La era del carb¨®n toca a su fin
China, EE UU y la UE est¨¢n enviando una se?al poderosa para reducir las emisiones
La reuni¨®n internacional sobre cambio clim¨¢tico celebrada en Lima ha finalizado con un modesto compromiso. Todos los pa¨ªses presentar¨¢n en los pr¨®ximos meses sus respectivos objetivos de mitigaci¨®n de emisiones para el periodo posterior a 2020, si bien sin obligaci¨®n de aportar detalles cr¨ªticos. Naciones Unidas integrar¨¢ esa informaci¨®n en un documento base que presentar¨¢ en Par¨ªs y la comunidad internacional podr¨¢ conocer si los objetivos son suficientes para preservar el umbral de seguridad de los dos grados cent¨ªgrados.
El encuentro en Per¨² ha tenido lugar escasas semanas despu¨¦s del hist¨®rico acuerdo presentado por los presidentes de Estados Unidos y de China, Barack Obama y Xi Jinping, sobre la mitigaci¨®n de emisiones por parte de sus respectivos pa¨ªses. El acuerdo entre ambas potencias s¨ª ha modificado el tablero de la pol¨ªtica clim¨¢tica internacional al poner fin a un profundo desencuentro sobre el tema, que ha condicionado de manera muy negativa la agenda clim¨¢tica global a lo largo de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas.
Estados Unidos se ha propuesto reducir sus emisiones un 26%-28% en 2025 respecto al a?o 2005. China, por su parte, se ha fijado el objetivo de disminuir sus emisiones en cifras absolutas a partir de 2030; y si es posible, antes. Asimismo, que las fuentes de energ¨ªa no generadoras de emisiones supongan al menos el 20% de su mix energ¨¦tico. Este ¨²ltimo objetivo implica que las renovables (e¨®lica y solar), la nuclear y quiz¨¢s otras tecnolog¨ªas cero-emisiones, como la captura y secuestro del carbono, alcancen una cifra equiparable a su actual parque de generaci¨®n el¨¦ctrica basado en el carb¨®n (alrededor de 1.000 gigavatios).
Es preciso recordar que el 85% del sistema de generaci¨®n el¨¦ctrica de China se basa en dicho combustible, consumiendo tanto como el resto del mundo junto. La ¨²nica manera de hacer realidad su doble objetivo es que su sistema de generaci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica disminuya de manera dr¨¢stica la dependencia del carb¨®n en los pr¨®ximos a?os. En consecuencia, un importante mensaje impl¨ªcito en el acuerdo entre China y Estados Unidos es que Todo Bajo el Cielo se dispone a modificar el modelo energ¨¦tico-el¨¦ctrico con el que ha alimentado su colosal despegue industrial a lo largo de los ¨²ltimos 35 a?os.
El camino hacia Par¨ªs est¨¢ plagado de dificultades, pero hay motivos para la esperanza
Cuando el presidente chino m¨¢s poderoso desde los tiempos de Mao Zedong ha dado su imprim¨¢tur personal a un acuerdo presentado junto al presidente de los Estados Unidos, quiere decir que la decisi¨®n no tiene marcha atr¨¢s. Estamos ante una determinaci¨®n que se?ala el principio del fin de la era del carb¨®n no s¨®lo en China, sino en gran medida a nivel mundial.
Los compromisos de ambos pa¨ªses fueron presentados poco despu¨¦s de que el Consejo Europeo hiciese p¨²blica su decisi¨®n vinculante de reducir en 2030 las emisiones de la UE-28 en un 40% respecto a las del a?o de referencia, 1990. La buena noticia es que los objetivos hechos p¨²blicos por la Uni¨®n Europea, China y Estados Unidos suponen, si son eficazmente implementados, descartar la trayectoria de emisiones prevista en el escenario m¨¢s pesimista de los analizados por el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Clim¨¢tico (IPCC) en sus informes de 2013 y 2014. China, Estados Unidos y la Uni¨®n Europea son responsables del 46% de las emisiones totales (datos del World Resources Institute, 2014). En consecuencia, si cumplen sus objetivos arrastrar¨¢n consigo la din¨¢mica de emisiones globales hacia una trayectoria menos disruptiva que la mencionada.
Al mismo tiempo, la Uni¨®n Europea, China y Estados Unidos han enviado una se?al poderosa hacia el resto de actores decisivos. Si pa¨ªses como India, Rusia, Indonesia, Brasil y Jap¨®n (los cinco grandes emisores siguientes) adoptan tambi¨¦n objetivos significativos de mitigaci¨®n, se podr¨ªa salir de la cumbre de Par¨ªs con una esperanza razonable en la reconducci¨®n de la crisis del clima. En ese sentido, hay que recordar que entre los cuatro grupos de escenarios dibujados por el IPCC el ¨²nico que garantiza, con una probabilidad razonable, el umbral de seguridad de los dos grados cent¨ªgrados implica alcanzar un m¨¢ximo de emisiones hacia el a?o 2020, iniciando un importante descenso de las mismas hasta situar las emisiones netas en cero hacia 2070.
Par¨ªs puede proporcionar un acuerdo pol¨ªticamente vinculante, si bien no es realista esperar que tenga rango de tratado internacional. La experiencia de Estados Unidos con el Protocolo de Kioto fue muy frustrante y no van a repetirla. El Gobierno, tras aprobarlo, se encontr¨® con la oposici¨®n frontal del Senado a la hora de la ratificaci¨®n. En consecuencia, la filosof¨ªa con la que est¨¢ madurando el posible acuerdo entre las capitales se basa en el criterio de que las decisiones nacionales sean adoptadas por los Gobiernos respectivos. Descartada la posibilidad de un tratado, la verdadera dificultad pol¨ªtica del acuerdo va a pivotar sobre la existencia de un control internacional vinculante respecto a la cuantificaci¨®n, el reporte y la supervisi¨®n de las emisiones.
El camino hacia Par¨ªs contin¨²a plagado de dificultades. Ahora bien, tras las importantes decisiones adoptadas por la Uni¨®n Europea, Estados Unidos y China hay motivos para la esperanza. Par¨ªs, la ciudad de la luz, bien vale el esfuerzo.
Antxon Olabe Ega?a es economista ambiental y ensayista.
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