No hay un pa¨ªs, solo una guerra
Afganist¨¢n ha sido engullido por un conflicto interminable, que sigue costando la vida a miles de civiles
Michael Herr, el gran reportero estadounidense de los setenta, relata en su libro Despachos de guerraque cuando contemplaba el mapa de Vietnam que cubr¨ªa una pared de su habitaci¨®n de Saig¨®n pensaba: ¡°Desde hac¨ªa a?os all¨ª no hab¨ªa ning¨²n pa¨ªs, solo una guerra¡±. Algo parecido podr¨ªa decirse de Afganist¨¢n. Esta semana se cumplieron 17 a?os desde que los primeros soldados de EE?UU llegaron a un pa¨ªs dominado por los talibanes. Fue la respuesta militar a los ataques del 11-S de 2001, pero ahora alguien nacido despu¨¦s de los atentados podr¨ªa, en teor¨ªa, alistarse y combatir en Afganist¨¢n. Bin Laden ha muerto, sin embargo, los talibanes siguen ah¨ª, dominando cada vez m¨¢s territorio y mostrando su fuerza cuando quieren.
Y se trata solo del ¨²ltimo conflicto, porque en realidad lleva en guerra desde 1978. En diciembre de aquel a?o el Gobierno filosocialista de la entonces Rep¨²blica Democr¨¢tica de Afganist¨¢n firm¨® con la URSS un Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperaci¨®n, que justificar¨ªa la invasi¨®n del pa¨ªs, uno de los mayores desastres militares de la segunda mitad del siglo XX, sin el que es dif¨ªcil entender la desintegraci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Desde los tiempos de Alejandro Magno, Afganist¨¢n se ha tragado imperios, pero sobre todo se ha tragado a s¨ª mismo. Porque las v¨ªctimas de esta guerra siguen multiplic¨¢ndose: el 7 de octubre, cuando se cumpli¨® el aniversario, fallecieron 54 civiles en 24 horas. Un c¨¢lculo de la ONU se?ala que entre enero y septiembre han muerto 2.798 civiles y han resultado heridos 5.252 por ataques de los dos bandos. Teniendo en cuenta que gran parte del pa¨ªs est¨¢ fuera del alcance occidental, se trata adem¨¢s de un c¨¢lculo optimista.
Los talibanes (y el ISIS) est¨¢n por todos lados, confundidos con el paisaje, pero de repente aparecen en masa en un ataque, como ocurri¨® en Ghazni en agosto. Se trata de una situaci¨®n que recuerda a aquel momento de Fort Apache cuando un oficial novato dice: ¡°He visto unos apaches¡±. Y los veteranos le responden: ¡°Si los vio no eran apaches¡±. La soluci¨®n militar parece imposible a estas alturas, pero la retirada dejar¨ªa el territorio a merced de los fan¨¢ticos. Ocurra lo que ocurra, solo hay un perdedor de esta guerra interminable: la poblaci¨®n civil de un pa¨ªs arrasado.
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