n de la Infanta si la mayor¨ªa de sus respuestas se ci?en al manido guion de ¡°no s¨¦¡± y ¡°no me acuerdo¡±. Pensar en eso hace temer que al se?or Miquel Roca se le recordar¨¢ m¨¢s por esta defensa que por su papel como redactor de la Constituci¨®n. El juez ya adelanta que ser¨¢ dif¨ªcil convencerle de la conexi¨®n entre una vajilla de 1.745 euros y las actividades de Aizoon, cuya tarjeta de cr¨¦dito abon¨® los platos. Si yo fuera el juez Castro, tirar¨ªa de la vajilla. En primer lugar porque cuando eliges una, es una declaraci¨®n de principios. ¡°Tu mesa es tu alma¡±, sostienen los gur¨²s de la decoraci¨®n. ?Pensaban usarla en cenas para encandilar futuros socios? Ya pose¨ªan una, regalo de la Diputaci¨®n de Castell¨®n, pero prefirieron otra para llevarse a EE UU. Ya hay quienes confirman que es ¡°tacky, pero con rollo¡±. Se?or juez: no hay nada que chifle m¨¢s a una se?ora bien que hablar de la vajilla en serio. Tire por ah¨ª, taza a taza, plato a plato, y seguro que la Infanta se vuelve m¨¢s colaboradora. Y sin romper nada.
Con la segunda imputaci¨®n, otras noticias se avinieron a la incomodidad de ser eclipsadas. Jesul¨ªn de Ubrique, por ejemplo, cumpli¨® cuarenta a?os acomod¨¢ndose a su papel en la pr¨®xima entrega de Torrente. Algunos programas de televisi¨®n le enviaron felicitaciones, pero orientadas m¨¢s a descubrir que esas negociantas que son su suegra y su esposa pudieran haber convencido a otro familiar de arriesgar su dinero en una inversi¨®n ruinosa. O sea, un peque?o Blue Jasmine, la excelente pel¨ªcula de Woody Allen sobre la crisis financiera, pero en la finca Ambiciones.
En otros pa¨ªses, las malas noticias generan acuerdos pol¨ªticos impensables. Tras el terrible asesinato de una Miss Venezuela, la actriz M¨®nica Spears, y de su exmarido ante su hija de cinco a?os, el Gobierno ha reconocido finalmente la apabullante escalada de inseguridad en el pa¨ªs, uno de los m¨¢s peligrosos del mundo. El asesinato coincide con una campa?a tur¨ªstica que promociona Venezuela como un destino ¡°ch¨¦vere¡±. Spears ven¨ªa precisamente de visitar una de las zonas con m¨¢s potencial tur¨ªstico, Los Llanos. En la reuni¨®n de emergencia convocada por el Gobierno, Nicol¨¢s Maduro acept¨® el gesto de estrechar la mano de su opositor, Henrique Capriles. Algo que, lejos de simbolizar un acuerdo, reflej¨® el temor mutuo a contagiarse de algo malo.
Mientras unos tratan de descansar o de amoldarse a la realidad despu¨¦s de la Pascua Militar, la ecl¨¦ctica princesa Letizia alivia la semana recuperando el tono en palacio. Es sabido que desde octubre Letizia trata de acercar un nuevo ritmo a La Zarzuela y es el zumba, una tonificante mezcla de ritmos tropicales y mucho movimiento de caderas que entusiasma a toda una generaci¨®n de europeas a la hora de mantenerse en forma. A su cu?ada, duquesa de Palma, le pill¨® m¨¢s la moda de practicar salsa y merengue en la etapa del Instituto N¨®os. Con tanto ritmo y tanta rumbera, al Rey no solo se le va la voz, sino que tambi¨¦n le zumban los o¨ªdos, mientras recupera la cadera.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.