Terror y odio
La matanza de Orlando confirma la enorme amenaza bajo la que vivimos

El asesinato a tiros de 50 personas y las heridas provocadas a otras 53 ayer en un club de Orlando, en Estados Unidos, muestra con toda su crudeza que nos encontramos frente a un nuevo modo de terror en el cual individuos orientados o alentados por el mensaje del radicalismo isl¨¢mico deciden causar el m¨¢ximo da?o posible contra personas y colectivos absolutamente indefensos. El que la matanza se haya producido adem¨¢s en un local de ambiente homosexual resalta el odio que el tirador profesaba hacia un modelo de convivencia basado en la tolerancia de ideas y en el respeto a las decisiones individuales. Omar Siddique Mateen, el autor de la matanza, era un hom¨®fobo declarado ¡ªy en la ¨®rbita de las investigaciones del FBI¡ª seg¨²n ha reconocido su familia, un odio que encontr¨® en el mensaje radical islamista una proyecci¨®n letal. Como muy bien describi¨® Obama lo sucedido, se trata de ¡°un acto de terror y odio¡±.
Es necesario subrayar que esta matanza presenta algunas similitudes con el atentado de San Bernardino, California, en diciembre del a?o pasado, cuando una pareja radicalizada dispar¨® sobre unos comensales durante la celebraci¨®n de un banquete, asesinando a 14 personas e hiriendo a otras 21. Adem¨¢s, la facilidad de conseguir armas ¡ªy armas de guerra¡ª legalmente en EE?UU elimina una de las mayores dificultades con las que se encuentran los individuos que quieren provocar una tragedia.
La de ayer es la mayor matanza de la historia de Estados Unidos provocada en un tiroteo y tal vez el mayor ataque terrorista en ese pa¨ªs desde el 11-S. Se produce adem¨¢s en un momento extremadamente delicado de la pol¨ªtica interior del pa¨ªs, con unas elecciones presidenciales en ciernes. M¨¢xime cuando uno de los candidatos, Donald Trump, hace reiterados llamamientos al cierre de fronteras. Pero es necesario recordar que el asesino naci¨® dentro del pa¨ªs. Al igual que sucede en Europa, el rechazo al extranjero no solucionar¨¢ un grav¨ªsimo problema que tienen que afrontar ¡ªy mejor de manera coordinada¡ª los pa¨ªses democr¨¢ticos del mundo. Ser¨¢ inevitable que esta tragedia afecte a la campa?a electoral, pero al mismo tiempo pondr¨¢ de manifiesto la necesidad de que EE?UU est¨¦ dirigido por alguien confiable y prudente.
La masacre es una nueva demostraci¨®n de que absolutamente nadie est¨¢ libre de la amenaza del radicalismo. Es m¨¢s, los colectivos vulnerables ¡ªciviles en una sala de fiestas, un restaurante, el metro o un aeropuerto¡ª son los objetivos escogidos. Bajo ninguna circunstancia es posible bajar la guardia.
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