El ¨¦xodo del talento investigador: ?el billete es de ida y vuelta?
Los autores creen que tenemos "que exigir a nuestros dirigentes que asuman, con la mayor celeridad posible, los cambios que necesita nuestro sistema de ciencia"
Recientemente los medios de comunicaci¨®n se han hecho eco de que el actual gobierno plantea un plan de retorno para los espa?oles emigrados. Sin conocer a¨²n los detalles, los principales colectivos de j¨®venes (y no tan j¨®venes) investigadores espa?oles, tanto los que trabajamos en este como en otros pa¨ªses, nos hemos sentido aludidos. No cabe duda de que, en los ¨²ltimos a?os, ha habido una tendencia a exportar mucho talento pero importar muy poco, en cuanto a cient¨ªficos e investigadores se refiere. Pero, ?por qu¨¦ ha sido as¨ª? M¨¢s a¨²n, ?c¨®mo podemos restablecer el equilibrio entre el flujo de investigadores hacia centros punteros internacionales y la necesaria (re)captaci¨®n de talento?
Para entender esto, es necesario explicar algunas connotaciones inherentes a la carrera investigadora, tanto en ciencias como en humanidades. La primera es que no existe primera o segunda divisi¨®n. Hay una sola, enormemente exigente e internacional. Este oficio consiste en hacer aportaciones significativas, tanto en investigaci¨®n b¨¢sica como aplicada, a una determinada ¨¢rea de conocimiento que no conoce de fronteras. El baremo para evaluar la calidad de estas aportaciones es ¨²nico y universal, y no es otro que el de la comunidad cient¨ªfica internacional. Por tanto, ante la falta en nuestro pa¨ªs de medios adecuados para conseguir ese objetivo, muchos investigadores han buscado lugares m¨¢s competitivos, a los cuales solo se accede a trav¨¦s de una formaci¨®n extraordinaria. Y en Espa?a, lo que no nos falta es, precisamente, formaci¨®n de calidad. Contamos con la ¡°generaci¨®n de j¨®venes mejor preparados de la historia¡±, una afirmaci¨®n para la que parece que hay un sorprendente consenso tan dif¨ªcil de lograr en nuestro pa¨ªs.
Ah¨ª entramos en la segunda connotaci¨®n del investigador: pasar una parte de la carrera investigadora en un centro de prestigio, habitualmente en el extranjero. La experiencia internacional posibilita compartir conocimiento, t¨¦cnicas y habilidades, todo lo cual es fundamental para llevar a cabo investigaciones punteras. La movilidad del personal investigador es por tanto un requisito formativo casi obligatorio y siempre altamente recomendable. Lo hacen los investigadores de todos los pa¨ªses de nuestro entorno, aunque la diferencia estriba en que los m¨¢s avanzados cient¨ªficamente reciben tanto o m¨¢s talento como el que exportan.
Muchos investigadores han buscado lugares m¨¢s competitivos, a los cuales solo se accede a trav¨¦s de una formaci¨®n extraordinaria. Y en Espa?a, lo que no nos falta es, precisamente, formaci¨®n de calidad
Sin embargo, esto no debe ser excusa para disfrazar de proyecto o movilidad internacional una insostenible falta de oportunidades laborales, que es precisamente lo que ocurre en Espa?a. A medida que las inversiones en universidades e investigaci¨®n cayeron, algo excepcional en comparaci¨®n con pa¨ªses de nuestro entorno, muchos investigadores que no ten¨ªan oportunidades para continuar su carrera investigadora en nuestro pa¨ªs dejaron una vida atr¨¢s y prepararon las maletas, que adem¨¢s de sus enseres personales conten¨ªan sus l¨ªneas de trabajo, sus inventos y patentes, su reconocimiento internacional y sus redes de contactos. Y Espa?a se convirti¨®, en unos pocos a?os, en un modelo antag¨®nico a los pa¨ªses de nuestro entorno: pasamos a ser un pa¨ªs claramente ¡°donante¡± de talento y conocimiento.
Los investigadores se marchaban y muy pocos de ellos retornaron. M¨¢s a¨²n: los investigadores de otros pa¨ªses tambi¨¦n dejaban de venir a trabajar en Espa?a. Por supuesto, hemos seguido recibiendo buenos cient¨ªficos, principalmente en aquellos centros de investigaci¨®n que a¨²n gozan de un buen estado de salud. Tambi¨¦n es cierto que no todos los j¨®venes se han marchado y que una parte de ellos efectivamente ha retornado. Pero el c¨®mputo global se ha sesgado de manera preocupante hacia la emigraci¨®n. Como resultado de esta ¡°fuga de cerebros¡± se ha perdido talento maduro, productivo y atractivo que ha echado ra¨ªces fuera de nuestras fronteras.
El n¨²mero de investigadores espa?oles en otros pa¨ªses ha crecido de tal manera que han ido apareciendo asociaciones de investigadores espa?oles hasta en 15 pa¨ªses. Desde el pasado mes de julio, ¨¦stas se han agrupado bajo un mismo paraguas formando la Red de Asociaciones de Investigadores y Cient¨ªficos Espa?oles en el Exterior (RAICEX), que ya aglutina a m¨¢s de 3.500 investigadores, distribuidos en 4 continentes. Muchos querr¨ªan volver si bien otros, ante las oportunidades profesionales encontradas, se han integrado en sus pa¨ªses de destino y no buscan retorno. Sin embargo, hay algo que tienen en com¨²n todos y cada uno de estos profesionales de la investigaci¨®n: el inter¨¦s en transmitir y compartir con la sociedad e instituciones espa?olas las competencias y el conocimiento adquiridos fuera de Espa?a, en un contexto cient¨ªfico global y de colaboraci¨®n multilateral.
Este objetivo es compartido con los j¨®venes investigadores que, agrupados en la Federaci¨®n de J¨®venes investigadores (FJI-Precarios), se encuentran en diferentes estad¨ªos de su etapa formativa o bien dando los primeros pasos de su carrera investigadora independiente en Espa?a. Desde su fundaci¨®n en el a?o 2000, la FJI ha contribuido a alcanzar hitos para los investigadores predoctorales, por ejemplo el no ser becario, sino un trabajador asalariado con una remuneraci¨®n acorde a su alta especializaci¨®n, derecho a pensi¨®n y a paro y la pr¨®xima aprobaci¨®n de un estatuto que regula su actividad laboral.
Tanto RAICEX como FJI pueden contribuir al objetivo com¨²n del sistema estatal de Ciencia, Tecnolog¨ªa e Innovaci¨®n: el progreso de la ciencia en Espa?a. Es imperioso restablecer el equilibrio exportaci¨®n/importaci¨®n de investigadores, lo cual se puede conseguir con unas pocas pero importantes medidas que aqu¨ª enunciamos, destinadas a actuaciones tanto a corto, medio como largo plazo:
1- Dise?ar, desde las etapas iniciales, una carrera investigadora competitiva dentro del mundo cient¨ªfico, tanto acad¨¦mico como en investigaci¨®n aplicada, optimizando para ello la inversi¨®n en I+D+i en acuerdo con los presupuestos de educaci¨®n y universidades.
2- Fomentar, co-financiar y valorar positivamente (en los criterios de evaluaci¨®n de la carrera investigadora) la movilidad internacional, ya que es una opci¨®n que se ha mostrado efectiva tanto para para favorecer la formaci¨®n de los investigadores como para combatir la endogamia. Asimismo, se debe favorecer la movilidad interterritorial dentro del pa¨ªs e intersectorial entre academia e industria. Estas colaboraciones multidireccionales sentar¨¢n la base para una v¨ªa de movilidad libre, que capte y que ceda talento, atractiva y estable.
3- El refuerzo propuesto en programas de formaci¨®n, internacionalizaci¨®n y retorno, se ha de ver complementado con la captaci¨®n internacional de talento.
4- Ambas v¨ªas han de culminar en procesos de evaluaci¨®n objetivos y competitivos destinados a la creaci¨®n de plazas de trabajo estables e indefinidas, la ¨²nica manera de poder desarrollar proyectos de calidad. Los criterios y mecanismos para establecer un proceso de evaluaci¨®n de proyectos y plazas independiente, transparente y riguroso, pasan por reforzar una ya creada pero absolutamente vac¨ªa de funciones Agencia Estatal de Investigaci¨®n, que tendr¨ªa que ser independiente y gestionada por profesionales de la investigaci¨®n, siguiendo los modelos de otros pa¨ªses. Todos unidos tenemos que exigir a nuestros dirigentes que asuman, con la mayor celeridad posible, los cambios que necesita nuestro sistema de ciencia. No s¨®lo por nuestros cient¨ªficos, si no por el progreso del pa¨ªs y de nuestra sociedad. La uni¨®n hace la ciencia.?
Hugo Guti¨¦rrez de Ter¨¢n es investigador y docente en Biolog¨ªa Computacional en la Universidad de Uppsala, y escribe este art¨ªculo en representaci¨®n de la Red de Investigadores Espa?oles en el Extranjero (RAICEX), de la que es vicepresidente.
Pablo Gim¨¦nez G¨®mez es investigador predoctoral en la Universidad Complutense de Madrid, y escribe este art¨ªculo en representaci¨®n de la Federaci¨®n de J¨®venes Investigadores¨CPrecarios, de la que es presidente.
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