Hay luz al final del bistur¨ª
No es nada sencillo para un neurocirujano diferenciar entre tejido canceroso y tejido sano. Pero esto est¨¢ a punto de cambiar gracias a un escorpi¨®n, Amazon.com y el legado de una ni?a moribunda

En el a?o 2004, el Dr. Richard Ellenbogen pas¨® casi 20 horas seguidas operando el tumor cerebral de una chica de 17 a?os. Al final, confundi¨¦ndolos con tejido cerebral sano, dej¨® restos tumorales considerables sin extraer. El c¨¢ncer regres¨® menos de un a?o m¨¢s tarde y la joven falleci¨®.
La misma semana en que muri¨® la chica, Ellenbogen presentaba su caso en la reuni¨®n semanal de su equipo en el Hospital Infantil de Seattle. Frustrado, afirm¨®: "Tiene que haber una forma de extraer una mayor cantidad de tumor y de respetar m¨¢s cerebro sano". No consegu¨ªa sacudirse la sensaci¨®n de haber podido extraer a¨²n m¨¢s tejido tumoral. Ellenbogen se enfrentaba entonces a un dilema: si retiraba m¨¢s tejido y eliminaba m¨¢s tumor, arriesgaba arrastrar m¨¢s tejido sano consigo y dejar a la chica gravemente discapacitada. Los neurocirujanos han de ser agresivos y alcanzar a menudo distancias y profundidades m¨¢s all¨¢ de su zona de confort, pero sin perder nunca de vista el precepto bajo el que operan: "La prioridad es no hacer da?o".
Los primeros casos registrados de c¨¢ncer mostraron c¨®mo, ya en el antiguo Egipto, se utilizaba la cauterizaci¨®n (quemando el tejido y sellando las heridas con instrumentos al rojo vivo) para destruir tumores y tratar una variedad de infecciones, enfermedades y lesiones sangrantes. Hasta mediados del siglo XVIII, la cirug¨ªa era la ¨²nica opci¨®n eficaz para hacer frente a diversas condiciones. Esto era, como demuestra el caso de Madame Frances d'Arblay (una novelista inglesa residente en Par¨ªs) muy complicado y doloroso.
En 1846, la introducci¨®n del ¨¦ter como anest¨¦sico acab¨® con el dolor. Tal fue su impacto que los siguientes cien a?os se conocer¨ªan como ¡°el siglo del cirujano¡±. A pesar de ello, todav¨ªa hoy, en el siglo XXI, un neurocirujano cuenta con poco m¨¢s que su vista y su tacto para guiarlo en la extracci¨®n de tumores
Antes de la operaci¨®n, en 1811, el m¨¦dico de d'Arblay opt¨® por no ocultarle el dolor extenuante al que se enfrentar¨ªa durante su tratamiento; una mastectom¨ªa sin anestesia contra su avanzado c¨¢ncer de mama. "Debe usted saber que va a sufrir. No voy a enga?arla: sufrir¨¢; ?sufrir¨¢ mucho!". D'Arblay lo describi¨® m¨¢s tarde: "Cuando el terrible acero se hundi¨® en mi pecho, atravesando venas, arterias, carne y nervios, no necesit¨¦ que me dieran permiso para dar rienda suelta a mi llanto: comenc¨¦ un grito que dur¨® imparable todo el tiempo de incisi¨®n... Sent¨ª el aire como una masa de pu?ales, diminutos pero afilados, que iban rasgando los bordes de la herida¡±. Aun as¨ª, la operaci¨®n fue un ¨¦xito y d'Arblay sobrevivi¨® otros 29 a?os.
En 1846, la introducci¨®n del ¨¦ter como anest¨¦sico acab¨® con el dolor. Tal fue su impacto que los siguientes cien a?os se conocer¨ªan como ¡°el siglo del cirujano¡±. A pesar de ello, todav¨ªa hoy, en el siglo XXI, un neurocirujano cuenta con poco m¨¢s que su vista y su tacto para guiarlo en la extracci¨®n de tumores.
Las diferencias entre c¨¦lulas normales y cancerosas son a menudo tan ¨ªnfimas que parecen pr¨¢cticamente indistinguibles. Seg¨²n Ellenbogen, dentro de la masa blanda y gelatinosa del cerebro, las c¨¦lulas tumorales pueden parecer "trozos de fruta en gelatina". Los tumores cerebrales suelen ser ligeramente m¨¢s firmes y mostrar una textura ligeramente m¨¢s correosa. Aunque, tambi¨¦n a veces, el tumor tiene la misma textura que el tejido cerebral. Uno podr¨ªa distinguirlos por el color, pero incluso entonces la diferencia puede ser m¨ªnima. Ellenbogen nos habla de un paciente cuyo tumor era apenas distinguible del resto del cerebro, salvo por una pizca de amarillo en las c¨¦lulas tumorales.

Existen varias tecnolog¨ªas de imagen que permiten a los cirujanos ver el interior del cuerpo antes de cortar, la mayor¨ªa fueron dise?adas para ayudar con el diagn¨®stico del c¨¢ncer. El ultrasonido, que obtiene sus im¨¢genes haciendo rebotar ondas sonoras de alta frecuencia en las estructuras internas del cuerpo, fue estrenado en 1942 por Karl Dussik, un neur¨®logo de la Universidad de Viena que trataba de localizar tumores cerebrales imitando, en esencia, el m¨¦todo que utilizan los murci¨¦lagos para volar en la oscuridad. El 1 de octubre de 1971, la primera tomograf¨ªa computarizada (TC) de rayos X ayud¨® a identificar un tumor del l¨®bulo frontal, mediante la producci¨®n de im¨¢genes de corte transversal del cerebro del paciente. Las tomograf¨ªas computarizadas son muy efectivas a la hora de representar materiales densos como la sangre o el hueso, por lo que los cirujanos se sirven de ellas cuando, por ejemplo, est¨¢n preocupados por una hemorragia cerebral, un trauma que haya podido da?ar el hueso, o bien tumores en los que los huesos hayan podido verse afectados.
Las diferencias entre c¨¦lulas normales y cancerosas son a menudo tan ¨ªnfimas que parecen pr¨¢cticamente indistinguibles. Seg¨²n Ellenbogen, dentro de la masa blanda y gelatinosa del cerebro, las c¨¦lulas tumorales pueden parecer "trozos de fruta en gelatina"
Una t¨¦cnica que se usa con frecuencia en la obtenci¨®n de im¨¢genes internas del cuerpo, especialmente de tejidos blandos como el cerebro, es la resonancia magn¨¦tica (RM). Mediante una combinaci¨®n de ondas de radio y un poderoso campo magn¨¦tico, la RM proporciona informaci¨®n sobre el lugar donde se encuentra el tumor y c¨®mo encaja ¨¦ste con respecto al resto de las estructuras importantes del cuerpo. Una versi¨®n m¨¢s en tiempo real, la llamada RM funcional, se ha utilizado tambi¨¦n para tratar de bosquejar las zonas sobre las que es seguro operar, y ya que estas exploraciones pueden definir m¨¢s o menos qu¨¦ ¨¢reas del cerebro se ver¨¢n afectadas seg¨²n su funci¨®n, los cirujanos pueden ofrecer a los pacientes una mejor idea de lo que cabr¨ªa esperar durante el proceso recuperaci¨®n.
La RM funcional se utiliza, cada vez con m¨¢s frecuencia, en combinaci¨®n con la RM intraoperatoria, una t¨¦cnica desarrollada hace unos 20 a?os con la que se toman im¨¢genes a intervalos durante la cirug¨ªa, para comprobar el progreso del procedimiento. Esto contribuye a reducir el riesgo tanto de cirug¨ªas da?inas como incompletas, asegura Conor Mallucci, un neurocirujano pediatra, asesor en el Hospital Infantil Alder Hey en Liverpool, Reino Unido, y a?ade: "La tasa de retorno a quir¨®fano por errores quir¨²rgicos deber¨ªa ser igual a cero".

Es cierto que estas t¨¦cnicas han mejorado mucho las cosas, pero, aun as¨ª, todav¨ªa siguen sin ser lo suficientemente precisas, sobre todo en lo que a tumores cerebrales se refiere. Cuando se trata de cirug¨ªa oncol¨®gica todav¨ªa seguimos "en la Edad Media", asegura el onc¨®logo Jim Olson. "Si nos fijamos, la tasa de personas que descubren que tienen c¨¢nceres de tama?o considerable, aun despu¨¦s de cirug¨ªa, es alarmantemente alta -en algunos tipos de c¨¢ncer, como el c¨¢ncer cerebral, puede llegar al 50%. Y en otro tipos de c¨¢ncer, tan habituales como el c¨¢ncer de mama, se alcanza el 30%".
Olson muestra mayor entusiasmo por las im¨¢genes por fluorescencia, una t¨¦cnica que, literalmente, ilumina los tumores para que el cirujano pueda verlos. Y no estamos hablando tan solo de potencial: su eficacia ya ha sido probada para orientar a los cirujanos mediante im¨¢genes en tiempo real.
El 5-ALA, tambi¨¦n conocido como Gliolan, es un colorante que bajo luz ultravioleta ilumina de rojo las c¨¦lulas tumorales del cerebro. El paciente ingiere la sustancia entre 3 y 4 horas antes de su cirug¨ªa, para dar tiempo a que se acumule en las c¨¦lulas tumorales. Aunque est¨¢ autorizado en Europa desde septiembre del 2007, a¨²n sigue en espera en EE.UU., donde est¨¢ siendo sometido a ensayos cl¨ªnicos. Por el momento, la Food and Drug Administration norteamericana ha rechazado su aprobaci¨®n en base a que el ensayo original no med¨ªa la supervivencia global como baremo principal de ¨¦xito.
La eficacia de las im¨¢genes por fluorescencia ya ha sido probada para orientar a los cirujanos mediante im¨¢genes a tiempo real
"Creo que es importante que los cirujanos dispongan de t¨¦cnicas quir¨²rgicas que localicen el lugar donde la enfermedad ha de ser eliminada [y], lo que a¨²n es m¨¢s importante, que les ayuden a distinguir las zonas a evitar y preservar", asegura el Dr. Colin Watts del Departamento de Neurocirug¨ªa de la Universidad de Cambridge. Watts lidera un ensayo que busca descubrir si el 5-ALA tambi¨¦n podr¨ªa actuar como dispositivo de entrega para un f¨¢rmaco quimioter¨¢pico (la carmustina), que podr¨ªa ser implantado en el vac¨ªo dejado tras extirpar un tumor, para eliminar las c¨¦lulas tumorales que sobrevivan a la cirug¨ªa.
Las im¨¢genes por fluorescencia podr¨ªan servir para que los cirujanos identifiquen el tejido a cortar, como los tumores, y el tejido a evitar, como los vasos sangu¨ªneos y los nervios. Las im¨¢genes tambi¨¦n servir¨ªan para determinar si un tumor debe ser operado y, si fuera necesario, qu¨¦ tipo de terapia de seguimiento - quimio o radio ¨C har¨ªa falta. Esta informaci¨®n adicional facilitar¨ªa una mejor toma de decisiones, tanto para cirujanos como para pacientes, a la hora de escoger tratamiento.
El campo de la cirug¨ªa guiada por im¨¢genes de fluorescencia ha sido testigo de una explosi¨®n de ensayos cl¨ªnicos de prueba de concepto en los ¨²ltimos a?os. Sin embargo, hay un m¨¦todo que podr¨ªa resultar todav¨ªa mejor que el 5-ALA, y que ya ha tenido una gran repercusi¨®n tanto sobre la comunidad cient¨ªfica como sobre los medios de comunicaci¨®n. Se trata de la pintura tumoral.
Iluminar el c¨¢ncer
Jim Olson todav¨ªa recuerda cuando se rieron de ¨¦l. Corr¨ªa 1989 y ¨¦l defend¨ªa su tesis doctoral ante el tribunal evaluador de la Universidad de Michigan. Cuando le preguntaron por sus objetivos futuros, Olson contest¨®: ¡°Me gustar¨ªa, cuando consigamos introducir radiaci¨®n en los tumores y realizar una exploraci¨®n con TEP, dar con el modo de iluminar el c¨¢ncer para que los cirujanos puedan verlo mientras operan¡±. Los profesores se mofaron: ¡°Muy bien, Buck Rogers¡± solt¨® uno de ellos, ¡°ahora en serio ?qu¨¦ planes tienes?¡±.
La tomograf¨ªa por emisi¨®n de positrones (TEP) utiliza trazadores radiactivos para localizar c¨¦lulas cancerosas. A diferencia del ultrasonido o la tomograf¨ªa computarizada, detecta diferencias en el tejido basadas no en su estructura, sino en funci¨®n de sus cambios metab¨®licos ¨C como la absorci¨®n de az¨²car. Esto puede ayudar a diferenciar los tumores vivos de los tratados, o de aquellos que agonizan. Sin embargo, los cirujanos son reticentes a utilizar esta t¨¦cnica por considerarla demasiado contundente, e incapaz de obtener detalles precisos. Adem¨¢s, su uso tampoco es recomendable en ni?os pues la radiaci¨®n podr¨ªa afectar a sus cuerpos y cerebros en crecimiento, y contribuir a que m¨¢s adelante desarrollen otros tipos de c¨¢ncer.
Existen cerca de 130 tipos diferentes de tumor cerebral; el m¨¢s com¨²n, conocido como glioma, se desarrolla a partir de las c¨¦lulas gliales. En 1995, Sontheimer y su equipo se interesaron por los tumores derivados de las c¨¦lulas gliales. Hab¨ªan descubierto que los canales de cloruro, mecanismo clave de las c¨¦lulas, estaban de alguna manera involucrados en los tumores invasores del tejido cerebral
Lo verdaderamente revolucionario, sobre todo para los ni?os con c¨¢ncer, ser¨ªa dar con un m¨¦todo preciso y libre de radiaci¨®n que buscara c¨¦lulas cancer¨ªgenas directamente. Esto fue lo que consigui¨® que se iluminaran los ojos de Jim Olson en el 2004, sentado al otro lado de la mesa de Richard Ellenbogen, en un encuentro en el Hospital Infantil de Seattle.
El c¨¢ncer puede aparecer a cualquier edad. Los tumores cerebrales y del sistema nervioso central son los c¨¢nceres m¨¢s comunes en menores de 19 a?os. Solo en EE UU se diagnostican, cada a?o, cerca de 16.000 nuevos casos de c¨¢ncer en menores de 20 a?os; esto es uno de cada 285. Adem¨¢s, m¨¢s de una cuarta parte tendr¨¢ un tumor cerebral. La eliminaci¨®n completa mejora las posibilidades de supervivencia en la mayor¨ªa de los tumores cerebrales infantiles. Olson ha diagnosticado c¨¢nceres en beb¨¦s con un solo d¨ªa de vida; a algunos incluso antes de nacer.
Lo m¨¢s dif¨ªcil de ser onc¨®logo, asegura Olson, es tener que decirle a un padre - por no hablar del ni?o - que el c¨¢ncer ha vuelto. "Una cosa es decir: 'Su hijo tiene c¨¢ncer y este es el plan, y esto es lo que cabe esperar'. Y otra cosa es empezar la conversaci¨®n diciendo: ¡®Su hijo tiene un c¨¢ncer recurrente, y es extraordinariamente dif¨ªcil que sobreviva a esto...¡¯ Tiene uno que prepararse simult¨¢neamente para la muerte y para el milagro".
No hubo tal milagro para Violet O¡¯Dell. Esta ni?a de 11 a?os ten¨ªa un tumor grande y extremadamente raro. El c¨¢ncer se hab¨ªa entrelazado con los nervios sanos de su tronco cerebral, la parte m¨¢s baja del cerebro, que conecta ¨¦ste con la m¨¦dula espinal, y tiene su funci¨®n en tareas tan b¨¢sicas como la respiraci¨®n, el ritmo card¨ªaco y la presi¨®n arterial, o en actos reflejos como el tragar. Era imposible extirpar el c¨¢ncer sin matarla.
¡°El d¨ªa del diagn¨®stico fue aterrador¡±, nos cuenta Jess, la madre de Violet, ¡°pero al mismo tiempo tambi¨¦n se dio una especie de alivio: nos hizo sentir algo as¨ª como un ¡®vale, ya sabemos qu¨¦ est¨¢ pasando¡¯¡±. Violet hab¨ªa empezado por quedarse dormida en clase; el primero de toda una serie de extra?os cambios en su conducta. ¡°Llev¨¢bamos meses lidiando con un comportamiento extra?o, una actitud beligerante, llena de torpezas y dificultades del habla... Yo no dejaba de decirle a la gente que no sab¨ªa por d¨®nde andaba. Quienquiera que fuera, aquella no era mi Violet¡±. Despu¨¦s de seis meses de indagaciones, dimos con el tumor gracias a una resonancia magn¨¦tica. Fue Olson, en el Hospital Infantil de Seattle, quien hizo el diagn¨®stico.
Violet muri¨®, a los 10 a?os, en casa de sus abuelos un a?o m¨¢s tarde, rodeada por su familia y sus mascotas: un cachorro, dos labradores y un gato. Un par de semanas tras su muerte, Olson honrar¨ªa su memoria llamando Violet a un nuevo proyecto. Su intenci¨®n era revolucionar la cirug¨ªa oncol¨®gica con un medicamento de origen inusual
Olson recuerda la conversaci¨®n que mantuvo con Violet cuando vino a visitar su laboratorio. Unos d¨ªas antes, hab¨ªa visto un coraz¨®n en el carnet de conducir de su madre, s¨ªmbolo del donante de ¨®rganos. Violet le pregunt¨® si podr¨ªa tambi¨¦n donar sus ¨®rganos, pero Jess no supo qu¨¦ contestar, por el c¨¢ncer.
Violet, que ten¨ªa entonces d0 a?os, comprend¨ªa que su tipo de c¨¢ncer era inoperable; sab¨ªa que iba a morir. Despu¨¦s de reunirse con el equipo de Olson, quienes le hablaron de su trabajo, quiso saber qu¨¦ se estaba haciendo para estudiar la tipolog¨ªa de su tumor; una pregunta que pondr¨ªa en un aprieto a cualquier m¨¦dico. Olson le explic¨® que era muy dif¨ªcil, porque los investigadores no dispon¨ªan de materiales ¨Ctumores- con los que trabajar. La ni?a respondi¨®: ¡°Cuando muera quiero que me hagas una autopsia, que cojas mi tumor y lo introduzcas en ratones, para que puedas estudiar mi c¨¢ncer y puedas ayudar as¨ª a otros ni?os que lo padezcan en el futuro¡±.
Violet muri¨® en casa de sus abuelos un a?o m¨¢s tarde, rodeada por su familia y sus mascotas: un cachorro, dos labradores y un gato. Un par de semanas tras su muerte, Olson honrar¨ªa su memoria llamando Violet a un nuevo proyecto. Su intenci¨®n era revolucionar la cirug¨ªa oncol¨®gica con un medicamento de origen inusual.
C¨¦lulas pegamento
El c¨¢ncer nunca habr¨ªa despertado el inter¨¦s del Profesor Harald Sontheimer, de la Universidad de Alabama. Si no fuera porque proviene de sus c¨¦lulas favoritas, las c¨¦lulas gliales -un tipo de c¨¦lula del sistema nervioso a partir del cual se desarrollan la mayor¨ªa de tumores cerebrales¨C lo m¨¢s probable es que no se dedicara a su estudio.
En principio se pensaba que las c¨¦lulas gliales serv¨ªan, sencillamente, para mantenerlo todo unido (el t¨¦rmino 'glia' se deriva de la palabra griega para "pegamento"), pero hace unos 30 a?os que los cient¨ªficos descubrieron que hacen mucho m¨¢s que eso. Adem¨¢s de rodear a las neuronas y mantenerlas en su sitio, las c¨¦lulas gliales poseen otras tres funciones principales: administrar nutrientes y ox¨ªgeno a las neuronas, mantenerlas aisladas unas de otras, y deshacerse tanto de los agentes pat¨®genos como de las neuronas muertas. Tambi¨¦n contribuyen a mantener la barrera hematoencef¨¢lica, que filtra las sustancias antes de que alcancen el cerebro, adem¨¢s de desempe?ar un papel en la regulaci¨®n, reparaci¨®n y regeneraci¨®n del tejido tras una lesi¨®n.
Existen cerca de 130 tipos diferentes de tumor cerebral; el m¨¢s com¨²n, conocido como glioma, se desarrolla a partir de las c¨¦lulas gliales. En 1995, Sontheimer y su equipo se interesaron por los tumores derivados de las c¨¦lulas gliales. Hab¨ªan descubierto que los canales de cloruro - mecanismo clave de las c¨¦lulas - estaban de alguna manera involucrados en los tumores invasores del tejido cerebral. Experimentaban con sustancias que pudieran bloquear estos canales de cloruro, y de entre ellas, la m¨¢s eficaz, con mucho, era la clorotoxina, una sustancia aislada a partir del veneno del escorpi¨®n ¡°Deathstalker¡±.
El Deathstalker es uno de los escorpiones m¨¢s mort¨ªferos del mundo. Puede encontrarse en regiones ¨¢ridas y des¨¦rticas del norte de ?frica y Oriente Medio, El escorpi¨®n palestino amarillo (o escorpi¨®n del desierto israel¨ª, como tambi¨¦n es conocido) mide tan solo entre 8 y 10 cent¨ªmetros de largo, pero es capaz de matar criaturas de mil veces su tama?o. En humanos, la picadura del escorpi¨®n puede provocar un dolor insoportable, convulsiones, par¨¢lisis y, en seg¨²n qu¨¦ casos, incluso la muerte (por insuficiencia respiratoria o card¨ªaca). En la mayor¨ªa de casos, los afectados sufrir¨¢n un dolor extremo en la zona de la picadura, acompa?ado de somnolencia, fatiga, y fuerte dolor de cabeza y articulaciones. Algunas veces, los s¨ªntomas podr¨ªan persistir meses, debido al potente veneno del escorpi¨®n, una mezcla de neurotoxinas ¨C los venenos que act¨²an sobre el sistema nervioso ¨C entre las que encontramos la conocida como clorotoxina.

Sontheimer y su equipo tomaron una muestra del tejido tumoral cerebral de un paciente y lo introdujeron en el cerebro de un rat¨®n, para posteriormente inyectarle clorotoxina sint¨¦tica creada en el laboratorio. Lo que descubrieron entonces fue tan sorprendente como inesperado. La clorotoxina sint¨¦tica se acumulaba en los tumores y solo en ellos, dejando las c¨¦lulas normales y sanas intactas. Tambi¨¦n mostr¨® una notable capacidad para alcanzar el cerebro, superando la barrera hematoencef¨¢lica. Como el mismo Sontheimer explic¨® m¨¢s tarde en un art¨ªculo: "Los tumores consiguen abrir la barrera hematoencef¨¢lica justo en los vasos sangu¨ªneos por donde se desplazan. Lo que hacen, en esencia, es envolver los vasos sangu¨ªneos, consiguiendo degradar la barrera de tal forma que, justo en esos puntos, se da una penetraci¨®n activa de esta mol¨¦cula en el cerebro".
En el 2004, Richard Ellenbogen envi¨® a uno de sus residentes de neurocirug¨ªa, Patrick Gabikian, al laboratorio de Olson en el Centro de Investigaci¨®n del C¨¢ncer Fred Hutchinson, para llevar a cabo un a?o de investigaciones. Una vez all¨ª, Gabikian buscar¨ªa compuestos que sirvieran para que Ellenbogen y Olson pudiesen iluminar las c¨¦lulas cancerosas. Fue entonces cuando Gabikian dio con el compuesto que Olson consider¨® una opci¨®n viable para experimentaci¨®n: la clorotoxina.
En el 2007, Olson, Ellenbogen, Gabikian y su equipo, redactaron un art¨ªculo detallando c¨®mo conseguir aislar la clorotoxina a partir del veneno del Deathstalker y adherirle la mol¨¦cula fluorescente que produce una sustancia que ilumina las c¨¦lulas tumorales. Al igual que el de Sontheimer, el laboratorio de Olson utiliza una versi¨®n sint¨¦tica de la prote¨ªna clorotoxina, pero la mol¨¦cula fluorescente a?adida act¨²a como una linterna, y solo se activa cuando se adhiere a su objetivo.
Se piensa que ese objetivo es un complejo que contiene la prote¨ªna anexina A2. En c¨¦lulas normales no-cancerosas se encuentra dentro de la c¨¦lula, pero por razones a¨²n desconocidas, en las c¨¦lulas de tejido canceroso parece desplazarse a la superficie exterior. Una vez adherida la clorotoxina, el complejo regresa al interior de la c¨¦lula, arrastrando la mol¨¦cula luminosa consigo. Y cuando esto sucede, los cirujanos pueden dirigir un l¨¢ser a la zona, que emite entonces una luz f¨¢cilmente detectable por toda una variedad de dispositivos.
Al conseguir que incluso los grupos m¨¢s peque?os de c¨¦lulas cancerosas sean visibles en tiempo real durante la cirug¨ªa, esta "pintura tumoral'- su nombre oficial es BLZ-100 - puede ayudar a concretar tanto la ubicaci¨®n exacta, como el tama?o del tumor principal y el de sus sat¨¦lites (¨¢reas tumorales m¨¢s peque?as emplazadas a su alrededor). Para Olson, este era un concepto digno de Proyecto Violet. Una vez encontrada la tecnolog¨ªa, era hora de buscar financiaci¨®n.
Financiaci¨®n privada
Que una subvenci¨®n del Gobierno se haga efectiva puede llevar a?os, y eso en el hipot¨¦tico caso de conseguirla. Hace tiempo que Olson decidi¨® que la solicitud de subvenciones no hac¨ªa m¨¢s que entorpecer su trabajo. Hoy en d¨ªa, su principal apoyo financiero siguen siendo las familias, particulares y fundaciones que muestran inter¨¦s por su trabajo tras conocer sus investigaciones. Nos habla del padre que una vez llev¨® a su hija a la cl¨ªnica, por una vacuna contra la gripe, y al enterarse del trabajo de Olson puso un cheque de 100.000 d¨®lares sobre la mesa.
¡°Verte obligado a decirle que ¡®no¡¯ a Jim es como darte un sopapo a ti mismo¡±, asegura Nicole Pratapas, asesora en obsequios filantr¨®picos en el Centro de Investigaci¨®n del C¨¢ncer Fred Hutchinson. Ambos se re¨²nen cada martes por la ma?ana en la oficina de ¨¦l. ¡°Los sentimientos que muestra hacia sus pacientes y el modo en que nosotros hacemos las cosas ¨C el modo tan eficiente en que conseguimos recaudar fondos al tiempo que ¨¦l los invierte- significa mucho para nosotros¡±. S¨®lo en los ¨²ltimos dos a?os, Olson ha recaudado 6 millones de d¨®lares mediante financiaci¨®n privada.
El Proyecto Violet es una iniciativa cient¨ªfica ciudadana, puesta en marcha gracias a una campa?a de recaudaci¨®n online, basada a su vez en torno a un programa de adopci¨®n de medicamentos
Esa cantidad, sin embargo, est¨¢ destinada a gastos de personal y a la multitud de estudios que tiene en marcha. Cuando la pintura tumoral comenz¨® a parecer viable, ¨¦l supo que ten¨ªa una idea ganadora entre manos, pero carec¨ªa de fondos en reserva para iniciar su desarrollo. Lo que s¨ª ten¨ªa era un cortometraje.
Bringing Light es un documental de tres minutos realizado por Bert Klasey, Chris Baron y James Allen Smith. La pel¨ªcula qued¨® entre las 20 finalistas del festival de realizadores Focus Forward del 2013, y se llev¨® el Premio del P¨²blico. Cuando Klasey, el productor, andaba buscando ideas, su mujer record¨® una presentaci¨®n que no hab¨ªa conseguido quitarse de la cabeza desde que la vio, hac¨ªa ocho a?os, en un congreso. No era otra cosa que Olson hablando de lo que acabar¨ªa siendo la pintura tumoral.
La pel¨ªcula representaba una oportunidad para Olson. Gracias a ella podr¨ªa aprovechar dos de las mejores bazas disponibles para el empresario moderno: la buena voluntad y el crowdfunding. Cosas del destino, a tan solo unas manzanas de distancia estaban las oficinas del comercio online m¨¢s grande del mundo: Amazon. As¨ª que les hizo llegar el enlace de Bringing Light junto a una invitaci¨®n, para todo el equipo, a visitar su laboratorio, compartir cerveza y pizza con los cient¨ªficos y profundizar m¨¢s en el tema. Olson esperaba que acudieran unas 20 personas, pero de hecho se presentaron m¨¢s de 70 (tan optimista como siempre, Olson hab¨ªa previsto provisiones para 80, ¡°por si acaso¡±). En pocas semanas, 25 de ellos hab¨ªan formado un equipo voluntario de proyecto mediante el que dedicar¨ªan todas las noches del lunes, durante un a?o, al dise?o de la web del Proyecto Violet, y a difundir la buena nueva en Facebook y en Twitter.
El Proyecto Violet es una iniciativa cient¨ªfica ciudadana, puesta en marcha gracias a una campa?a de recaudaci¨®n online, basada a su vez en torno a un programa de adopci¨®n de medicamentos ¨C por cada donaci¨®n de 100$, cualquiera pod¨ªa ¡°adoptar¡± un objetivo farmacol¨®gico potencial, y su dinero ir¨ªa dirigido a la investigaci¨®n de este (esto ha cambiado desde entonces, pues seg¨²n Olson, la gente encontraba desalentadora la adopci¨®n de una ¨²nica droga, siempre agobiados por el peso de tener que escoger ¡®la mejor¡¯). En menos de tres a?os, Olson y su equipo han recaudado 5 millones de d¨®lares a trav¨¦s de la web del Proyecto Violet y sus eventos asociados, en combinaci¨®n con donaciones particulares. Cameron W. Brennan, neurocirujano del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York, lo explica sin tapujos. Llega incluso a aplaudir la cobertura medi¨¢tica: ¡°Olson tiene que centrar sus esfuerzos de recaudaci¨®n e investigaci¨®n en todo aquello que afecta a la pr¨¢ctica¡±, y tal y como ha demostrado otras veces, se le da muy bien hacerlo.
Ha tardado casi 25 a?os, pero Olson va camino de hacer realidad su visi¨®n y la de Ellenbogen. Durante los ensayos precl¨ªnicos con ratones y perros, entre el 2005 y el 2011, la pintura tumoral result¨® ser 5000 veces m¨¢s 'sensible' que la RM; capaz de hacer destacar cantidades extremadamente peque?as de c¨¦lulas cancerosas ¨C grupos de tan s¨®lo 200 c¨¦lulas, en contraste con el m¨ªnimo de medio mill¨®n que tiene la RM.
La pintura tumoral puede utilizarse en tiempo real durante una operaci¨®n y, como se?ala Olson, tambi¨¦n traspasa la barrera hematoencef¨¢lica, se adhiere exclusivamente a las c¨¦lulas cancerosas y se internaliza
A diferencia del 5-ALA, la pintura tumoral puede utilizarse en tiempo real durante una operaci¨®n y, como se?ala Olson, tambi¨¦n traspasa la barrera hematoencef¨¢lica, se adhiere exclusivamente a las c¨¦lulas cancerosas y se internaliza. El 5-ALA, por el contrario, no se une a las c¨¦lulas cancerosas y s¨®lo puede utilizarse con tumores cerebrales de grado alto (tumores altamente malignos y propensos a invadir el tejido cerebral cercano). La pintura tumoral podr¨ªa tambi¨¦n usarse contra los tumores de grado bajo - importante, seg¨²n Olson: "pues los gliomas de grado bajo que no se eliminan por completo acostumbran a devenir glioblastomas de grado alto durante la d¨¦cada siguiente".
El 25 de mayo del 2015 comenz¨® el primer ensayo cl¨ªnico de pintura tumoral en el Hospital Infantil de Seattle, cuyo centro pedi¨¢trico de tumores cerebrales es el m¨¢s grande del noroeste americano. El ensayo est¨¢ a cargo de Blaze Bioscience Inc., y en esta primera fase toman parte 27 personas diagnosticadas con un tumor cerebral (desde ni?os a j¨®venes menores de 30 a?os) y en cuyas operaciones se utilizar¨¢ el medicamento.
"Creo que hay mucha gente tratando de descubrir la diferencia entre c¨¢ncer cerebral y tejido sano, pero no saben qu¨¦ hacer con la informaci¨®n una vez la consiguen", asegura Olson. "Publican un art¨ªculo y pasan p¨¢gina". ?l espera que el caso de la pintura tumoral sea diferente.
De serlo, el Proyecto Violet comenzar¨ªa a hacer honor a su nombre. ¡°Todos los edificios y universidades que nos rodean llevan el nombre de alg¨²n rico que fue generoso con su dinero", sentencia Olson. "Yo he querido que lo que llevase el nombre de esta ni?a, fuera algo realmente bonito para el mundo¡±.
Este art¨ªculo se public¨® por primera vez en Mosaic y se publica de nuevo aqu¨ª con una licencia de Creative Commons.
Verificaci¨®n de hechos: Francine Almash
Traductor: Diego Zaitegui
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