Mercado de vientres
Los cuerpos de las mujeres no pueden convertirse en objeto de compraventa
El ¨²nico argumento que esgrimen los partidarios de regular los vientres de alquiler es la libertad individual. Tambi¨¦n hablan de un supuesto derecho a ser padres/madres, pero todo el mundo convendr¨¢ en que tal derecho no existe si se opone a los derechos de otras personas. No existe el derecho a usar a una mujer para que alguien satisfaga lo que es un deseo, leg¨ªtimo, comprensible, pero un deseo. Comprar un embarazo, un ¨®rgano, sangre, ¨®vulos, corneas¡no es un derecho de nadie. Convertir deseos en derechos es lo que hace el neoliberalismo, dinero mediante, naturalmente. No hemos conseguido que aut¨¦nticos derechos lo sean (vivienda, trabajo, sanidad etc) pero en cambio avanzamos r¨¢pido hacia la consolidaci¨®n del ¨²nico derecho que reconoce el capitalismo: el derecho a consumir.
Los derechos que s¨®lo existen mediante precio (existe demanda para comprar, pero no una demanda para vender), son, en realidad, privilegios. Siempre que alguien reivindica su derecho a comprar, en un mundo de desigualdad brutal como es este, lo que est¨¢ haciendo es exigiendo que alguien le venda eso mismo que desea. Siempre que se abre un mercado, lo que se hace es obligar a los pobres a entrar en ¨¦l y a vender lo que nunca vender¨ªan de no verse en situaci¨®n de tener que hacerlo. Y unos y otros jam¨¢s se encontrar¨¢n en posiciones similares o intercambiables. As¨ª, si abrimos el mercado de ¨®rganos, los ricos los comprar¨¢n y los pobres se ver¨¢n obligados a venderlos. Las mujeres que gestan para otras no podr¨ªan ma?ana (en caso de quedarse est¨¦riles, por ejemplo) pagar por un hijo, de la misma manera que jam¨¢s veremos a una rica gestar para otra por precio. Simplemente nadie lo hace si no tiene la imperiosa necesidad de hacerlo. Donde se reconoce el derecho de las ricas a comprar se est¨¢ obligando a las pobres a vender. Por eso el debate no va sobre la libertad de las mujeres de gestar para otros, sino sobre si como sociedad elegimos poner a mujeres m¨¢s pobres en esa situaci¨®n, o lo cortamos de ra¨ªz.
Un embarazo no es una t¨¦cnica reproductiva y la sola denominaci¨®n ofende. Si el embarazo por subrogaci¨®n es una t¨¦cnica, sin m¨¢s, entonces todo embarazo lo es y nosotras somos siempre incubadoras. La forma en que el embri¨®n se implanta en el ¨²tero, no tiene nada que ver el embarazo. O todos los embarazos son t¨¦cnicas, o todos los embarazos son procesos vitales en los que las mujeres ponen su cuerpo, pero mucho m¨¢s que el cuerpo. El esfuerzo, los riesgos, la salud, las sensaciones, el insomnio, la pesadez, los cambios hormonales, f¨ªsicos y psicol¨®gicos; no hay diferencia entre un embarazo con embri¨®n propio o ajeno. El cuerpo se pone de la misma manera, la subjetividad se ve interpelada de id¨¦ntica forma. Llamar a un embarazo por precio ¡°t¨¦cnica¡± s¨®lo busca hacer desaparecer a la gestante, invisibilizarla, cosificarla.
Y por esa raz¨®n, una gestante tiene siempre los mismos derechos, haya llegado como haya llegado a quedarse embarazada. Y son derechos a los que no se puede renunciar por precio, por contrato, son inalienables. Finalmente, ?se puede donar de manera altruista una gestaci¨®n? Pienso que s¨ª igual que se puede donar un ri?¨®n a un pariente, pero quienes defienden esta pr¨¢ctica, no se refieren a esto y siempre hablan de ¡°compensar por los gastos¡±. Si es altruista no hay gastos que compensar. Ninguno y en todo caso, hay que salvaguardar los derechos de la gestante en todo el proceso. Derecho a abortar antes, durante y despu¨¦s; y derecho a arrepentirse. Creo que dicha donaci¨®n deber¨ªa limitarse a familiares de primer o segundo grado, para que la gestante no desaparezca de la vida del beb¨¦ y sea parte de su mundo afectivo. As¨ª lo recoge la ley brasile?a, por ejemplo.
No deja de ser sospechosa la facilidad con la que mucha gente que conoce perfectamente la relaci¨®n entre mercado, desigualdad y libertad individual, asume sin problemas que los cuerpos de las mujeres s¨ª pueden ser objeto de compraventa. Y lo hace, adem¨¢s, esgrimiendo la libertad individual. Supongo que tiene que ver con que las mujeres llevamos en el mercado (simb¨®lico y material) desde el minuto uno del patriarcado y del capitalismo.
Beatriz Gimeno es diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid y feminista
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