Pensamos tambi¨¦n con las tripas
¡°Si le digo a mi jefe lo que pienso, seguramente tendr¨¦ que echar alg¨²n curriculum¡±, ¡°si le digo algo agradable a mi pareja, me sonreir¨¢¡± y ¡°si me pongo hecho un basilisco con el guardia de tr¨¢fico, me pondr¨¢ m¨¢s de una multa¡±. Los anteriores son ejemplos de c¨®mo construimos nuestra propia sabidur¨ªa personal en base a nuestra experiencia. Seg¨²n Larry Squire, de la Universidad de San Diego, toda esa informaci¨®n se almacena en los ganglios basales, una red nerviosa muy primitiva de nuestro cerebro, de tama?o de una bola de golf. Pues bien, para saber qu¨¦ deseamos realmente, necesitamos que los ganglios basales se expresen y estos, curiosamente, tienen un tel¨¦fono rojo con nuestras tripas. Por eso, cuando conocemos a alguien y nos da ¡°mala espina¡± lo sentimos en el est¨®mago, porque es una expresi¨®n de nuestros ganglios basales que nos avisan. Las tripas no son oradores profesionales que hablen con palabras encima de un escenario, pero se expresan a su modo y lo interesante es escucharles. Pero a¨²n hay m¨¢s.
Nuestro sistema digestivo es el segundo cerebro, seg¨²n Michael Gershon, profesor de Anatom¨ªa de la Universidad de Columbia. Alrededor de nuestro aparato digestivo est¨¢ el sistema nervioso ent¨¦rico, que contiene 100 millones de neuronas, una mil¨¦sima parte de las del cerebro (por cierto, el coraz¨®n es otro ¨®rgano ¡°pensante¡± m¨¢s peque?ajo con solo 40.000 neuronas). El 90 por ciento de nuestra serotonina, el famoso neurotransmisor de la felicidad y del bienestar, se produce y se almacena en el mismo sitio, el intestino. Y otro dato m¨¢s curioso: en la medicina tradicional china el vientre se considera el gran oc¨¦ano de energ¨ªa y en las artes marciales japonesas es el centro vital del hombre. Es decir, fuerza, fuerza y m¨¢s fuerza (?y qu¨¦ es lo que necesitamos para conseguir nuestros sue?os m¨¢s que fuerza?).
En definitiva, en Occidente hemos pensado que el ser humano es un inmenso cabez¨®n y que el cuerpo, simplemente, es el soporte para sostenerle, adem¨¢s de para estar guapos y dem¨¢s funciones ¡°menores¡±. Ya es hora de cambiar este punto de vista, escuchar cada vez m¨¢s lo que nos dice nuestro cuerpo y ser honestos con nuestro deseo genuino. O dicho de otro modo, date el permiso de decirte a ti mismo: ¡°Lo quiero porque me sale de las tripas¡±.
La determinaci¨®n la encontramos cuando somos capaces de alinear nuestros tres ejes: nuestra mente, nuestras emociones y nuestros instintos (que se expresan muchas veces en las tripas). Pero es en este ¨²ltimo donde habita la fuerza; de ah¨ª que tengamos que prestarle atenci¨®n. Y si alguno de los tres falla, nos sentimos sin esa energ¨ªa para conseguir nuestros sue?os o hacemos cosas que luego nos arrepentimos (si sigui¨¦ramos solo al instinto posiblemente seguir¨ªamos viviendo en los ¨¢rboles). Por ello, la clave para saber qu¨¦ queremos est¨¢ en el equilibrio de los tres ejes y sobre todo en invitar a nuestro olvidado instinto al terreno de juego. ?l tambi¨¦n tiene que opinar.
Escucha tus tripas. Tambi¨¦n ah¨ª hay neuronas que rugen.
Basado en el libro: ¡°?Y si realmente pudieras? La fuerza de tu determinaci¨®n¡±
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