Los ni?os de los ¡®otros¡¯ pueden explotar
Desde octubre se ha arrancado a 700 ni?os de sus familias en la frontera entre Estados Unidos y M¨¦xico
La infancia como la conocemos hoy es un invento hist¨®rico reciente. Los ni?os se han convertido en depositarios del futuro, el centro de una inversi¨®n financiera y emocional de la familia y tambi¨¦n los realizadores de lo que sus padres no pudieron ser. Un peso demasiado grande para unos hombros tan peque?os. Pero si la idealizaci¨®n de esa etapa de la vida es un tema ampliamente debatido, es importante darse cuenta de que no todas las infancias deben protegerse.
La realidad del mundo actual, cada vez m¨¢s poblado de racismos y xenofobias, es que solo debe protegerse a nuestros ni?os. Los de los otros pueden explotar, ser arrancados de sus padres, morir de hambre.
En esta categor¨ªa, la de los ni?os de los otros, se encaja la pol¨ªtica de ¡°tolerancia cero¡± de Estados Unidos, que separa a los hijos de los inmigrantes de sus padres. El horror de este acto, que desde octubre ha arrancado a 700 ni?os de sus familias en la frontera de M¨¦xico, de los cuales por lo menos 100 eran menores de cuatro a?os, se justifica como estrategia para cohibir la inmigraci¨®n ilegal. ¡°Si no quieres separarte de tus hijos, entonces no cruces la frontera ilegalmente con ellos¡±, dijo el fiscal general, Jeff Sessions, a principios de mayo. Esto ocurre en el pa¨ªs donde a los ni?os se les trata como a peque?os reyes. Pero no a los ni?os de los otros. Tambi¨¦n en esta categor¨ªa se encajan los ni?os sirios que ven c¨®mo su mundo explota, sus padres desaparecen, ninguna tierra firme bajo sus peque?os pies. Sus dibujos, recogidos por la Sociedad M¨¦dica Sirioamericana, retratan esa antinfancia como el futuro que no existe. Tras siete a?os de guerra, m¨¢s de 350.000 muertos y cinco millones de personas huidas, los ni?os de los otros les preguntan a los m¨¦dicos: ¡°?Si nos morimos podremos jugar?¡±.
El aumento de la mortalidad infantil en Brasil, tras m¨¢s de una d¨¦cada a la baja, tambi¨¦n afecta a los ni?os de los otros. Negros, en su mayor¨ªa, mueren de diarrea y desnutrici¨®n. Los recortes en sanidad b¨¢sica y asistencia social pueden matar a 20.000 ni?os de entre cero y cinco a?os hasta 2030. No a los ni?os brasile?os en general, sino a los ni?os de los otros.
No existe una ¨²nica infancia, sino varios conceptos que conviven en las diferentes culturas. Sin embargo, la globalizaci¨®n ha difundido una idea hegem¨®nica de infancia, la de que los hijos deben protegerse para que alcancen la felicidad que sus padres jam¨¢s tendr¨¢n. La globalizaci¨®n tambi¨¦n ha expuesto la distorsi¨®n del sistema: los depositarios del futuro, los que alcanzar¨¢n el ideal de felicidad, son solo nuestros hijos. Los de los otros, al intentar saltar los muros, amenazan. No representan el futuro porque literalmente no tienen futuro. Vivimos la naturalizaci¨®n global de la idea de un ni?o que puede morir. ?En qu¨¦ nos convierte eso?
Traducci¨®n de Meritxell Almarza.
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