Palabras que me impiden seguir leyendo
Cada ¨¦poca sufre sus modas y sus plagas, y lo penoso es que ¨¦stas son abrazadas acr¨ªticamente o con papanatismo por millares de personas
TODO ESCRITOR, que se pasa la vida eligiendo y descartando vocabulario, acaba teniendo sus man¨ªas, sus filias y fobias, sus preferencias y aversiones. En realidad eso le ocurre a cualquiera, pues todos hacemos uso de la lengua con mayor o menor grado de conciencia, y todos tendemos a aceptar o rechazar palabras, intuitiva o deliberadamente. Cada ¨¦poca sufre sus modas y sus plagas, y lo penoso es que ¨¦stas son abrazadas acr¨ªticamente o con papanatismo por millares de personas, que las repiten machaconamente como papagayos, hasta la n¨¢usea. Esos individuos creen a menudo estar diciendo algo original, cuando lo que dicen es un t¨®pico. O creen ser ¡°modernos¡±, o estarles haciendo un gui?o a sus correligionarios, por el mero uso de ciertos t¨¦rminos. Recuerdo que hace unos a?os todo era ¡°coral¡± y ¡°mestizo¡±; hoy es todo ¡°transversal¡±, convertido en uno de esos vocablos que, cuando me los encuentro en un texto ¡ªo los oigo en una televisi¨®n o una radio¡ª, me instan a abandonar de inmediato la lectura ¡ªo a cambiar de cadena¡ª, sabedor de que quien escribe o habla est¨¢ abonado a los lugares comunes y no piensa por s¨ª mismo.
Antes de que empiecen a indignarse quienes los emplean, conviene aclarar que yo s¨ª hablo solamente por m¨ª mismo. Que me irriten t¨¦rminos o expresiones no supone nada, ninguna condena. Es s¨®lo que a m¨ª me sacan de quicio y que no los soporto, lo mismo que a una pazguata de anta?o la her¨ªa leer ¡°co?o¡± o ¡°cojones¡±, o que a un recio var¨®n le produc¨ªan arcadas los ¡°nen¨²fares¡± y ¡°azahares¡± de un poema. Debo decir con l¨¢stima que el actual feminismo feroce ha plagiado o acu?ado unos cuantos palabros que me atraviesan los ojos y o¨ªdos. En cuanto me aparecen el espantoso ¡°empoderar¡± y sus derivados (¡°empoderamiento¡±, ¡°empoderador¡±), interrumpo al instante el art¨ªculo o el libro, por mucho que la Real Academia Espa?ola los haya admitido en el Diccionario (nada me puede traer m¨¢s sin cuidado, en este periodo asustadizo de esa instituci¨®n a la que pertenezco¡, creo). Lo mismo me ocurre con ¡°heteropatriarcal¡± y no digamos con ¡°heteropatriarcalizar¡±, que, aparte de largu¨ªsimos y sobados, me parecen injustos e inexactos, como si los hombres homosexuales no hubieran estado a menudo casados y no hubieran participado del ¡°patriarcado¡±. En cuanto a ¡°sororidad¡±, tentado estoy de hacerme cruces (o el harakiri) cada vez que cae ante mi vista, porque me resulta inevitablemente monjil y con olor a naftalina. Tampoco se les da bien la recreaci¨®n castiza a estos feministas feroci: me provocan urticaria ¡°cipotudo¡±, ¡°machirulo¡± y la m¨¢s reciente ¡°machuno¡±, con reminiscencias de ¡°chotuno¡±. El desdichado sufijo en ¡°-uno¡± no es demasiado frecuente en nuestra lengua, seguramente por feo y zafio, lo que invita a recurrir a ¨¦l en este siglo XXI. Cada vez que leo ¡°viejuno¡± (en vez de ¡°vetusto¡±, por ejemplo), ya s¨¦ que quien me lo suelta es mim¨¦tico y habla por boca de ganso.
Otro tanto me sucede con quienes empalman sin cesar verbos cursis calcados del ingl¨¦s m¨¢s est¨²pido, como ¡°empatizar¡±, ¡°socializar¡±, ¡°interactuar¡± y similares. Estoy seguro de que un escritor no vale la pena ¡ªy de que adem¨¢s es un pardillo deslumbrado¡ª si recurre a la expresi¨®n inglesa ¡°ponerse en sus zapatos¡±, que es como se dice en esa lengua lo que aqu¨ª siempre se ha dicho ¡°en su lugar¡±, ¡°en su piel¡± y aun ¡°en su pellejo¡±. S¨¦ que el escritor en cuesti¨®n se ha nutrido de traducciones malas o que ha le¨ªdo directamente en ingl¨¦s sin conocer su propio idioma. Una de las razones por las que la mayor¨ªa de los novelistas estadounidenses de las ¨²ltimas generaciones me parecen pomposos y bobos ¡ªuna, hay varias¡ª es por su irrefrenable tendencia a hacer algo que ya he percibido en los copiones espa?oles, a saber: juntar un adverbio ¡°original¡± con un adjetivo. Hace ya a?os que los autores baratos adoptaron, por ejemplo, ¡°asquerosamente rico¡± y ¡°rid¨ªcu?lamente feliz¡±, hoy en d¨ªa insoportables vulgaridades. Pero ahora empiezan a abundar los ¡°extravagantemente en¨¦rgico¡±, ¡°impetuosamente simp¨¢tico¡±, ¡°hirientemente eficaz¡±, ¡°inquietantemente bueno¡± o ¡°minuciosamente in¨²til¡±. Se nota tanto (en los espa?oles como en los americanos) que el escritor en cuesti¨®n se ha pasado largo rato pens¨¢ndose la combinaci¨®n, y creyendo hacer literatura con ella, que se me hace aconsejable arrojar en el acto el volumen por la ventana. S¨¦ que se trata de un farsante.
La f¨®rmula ¡°esto no va de mujeres, va de libertades¡± y parecidas me producen un sarpullido m¨¢s grave que la idiotizada expresi¨®n ¡°s¨ª o s¨ª¡±, omnipresente. ?ltimamente hay periodistas que han descubierto el verbo ¡°ameritar¡±, normal en Latinoam¨¦rica, y est¨¢n desterrando nuestro ¡°merecer¡± a marchas forzadas. En cuanto al horroroso y mal formado ¡°ojipl¨¢tico¡±, que ya ha pedido su ingreso en el Diccionario, qu¨¦ quieren. Pretender que a partir de ¡°se me quedaron los ojos como platos¡± se cree ese engendro, es como aspirar a que tambi¨¦n se incluyan ¡°carnigallin¨¢ceo¡±, ¡°pelip¨²ntico¡± y ¡°peliesc¨¢rpico¡± para designar c¨®mo nos quedamos cuando nos emocionamos o nos llevamos un susto. Hay m¨¢s, pero por hoy ya es bastante.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.