Israel y el pacto con Ir¨¢n
Netanyahu no es la causa, sino el producto de un pa¨ªs acostumbrado a tomar malas decisiones sin sufrir las consecuencias. Al acusar de ingenuos a los firmantes del acuerdo nuclear, ha insultado a su benefactor, EE UU, y a sus aliados europeos
Con la reanudaci¨®n de las sesiones del Congreso de Estados Unidos despu¨¦s de la pausa veraniega, el presidente Obama ya dispone de los votos suficientes para llevar a la pr¨¢ctica el pacto nuclear firmado con Ir¨¢n el 14 de julio. El primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, que encabez¨® la campa?a para impedir el acuerdo ¡ªa veces hasta extremos melodram¨¢ticos¡ª, ha sido derrotado, al menos por ahora. Pero es necesario conocer los fundamentos de esa campa?a, porque tiene connotaciones no solo para EE?UU sino tambi¨¦n para Europa, que no se limitan a la cuesti¨®n nuclear iran¨ª.
Resulta c¨®modo explicar la posici¨®n israel¨ª como una combinaci¨®n de dos factores: que Ir¨¢n es una amenaza especialmente peligrosa para Israel, y que ese es el estilo personal de Netanyahu, un pol¨ªtico neoconservador del ala m¨¢s dura, propenso a las exageraciones y el alarmismo. Pero esa es una explicaci¨®n manida e insuficiente, que muestra la incapacidad de comprender el rumbo emprendido por Israel y es un p¨¦simo modelo por el que guiarse en el futuro.
No cabe duda de que Israel e Ir¨¢n son adversarios: Ir¨¢n ha ejercido el terror contra Israel y la ret¨®rica de sus dirigentes es con frecuencia inaceptable. Pero eso no significa que amenace su existencia, como tantas veces se asegura. Israel tiene enorme superioridad militar sobre Ir¨¢n y los grupos que patrocina, y ¡ªaunque se habla poco de ello¡ª es Israel, y no Ir¨¢n, el que posee un arsenal nuclear muy desarrollado. Adem¨¢s, el papel de Ir¨¢n en la regi¨®n no era el objetivo del pacto nuclear. Israel fue el que m¨¢s insisti¨® en que las negociaciones hablaran exclusivamente del programa nuclear y rechaz¨® cualquier iniciativa de di¨¢logo m¨¢s amplio sobre los problemas regionales o sobre temas concretos como Siria, el EI, L¨ªbano o Yemen. De modo que, en gran parte, su cr¨ªtica del acuerdo es un rechazo (no reconocido) a la propia estrategia que hab¨ªa exigido al P5+1.
Sobre los detalles del pacto, los argumentos de Netanyahu suenan falsos. Despu¨¦s de m¨¢s de veinte a?os asegurando que la bomba iran¨ª es cuesti¨®n de meses, ahora desprecia un acuerdo que establece m¨¢s prohibiciones, restricciones y mecanismos de vigilancia que nunca, durante 15 a?os, e impone las limitaciones e inspecciones permanentes del TNP pasado ese plazo.
Aunque la comunidad internacional no suele tenerlo en cuenta, en Israel, si bien los pol¨ªticos y comentaristas se han manifestado en contra del acuerdo, los cient¨ªficos y expertos en seguridad se han mostrado muy partidarios. El principal experto nuclear de Israel, Uzi Even ¡ªantiguo teniente coronel en las Fuerzas de Defensa Israel¨ªes, profesor de F¨ªsica y antiguo responsable cient¨ªfico del equipo del reactor de Dimona¡ª, asegura tras un an¨¢lisis detallado que ¡°el acuerdo cierra todos los caminos que conozco para obtener la bomba¡±; el antiguo jefe del Mosad Efraim Halevy dice que Ir¨¢n ha aceptado ¡°el r¨¦gimen de supervisi¨®n m¨¢s invasivo del mundo¡± y que el pacto ¡°incluye elementos cruciales para la seguridad de Israel¡±. Otros antiguos responsables de los servicios de seguridad coinciden, y, seg¨²n varias informaciones de prensa, los servicios de inteligencia actuales del ej¨¦rcito y el Mosad han valorado el tratado de forma muy positiva. Para comprender el rechazo de Netanyahu hay que valorar la situaci¨®n regional de Israel, acostumbrado a un grado de hegemon¨ªa regional y libertad de actuaci¨®n ¡ªsobre todo militar¡ª notable. Es normal que los israel¨ªes no quieran renunciar a ese poder. Su posici¨®n ha sido posible gracias a la importancia de EE?UU en la regi¨®n, que obligaba a otros pa¨ªses a escoger entre ser sus aliados y, por tanto, llevarse bien con Israel, o enfrentarse y terminar aislados o algo peor.
La alternativa que ofrec¨ªa Jerusal¨¦n no era una soluci¨®n diplom¨¢tica, sino un cambio de r¨¦gimen
Esa ecuaci¨®n no pod¨ªa mantenerse indefinidamente, pero en una regi¨®n y un mundo que cambian a toda velocidad, Israel se aferra a un modelo que necesita el dominio por la fuerza de EE?UU en lugar de la diplomacia y la distensi¨®n. Israel ha insistido en contar con un mundo ¨¢rabe est¨¢tico e incapaz de presionar en la cuesti¨®n palestina, junto a un Ir¨¢n sancionado; la alternativa que propon¨ªa no era una soluci¨®n diplom¨¢tica, sino un cambio de r¨¦gimen.
Los argumentos de las diatribas israel¨ªes contra el pacto nuclear parecen tan irreales porque lo son. La culpa no es solo de Netanyahu. El primer ministro no es la causa, sino el producto de un Israel tan acostumbrado a la impunidad, al riesgo moral de tomar malas decisiones sin sufrir consecuencias, que cada vez act¨²a de forma m¨¢s extremista y perjudicial para sus aliados y para sus propios intereses. Al acusar de ingenuos a los firmantes del acuerdo nuclear, Israel no solo ha insultado a su benefactora, la Casa Blanca, sino tambi¨¦n a sus principales aliados europeos.
La mejor forma de comprender la injustificada indignaci¨®n de Israel es fijarse en su reacci¨®n cuando se critica su tratamiento de los palestinos en los territorios ocupados. Tambi¨¦n en este aspecto falta una verdadera oposici¨®n pol¨ªtica a Netanyahu. Los dos principales l¨ªderes de la oposici¨®n ¡ªel laborista Yitzhak Herzog y Yair Lapid, del partido Yesh Atid¡ª evitan ofrecer una alternativa de seguridad nacional a las pol¨ªticas de una derecha cada vez menos realista. El debate se centra m¨¢s en la imagen de Israel que en c¨®mo acabar con los asentamientos y las violaciones del derecho internacional en los territorios ocupados.
Europa debe asumir con Netanyahu posturas m¨¢s en¨¦rgicas respecto a la cuesti¨®n palestina
Decenios de consentir ¡ªincluso por parte de los amigos de Israel en Europa¡ª pol¨ªticas controvertidas han convencido a los israel¨ªes de que pueden hacer lo que quieren. Ahora vemos los frutos de esa impunidad que, a largo plazo, no le hace ning¨²n favor al pa¨ªs. Por supuesto, EE?UU ha sido el m¨¢s tolerante. El papel de los grupos de presi¨®n bien financiados en la pol¨ªtica norteamericana hace que la cuesti¨®n de Israel se aborde de forma tan poco l¨®gica como el control de armas. Pero Europa tambi¨¦n es responsable, y puede hacerlo mucho mejor. Por ejemplo, a pesar de las condenas ret¨®ricas de la pol¨ªtica de asentamientos, los europeos ni siquiera se han puesto de acuerdo para hacer algo relativamente f¨¢cil como etiquetar los productos de consumo procedentes de esos lugares.
Europa no solo debe respaldar firmemente el acuerdo nuclear, fomentar la desaparici¨®n de las armas de destrucci¨®n masiva y dialogar con Ir¨¢n sobre temas regionales, sino tambi¨¦n asumir posturas m¨¢s en¨¦rgicas en la cuesti¨®n palestina, empezando por aislar las transacciones con Israel de su pol¨ªtica de ocupaci¨®n y asentamientos y distinguir entre Israel y los asentamientos en todas sus relaciones. Esto no significa despreciar las leg¨ªtimas necesidades y preocupaciones israel¨ªes en materia de seguridad, pero s¨ª abandonar la tolerancia hacia sus pol¨ªticas m¨¢s discutibles y, tal vez, impedir que el extremismo siga avanzando cuando la poblaci¨®n empiece a calcular las ventajas y los inconvenientes de las pol¨ªticas de sus dirigentes.
Daniel Levy es director del Programa sobre Oriente Pr¨®ximo y Norte de ?frica, Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR)
Traducci¨®n de Mar¨ªa L. Rodr¨ªguez Tapia.
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