Elecciones afganas
El motivo de esperanza ha sido la participaci¨®n de una nueva generaci¨®n de j¨®venes, criados en d¨¦cadas de conflicto y decididos a apostar por un futuro mejor
El pasado s¨¢bado Afganist¨¢n celebr¨® finalmente unas elecciones legislativas postergadas desde 2015 por falta de garant¨ªas y seguridad, aunque la situaci¨®n actual no muestra una mejora sustancial. En lo que va de a?o, la sociedad afgana ha padecido una intensificaci¨®n de la violencia propiciada por la din¨¢mica creada entre el Estado Isl¨¢mico y las fuerzas talibanes que compiten por superarse mutuamente, seg¨²n se?ala el analista Jamal Umair. La gran novedad, y motivo de esperanza, ha sido la participaci¨®n de una nueva generaci¨®n de j¨®venes, criados en d¨¦cadas de conflicto y decididos a apostar por un futuro mejor.
Precisamente este octubre se cumplen diecisiete a?os desde que EE UU invadiese Afganist¨¢n con el objetivo de acabar con Al Qaeda y el r¨¦gimen talib¨¢n. Diecisiete a?os despu¨¦s, el Estado Isl¨¢mico ha reemplazado a Al Qaeda, y la insurgencia talib¨¢n sigue operativa con presencia en m¨¢s de la mitad del territorio, por lo que las tropas de la OTAN, que cuentan con efectivos espa?oles, no han podido retirarse. Pakist¨¢n, a su vez, mantiene su doble pol¨ªtica de ¡°buenos y malos talibanes¡±, combatiendo a los que atentan en su territorio y en connivencia con los que act¨²an en el pa¨ªs vecino.
El conflicto afgano se desarrolla en un contexto estrat¨¦gico que va m¨¢s all¨¢ de sus fronteras y alcanza a estados regionales como Rusia, China, Pakist¨¢n e Ir¨¢n, algunos de los cuales comparten con los talibanes el inter¨¦s por frenar el avance del Estado Isl¨¢mico y contrarrestar la presencia de Estados Unidos, a qui¨¦n esta guerra, la m¨¢s larga de su historia, le ha costado 2.400 bajas militares y un gasto de 45.000 millones de d¨®lares anuales.
Mucho han cambiado las cosas desde que George Bush anunciara la ¡°guerra contra el terror¡±. El auge de China, que incentiv¨® la pol¨ªtica de ¡°giro al Pac¨ªfico¡± de Obama, el distanciamiento con Ir¨¢n o el cambio clim¨¢tico representan amenazas mayores para la seguridad norteamericana que la pol¨ªtica interna afgana. Trump podr¨ªa retirar su apoyo antes de negociar una paz. En cualquier caso la consolidaci¨®n del Estado afgano pasa por la implicaci¨®n de los pa¨ªses regionales mencionados, concernidos en evitar una cronificaci¨®n de la inestabilidad regional y poner fin al ciclo de infamia nacional. Aunque tambi¨¦n es posible una deriva en sentido contrario, en la que sus intereses cruzados ¡ªel cisma sun¨ª-chi¨ª, la rivalidad indo-pakistan¨ª¡ª se proyecten sobre suelo afgano en una ¡°guerra por delegaci¨®n¡±.
No es extra?o que Peter Hopkirk (The Great Game: The Struggle for the Empire in Centra Asia) afirmase que esta guerra se viene librando desde hace un siglo, con lo que podr¨ªamos estar frente a un nuevo cap¨ªtulo del ¡°Gran Juego¡±, t¨¦rmino acu?ado por Arthur Conolly en 1840 para describir la lucha por la supremac¨ªa regional entre los imperios brit¨¢nico y ruso. La diferencia es que, en la actualidad, hay m¨¢s contendientes y nuevos factores en juego, entre ellos los ingentes recursos econ¨®micos de la llamada ¡°diplomacia de los gasoductos¡± y sus redes de distribuci¨®n que elevan las apuestas.
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