Apolog¨ªa del sapo com¨²n y del socialismo democr¨¢tico
Los ensayos de George Orwell exploran los pensamientos que acabar¨ªan tomando cuerpo en sus obras m¨¢s conocidas
?En las letras inglesas William Shakespeare ha demostrado tener una salud p¨®stuma de hierro. Nadie duda en considerarlo un contempor¨¢neo. Sin embargo, algunos detectan candidatos menores a mostrar su relevancia m¨¢s all¨¢ del tiempo. Uno de los m¨¢s citados, en este sentido, es George Orwell. Un estudioso del concepto de reputaci¨®n literaria, John Rodden, sostiene que la figura y la obra de Orwell "irradia en nuevas direcciones y ofrece posibilidades ilimitadas" y considera su presencia cultural en la l¨ªnea de escritores de la talla de Goethe o el mismo Shakespeare. La permanencia de lo orwelliano parece reafirmarse en m¨²ltiples ocasiones. Lo hemos visto con los incontables impactos en internet relacionados con el caso Snowden o con la nueva ola de inter¨¦s a prop¨®sito de los treinta a?os de la publicaci¨®n de Mil novecientos ochenta y cuatro.
Orwell muri¨® en 1950, justo a tiempo de constatar el ¨¦xito inmediato de sus dos ¨²ltimas ficciones: La granja de los animales y Mil novecientos ochenta y cuatro. Sin embargo, la reconsideraci¨®n del autor como una figura intelectual de primer orden no se activ¨® hasta 1968 cuando apareci¨® una recopilaci¨®n de sus ensayos, periodismo y correspondencia. A partir de ah¨ª se revaloriz¨® el conjunto de su obra, en especial los textos de base autobiogr¨¢fica c¨®mo Homenaje a Catalu?a y los ensayos. Es significativo que Harold Bloom no tuviera empacho en afirmar: "Orwell, est¨¦ticamente considerado, resulta mucho mejor ensayista que escritor". C¨®mo tantos, Bloom intu¨ªa que hay algo en el Orwell ensayista que tiene relaci¨®n directa con los mecanismos de la literatura, quiz¨¢s porque la prosa orwelliana utiliza con astucia lo que Bernard Crick _su primer bi¨®grafo_ calific¨® como un "yo ficcional". Sea como sea, la persistencia contra pron¨®stico de Orwell causar¨ªa sorpresa entre sus contempor¨¢neos. Auden, Greene, Isherwood, Waugh, por citar s¨®lo algunos, aparecen hoy como referencias menores en relaci¨®n al autor cuyos ensayos completos acaban de publicarse en espa?ol (Debate). La reputaci¨®n literaria y cultural de Orwell como, por supuesto, su influencia pol¨ªtica, se ha ido consolidando como victoria p¨®stuma. Quiz¨¢s las cosas no pod¨ªan ser de otro modo para un hombre que muri¨® a los 46 a?os y que estuvo dotado de una inteligencia combativa que le hizo remar a la contra sin remedio. Como se?al¨® el malogrado Christopher Hitchens, Orwell fue precoz en los tres frentes que marcaron las luchas pol¨ªticas de su tiempo, es decir, fue pionero en la denuncia antiimperialista, la antifascista y, por supuesto, la antiestalinista.
"Escribo porque existe alguna mentira que aspiro a denunciar", desvel¨® el autor de Homenaje a Catalu?a
El ensayo sirvi¨® a Orwell para explorar tentativamente l¨ªneas de pensamiento que acabaron tomando forma en sus libros m¨¢s conocidos y configurando la cualidad poli¨¦drica de sus intereses intelectuales. En su atenci¨®n a la cultura popular (El arte de Donald McGill o Raffles y Miss Blandish) algunos han visto la g¨¦nesis de los estudios culturales; Matar a un elefante o Un ahorcamiento prefiguran su cr¨ªtica al colonialismo; las reflexiones ensay¨ªsticas sobre el lenguaje pol¨ªtico (La pol¨ªtica y la lengua inglesa) son embriones que se desarrollan en sus novelas contra el totalitarismo; La reivindicaci¨®n de un patriotismo democr¨¢tico (Mi pa¨ªs, a derechas o a izquierdas) matiza y aparece compatible con su defensa del igualitarismo y las ideas socialistas; Su apego a los placeres simples y los valores tradicionales _lo que Crick llam¨® "una intensidad casi metaf¨ªsica" sobre el valor de las cosas ordinarias_ (Una buena taza de t¨¦, Apolog¨ªa de la chimenea) est¨¢ en la base de su defensa de la common decency, el concepto que el fil¨®sofo Bruce B¨¦gout rastrea en Orwell para elevarlo a la "¨²nica esperanza de renovaci¨®n pol¨ªtica y social de Occidente"; Est¨¢n, en fin, sus diversos ensayos de notas y recuerdos de la guerra civil espa?ola _"en los que cada l¨ªnea es importante", en expresi¨®n de Sempr¨²n_ que afinan el valor testimonial de Homenaje a Catalu?a, "ese libro extraordinario" (Sempr¨²n, de nuevo)¡ En su conjunto, los ensayos orwellianos proyectan una luz ulterior a la obra del escritor y sugieren una irradiaci¨®n que refuerza, acaso explica, sus logros literarios, culturales y pol¨ªticos.
Resulta sorprendente constatar que uno de sus ensayos m¨¢s tempranos, Un ahorcamiento (1931), publicado antes que Eric Blair tomara el seud¨®nimo de George Orwell, sirviera a David Lodge como estudio de caso para identificar los componentes literarios de un texto en sus influyentes estudios de teor¨ªa literaria. La fascinante aplicaci¨®n de mecanismos propios de la ficci¨®n a experiencias autobiogr¨¢ficas es una de las aportaciones clave de la escritura orwelliana. Es la operaci¨®n que se apunta en uno de los ensayos imprescindibles, Por qu¨¦ escribo, en el que confiesa su aspiraci¨®n de convertir la escritura pol¨ªtica en un arte: "Mi punto de partida es siempre un sentimiento de parcialidad, una sensaci¨®n de injusticia (¡) Escribo porque existe alguna mentira que aspiro a denunciar, alg¨²n hecho sobre el cual quiero llamar la atenci¨®n, y mi preocupaci¨®n inicial es hacerme o¨ªr. Pero no podr¨ªa realizar el trabajo (¡) si no fuera, adem¨¢s, una experiencia est¨¦tica".
Si tuviera que escoger la mejor destilaci¨®n posible de la obra ensay¨ªstica de Orwell, a¨²n sabiendo que los hay m¨¢s importantes, me inclinar¨ªa por los inolvidables ocho par¨¢grafos que constituyen el breve Algunas reflexiones sobre el sapo com¨²n (1946). Cuesta imaginar una invitaci¨®n a la primavera m¨¢s ligera de lirismo afectado y m¨¢s rellena de sentido pol¨ªtico. Orwell nos presenta un sapo que, despu¨¦s del largo ayuno invernal, presenta el aspecto de "un anglocat¨®lico estricto hacia el final de la Cuaresma" y con urgencias biol¨®gicas que cumplir¡ "mientras las bombas at¨®micas se amontonan en las f¨¢bricas, la polic¨ªa patrulla las ciudades y las mentiras brotan a chorro de los meg¨¢fonos". Pocas veces el amor por la naturaleza, la intenci¨®n pol¨ªtica, la buena prosa y el sentido del humor han cristalizado en un ensayo breve. Son cualidades que uno encuentra, casi siempre, en el mejor Orwell. El de los ensayos.
Miquel Berga es profesor de Literatura Inglesa de la Universidad Pompeu Fabra, Barcelona
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