Nada m¨¢s ¨²til que un apag¨®n estad¨ªstico
En el debate sobre el estado de la naci¨®n faltaron datos sobre la reforma laboral porque no existen
En el debate sobre el estado de la naci¨®n se dieron muchas cifras, pero brillaron por su ausencia algunas de las imprescindibles para saber qu¨¦ est¨¢ pasando en este pa¨ªs y cu¨¢l es el resultado real de las reformas que se han introducido. ?Qu¨¦ efectos, detallados, est¨¢ suponiendo la reforma laboral? ?Y las nuevas tasas judiciales? ?C¨®mo afectan a los pensionistas los pagos sanitarios?
Lo m¨¢s grave es que esos datos no se utilizaron en el debate simplemente porque muchos de ellos no existen. Porque en este pa¨ªs los Gobiernos siguen utilizando el apag¨®n estad¨ªstico como una forma de impedir que se pueda valorar, de manera cient¨ªfica, el resultado de algunas de sus pol¨ªticas, o decisiones que se toman a bombo y platillo, y que jam¨¢s pasan, despu¨¦s, los necesarios controles p¨²blicos de eficacia. Apag¨®n estad¨ªstico hubo cuando, durante el Gobierno de Aznar se interrumpieron las estimaciones del Instituto de Estudios Fiscales respecto a econom¨ªa sumergida, o cuando, bajo el de Zapatero, se suprimieron datos oficiales sobre la evoluci¨®n del precio de la vivienda.
Apag¨®n estad¨ªstico hay hoy, y muy grave, seg¨²n llevan meses denunciando numerosos especialistas, sobre las consecuencias de la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Rajoy. Samuel Bentolila y Marcel Jansen denunciaron ya en abril del a?o pasado en Nada es gratis, el interesante blog de la Fundaci¨®n de Estudios de Econom¨ªa Aplicada (FEDEA), que no se estaban publicando datos sobre algunas de las novedades introducidas por la reforma laboral y que se estaba suprimiendo ¡°la oferta de datos imprescindibles para evaluarla¡±. Esta misma semana, Florentino Felgueroso, desde la misma Fedea, lamenta que la Encuesta de Coyuntura Laboral desapareciera a finales de 2012, cuando cumpl¨ªa 16 a?os, como tambi¨¦n dej¨® de realizarse en 2010 la Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo (ECVT).
La obligaci¨®n de los organismos p¨²blicos de proporcionar el m¨¢ximo de datos posibles que permitan la valoraci¨®n independiente de las reformas legislativas es un rasgo de identidad de las democracias avanzadas. Y es extremadamente ¨²til, porque permite corregir a tiempo los efectos no deseados, modificar los elementos insuficientes y potenciar aquellos que m¨¢s beneficios supongan para los objetivos propuestos. Las autoridades espa?olas parecen siempre dispuestas a cortocircuitar los datos que puedan alimentar esa cr¨ªtica independiente sin comprender, o despreciando, que suelen llevar aparejadas aportaciones enriquecedoras.
La ¨²nica explicaci¨®n es que los pol¨ªticos tengan p¨¢nico a que los ciudadanos ejerzan su derecho a algo tan elemental como comparar
En el caso de la reforma laboral es evidente que la recopilaci¨®n exhaustiva de datos sobre los efectos que se vayan produciendo es un requisito imprescindible. Encuestas que no solo registren las altas y bajas, sino que acumulen informaci¨®n detallada sobre los nuevos contratos, comportamiento de las empresas seg¨²n tama?os, organizaci¨®n de los trabajadores, sistemas de formaci¨®n y promoci¨®n, discriminaci¨®n de g¨¦nero¡ Todo lo que ayude a comprender c¨®mo est¨¢ funcionando un mercado laboral, que, con un 26% de paro, constituye, y va a seguir constituyendo durante bastantes a?os, el principal problema de este pa¨ªs.
No es un problema exclusivo del Ministerio de Trabajo, por mucho que en ese caso sea escandaloso. Lo incre¨ªble es que en Espa?a muchos de los datos que afectan a la vida de los ciudadanos son propiedad de los Gobiernos (nacional, auton¨®mico o local) y que no hay manera de conseguir que se sistematicen y se hagan accesibles a nivel nacional (o federal, o como quieran llamarlo) tanto a esos ciudadanos como a los expertos. Lo rid¨ªculo es que en este pa¨ªs muchos especialistas se ven obligados a poner en pie sus propios sistemas de recogida de datos o a utilizar, de rebote, los servicios de estad¨ªstica de otros pa¨ªses, que, naturalmente, nunca son tan potentes como los que pueden organizar las Administraciones p¨²blicas.
La ¨²nica explicaci¨®n es que los pol¨ªticos tengan p¨¢nico a que los ciudadanos ejerzan su derecho a algo tan elemental como comparar. Comparar con datos es la manera de saber si las cosas van mejor o peor, no solo en las grandes cifras, sino en las m¨¢s detalladas, que son las que reflejan, implacablemente, sus verdaderas condiciones de vida.
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