Picaresca y necesidad
La Ley de Dependencia, de 2006, se aprob¨® en plena bonanza. Ahora que toca gestionar la precariedad hay que extremar los controles
La Comunidad de Madrid ha detectado en dos a?os casi 6.000 casos de ayudas a la Dependencia que se estaban recibiendo indebidamente. Las situaciones m¨¢s extremas son las de familiares que, una vez fallecidos los beneficiarios, segu¨ªan cobrando.
La Administraci¨®n aut¨®noma ha reclamado a los herederos de estas personas cinco millones de euros y ya ha recuperado la mitad del dinero. De los seis millones y medio de habitantes que tiene la Comunidad de Madrid, el 1,3% percibe alg¨²n tipo de ayuda amparada en la Ley de Dependencia: familiares-cuidadores de enfermos, personas que requieren asistencia domiciliaria o usuarios que acudena los centros de d¨ªa.
En 2012, la comunidad destin¨® de promedio 14.300 euros por dependiente (la media nacional fue de 9.200). Puede ser que la picaresca est¨¦ detr¨¢s de algunos de estos cobros irregulares y fraudulentos, pero muchas de las anomal¨ªas detectadas tienen un origen bien identificado: el descontrol de la Administraci¨®n.
A veces, la descoordinaci¨®n ¡ªen forma de duplicidades¡ª juega a favor del beneficiario. Pero no son pocos los casos en los que la burocracia causa que el dependiente reciba una ayuda a la que tiene derecho cuando ya ha muerto.
El Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso) alertaba a principios de a?o de que casi 190.000 personas que ten¨ªan reconocido el derecho a alguna de las ayudas recogidas en la ley segu¨ªan aguardando. La media de espera viene a ser de ocho meses, y no solo por el embrollo del papeleo, sino porque las Administraciones carecen de financiaci¨®n suficiente y han cortado el grifo a uno de los colectivos m¨¢s d¨¦biles: los mayores con discapacidades.
La Ley de Dependencia, de 2006, fue un gran avance del Gobierno de Zapatero. Se aprob¨® ¡ªsin claridad sobre su financiaci¨®n¡ª en plena bonanza y por eso ha sido una de las que m¨¢s ha acusado la crisis. Ahora que toca gestionar la precariedad hay que extremar los controles: para que no cobren los fallecidos, pero tambi¨¦n para que quienes necesitan ayuda la reciban antes de que se mueran.
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