Fascismo americano
Trump es la adaptaci¨®n televisiva y empresarial del Ku Klux Klan al siglo XXI
Son dos t¨¦rminos que chirr¨ªan juntos. Y con raz¨®n, pues al contrario que muchos europeos, los estadounidenses carecen de memoria y de experiencia autoritaria. Es cierto que en su historia ha habido momentos de peligroso deslizamiento democr¨¢tico (la histeria anticomunista de la ¨¦poca del senador McCarthy, el asesinato de Martin Luther King o las leyes de seguridad nacional aprobadas tras el 11-S son buenos ejemplos). Y no deja de ser cierto que para muchos europeos una gran parte de la derecha americana m¨¢s radical, religiosa y conservadora se sit¨²a en el filo de lo que a este lado del Atl¨¢ntico entendemos por democracia. Sin embargo, pese a esas anomal¨ªas, aquella cultura c¨ªvica que tanto impresionara a Tocqueville siempre ha terminado por hacer bascular al pa¨ªs hacia el modelo de sociedad abierta, democracia representativa y prensa libre que est¨¢ en su ADN fundacional.
Por mucho que nos choquen Ted Cruz, Marco Rubio o el Tea Party, est¨¢n dentro del sistema. Pero Trump es diferente. Trump representa un genuino autoritarismo americano, un tipo de autoritarismo que solo podr¨ªa surgir en Estados Unidos, precisamente como reacci¨®n frontal y visceral contra lo que ese pa¨ªs es. Trump es la adaptaci¨®n televisiva y empresarial del Ku Klux Klan al siglo XXI, una reacci¨®n hist¨¦rico-f¨®bica de blancos a los que se les ha hecho creer que est¨¢n acorralados y a punto de ser aniquilados y que, por tanto, deben pasar al ataque.
El sistema pol¨ªtico estadounidense descansa sobre tres pilares: la igualdad ante la ley, la separaci¨®n de poderes y la libertad religiosa. Sin esos elementos, Estados Unidos deja de ser Estados Unidos. Por esa raz¨®n, el descarado racismo de Trump (?cu¨¢ntos afroamericanos o latinos ven sus m¨ªtines?), su total desprecio por el Estado de derecho y el poder legislativo y la radical intolerancia que muestra hacia los musulmanes (tambi¨¦n es antisemita, y mis¨®gino) dibujan un candidato que se sit¨²a claramente fuera de la democracia. La presidencia de Estados Unidos no es cualquier sitio: que la primera magistratura del mundo cayera en manos de alguien como Trump supone una amenaza directa para las libertades de los estadounidenses y un riesgo global para todos los dem¨¢s. @jitorreblanca
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