S¨ªmbolos
Estamos rodeados de ellos. Yo he tenido la suerte de trabajar al lado de dos personas que lo eran
Estamos rodeados de ellos, a veces hasta la sobredosis. Un simple signo contiene la versi¨®n m¨ªnima de una realidad amplia y diversa que admite interpretaciones. Cruzamos los dedos y el gesto sirve igual para formular un deseo que para conjurar el mal fario. Lanzamos un emoticono sonriente y lo mismo restamos seriedad a un mensaje que comunicamos un "qu¨¦ bueno lo tuyo". Vemos una imagen y aflora el poder, la revoluci¨®n, la religi¨®n, las tendencias, la ciencia, la cultura, el bien o el mal.
Hay personas que tambi¨¦n son s¨ªmbolos. Yo he tenido la suerte de trabajar al lado de dos de ellas. Uno era experto en pol¨ªtica internacional, profesor de periodistas socarr¨®n, anecdotario con patas y el periodista de EL PA?S que m¨¢s seguidores ten¨ªa en Twitter, entre otras cosas porque daba lecciones de c¨®mo seguir si¨¦ndolo. El otro era un hombre tranquilo, referencia moral, m¨¢s callado que invasivo, firme. De esos que con un gesto lo dicen todo porque saben d¨®nde y cu¨¢ndo hacerlo. Ambos han amado tanto su oficio que no se resistieron a dejar de escribir ni cuando la enfermedad les puso las cosas feas.
A Miguel ?ngel Bastenier y a Joaqu¨ªn Prieto les hubiera gustado el peque?o pin en forma de tri¨¢ngulo rojo que me regal¨® un buen amigo. Primero sirvi¨® para reivindicar los derechos de los trabajadores: tres lados iguales para representar un d¨ªa dividido en ocho horas de trabajo, ocho de ocio y ocho de descanso. Despu¨¦s como homenaje a los presos pol¨ªticos marcados con ¨¦l durante la ¨¦poca nazi. Y ahora como s¨ªmbolo de resistencia a los autoritarismos. Gracias Miguel ?ngel y Joaqu¨ªn por velar por los valores que importan.
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