La nueva fiebre del oro arrasa 1.300 km<sup>2</sup> de selva en Sudam¨¦rica
La mayor demanda del metal como refugio de los millonarios dispara la deforestaci¨®n

La puertorrique?a Nora ?lvarez rememora el d¨ªa de julio de 2014 en el que cruz¨® Guacamayo, una de las mayores minas de oro ilegales del mundo, a lomos de una motocicleta. ¡°Fue horrible. Donde antes hab¨ªa selva virgen, hab¨ªa un desierto de arena blanca¡±, recuerda. Fueron 15 kil¨®metros de peligrosa traves¨ªa por un paisaje apocal¨ªptico de dunas incrustado en unos bosques centenarios, con ¨¢rboles de hasta 30 metros de altura.
Guacamayo se encuentra en la regi¨®n amaz¨®nica peruana Madre de Dios, apodada con sorna ¡°Desmadre de Dios¡± por algunos de sus habitantes. Documentos del Gobierno peruano calculaban ya en 2010 que unos 12.000 mineros, la tercera parte ilegales y muchos de ellos violentos, buscaban oro en sus entra?as con la ayuda de bulldozers. Madre de Dios es uno de los epicentros de la nueva fiebre del oro mundial que se ha convertido en una ¡°amenaza para los bosques tropicales¡±, seg¨²n ?lvarez, investigadora en ciencias ambientales de la Universidad de Puerto Rico.
La miner¨ªa del oro ha arrasado 1.300 kil¨®metros cuadrados de selva desde el inicio de la crisis econ¨®mica en 2007, acaba de calcular la cient¨ªfica puertorrique?a con im¨¢genes de sat¨¦lite. Es una superficie equivalente a m¨¢s de dos veces la ciudad de Madrid. El estudio, publicado hoy en la revista Environmental Research Letters, ha detectado cuatro puntos calientes que concentran el 90% de la deforestaci¨®n: los bosques h¨²medos guayaneses distribuidos por Surinam, Guyana, Guayana Francesa y Venezuela (41%), la selva amaz¨®nica suroccidental en Per¨² (28%), la regi¨®n amaz¨®nica brasile?a entre los r¨ªos Tapaj¨®s y Xing¨² (11%) y los bosques h¨²medos del Magdalena-Urab¨¢ en Colombia (9%).
¡°Actualmente, la miner¨ªa del oro es una de las principales causas de deforestaci¨®n en algunos de los bosques tropicales m¨¢s importantes de Sudam¨¦rica¡±, denuncia ?lvarez. Su trabajo muestra que la destrucci¨®n se ha disparado desde el inicio de la crisis. Antes, entre 2001 y 2006, la deforestaci¨®n por el oro afect¨® a solo 377 kil¨®metros cuadrados.

La propia investigadora se?ala a los culpables de esta nueva fiebre del oro: la mayor venta de joyas, sobre todo en China e India, y la propia crisis econ¨®mica, que ha hecho que los multimillonarios inviertan en el metal amarillo como valor refugio. Y esta mayor demanda de oro ha multiplicado su precio. En 2000, la onza de oro, unos 31 gramos, se pagaba a 250 d¨®lares. En 2013, alcanz¨® los 1.300 d¨®lares.
La multiplicaci¨®n por cinco del precio del oro ha hecho que ahora sea rentable extraerlo incluso del subsuelo bajo las selvas v¨ªrgenes m¨¢s remotas, expone ?lvarez. ¡°El departamento peruano de Madre de Dios, una de las zonas con mayor riqueza biol¨®gica de la Tierra, perdi¨® 400 kil¨®metros cuadrados de bosques entre 1999 y 2012 debido a la miner¨ªa del oro¡±, advierte su estudio. All¨ª, ¡°una hect¨¢rea de selva puede albergar 300 especies de ¨¢rboles¡±, afirma ?lvarez.
Madre de Dios, con 575 especies de aves y bautizada ¡°la capital de la biodiversidad del Per¨²¡± por las autoridades, ha dejado adem¨¢s de ser una zona remota, gracias a la llegada de la nueva Carretera Interoce¨¢nica, que conecta con Brasil. ¡°La construcci¨®n de esta importante v¨ªa terminar¨¢ con el aislamiento en que se encuentra la regi¨®n Madre de Dios por tanto tiempo olvidada¡±, afirma el Ministerio de Transportes peruano.

?lvarez alerta de que un tercio de la deforestaci¨®n por el oro en Sudam¨¦rica se ha producido a menos de 10 kil¨®metros de zonas estrictamente protegidas ¡ªcomo los parques nacionales Rio Novo (Brasil) y Bahuaja Sonene (Per¨²)¡ª, envenen¨¢ndolas con el mercurio que se emplea para extraer el oro de la roca. Esta contaminaci¨®n tambi¨¦n afecta la salud de la poblaci¨®n. En Madre de Dios, un estudio de la investigadora Katy Ashe, de la Universidad de Stanford (EEUU), detect¨® en 2012 elevados niveles de mercurio en personas que viv¨ªan a cientos de kil¨®metros de las minas.
¡°No quisiera dar la impresi¨®n de que estoy demonizando a los mineros. Muchos mineros independientes que he conocido, artesanales o de peque?a escala, est¨¢n dispuestos a llevar a cabo una miner¨ªa responsable con el ambiente y la sociedad¡±, subraya la ambient¨®loga puertorrique?a, que firma su estudio con su colega Mitchell Aide.
Adem¨¢s, ?lvarez recuerda que, pese a sus altos costes medioambientales, la miner¨ªa del oro es importante para las econom¨ªas de algunos pa¨ªses de Sudam¨¦rica. En Colombia, el sector genera 140.000 puestos de trabajo, seg¨²n el Centro de Estudios y Documentaci¨®n Latinoamericanos, con sede en Amsterdam (Pa¨ªses Bajos). En Surinam, 60.000 personas viven del oro.
¡°Para reducir la deforestaci¨®n que se est¨¢ produciendo con el fin de extraer oro en bosques tropicales, es importante que los consumidores sean conscientes de los impactos ambientales y sociales de comprar joyas de oro o invertir en oro¡±, sentencia ?lvarez.

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