Ortodoxia culinaria
Mari y Juli¨¢n lo ten¨ªan todo preparado en Mugaritz para ense?arme a hacer las migas. Nos hab¨ªan invitado a cocinar en el proyecto Food for the Soul, un comedor social que preparaba platos con las sobras de la Exposici¨®n de Mil¨¢n de 2015. Nos advirtieron: ¡°Puede llegar cualquier cosa: algo de carne, quiz¨¢ verdura o fruta, a veces pescado¡, pero pan hay seguro, ?siempre sobra mucho pan!¡±. As¨ª que optamos por hacer migas. Mari puso aceite de oliva en la sart¨¦n, dor¨® la panceta fresca y la retir¨® a un plato. Despu¨¦s agreg¨® los dientes de ajo y el pimiento rojo, y los dej¨® sofre¨ªr hasta que se reblandecieron. A?adi¨® sal y piment¨®n, medio vaso de agua y, cuando la sal se hubo disuelto, puso el pan troceado. Lo removi¨® todo hasta que las migas se impregnaron homog¨¦neamente; verti¨® un poco m¨¢s de agua y finalmente incorpor¨® la panceta, el pimiento y los dientes de ajo. Juli¨¢n las prob¨®, asinti¨® con la cabeza. Entonces pregunt¨¦: ¡°?Las puedo acompa?ar con un huevo cocido a baja temperatura?¡±. Se miraron los dos y Juli¨¢n respondi¨®: ¡°No. Las migas se comen solas o acompa?adas con una sardina. El huevo te lo comes despu¨¦s¡±.
A las diez de la ma?ana lleg¨® la furgoneta con los excedentes. No hab¨ªa pimientos rojos ni panceta. Entre racimos marchitos de uvas, pl¨¢tanos muy maduros y yogures y huevos en el l¨ªmite de su fecha de caducidad, emergieron unas hamburguesas estuchadas. Una de las voluntarias me advirti¨®: ¡°Maiale no. Ci sono molti musulmani¡± (cerdo no. Hay muchos musulmanes). Entonces me arranqu¨¦ a trocear una monta?a de pan duro mientras trataba de visualizar c¨®mo hacer unas migas con esos ingredientes. Mientras, imaginaba la cara que pondr¨ªan mis amigos vi¨¦ndome alterar la receta que con tanto cari?o me hab¨ªan descubierto.
No era la primera vez que me explicaban c¨®mo se hac¨ªa. Mientras part¨ªa pan, me ven¨ªan a la cabeza las im¨¢genes de las matanzas en Extremadura y el protocolo casi lit¨²rgico de las se?oras a primera hora de la ma?ana elaborando este plato para almorzar. Me imaginaba a los pastores que ingeniaron esta receta con lo que ten¨ªan a mano. Y c¨®mo una f¨®rmula que se desarroll¨® desde la necesidad se hab¨ªa transformado, por reiteraci¨®n, en dogma. As¨ª que visualic¨¦ a aquellos primeros cabreros y les pregunt¨¦ mentalmente: ¡°?No prefer¨ªs echarle carne de ternera y un huevo en vez de torreznos y pimiento rojo?¡±. Juro que cre¨ª escucharles: ¡°?Ande va par¨¢ el chacho! Coe la orza y espacha el g¨¹evo y la chicha questoy jambrino¡±. Y pens¨¦: ¡°La creatividad y la ortodoxia son ideas que progresan en nuestra mente¡±. As¨ª de simple. ?Ah! Las migas con ternera y huevo quedaron imponentes.
Rabanitos y nabo, fresas y pl¨¢tanos
Ingredientes
Para 4 personas
- Un nabo
- Un manojo de rabanitos frescos
- 100 gramos de fresas salvajes
- Un pl¨¢tano
- 30 gramos de queso azul
- Aceite de oliva arbequina virgen extra
- Perejil picado
- Flor de sal
Instrucciones
El nabo. Pelar con una mandolina y tronchar en láminas finas. Cortar longitudinalmente lonchas de unos dos centímetros de espesor para conseguir unos tallarines anchos. Reservar en agua con hielo.
Los rabanitos. Limpiar dejando sus hojas verdes tiernas. Cortar por la mitad y conservar en un paño húmedo.
Las fresas. Limpiar cuidadosamente y reservar.
El aliño. Majar el plátano en un mortero hasta convertirlo en una pasta. Agregar el queso azul desmigado y el aceite de oliva. Continuar machacando hasta obtener una pasta rústica y untuosa.
5. Acabado y presentaci¨®n
Escurrir y secar los tallarines. Mezclarlos en un bol con el aliño y un poco de perejil picado. Mezclar los rabanitos y las fresas en un bol. Embarrarlos con el aliño. Servir los tallarines de nabo aliñados y, encima, los rabanitos con las fresas. Terminar con unos granos de flor de sal.
Calor¨ªas: El aporte energ¨¦tico del nabo es reducido, unas 28 kilocalor¨ªas por cada 100 gramos.
Vitaminas: La fresa y el nabo poseen un elevado contenido en vitamina C y propiedades antioxidantes.
Minerales: En el nabo hay potasio, calcio, f¨®sforo y magnesio, pero sus cantidades no son significativas.
Agua: El nabo tiene mucha cantidad de agua, por lo que resulta perfecto para eliminar toxinas.
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