Ideol¨®gica
Somos m¨¢s morales y m¨¢s inmorales que nunca

La actualidad tiene que ver con lo que est¨¢ pasando ahora, pero tambi¨¦n con esas palabras que no se lleva el viento y retumban para decirnos c¨®mo la realidad se cuela en lo que somos ¡ªo creemos ser¡ª y lo que somos o creemos ser construye la realidad. Por eso, rescato unas declaraciones ya antiguas de Marta Bosquet, presidenta del Parlamento andaluz ¡ª¡°Desprestigiar¡± a Vox ¡°es menospreciar a sus votantes¡±¡ª y las contrapongo a un texto de Rachel Cusk que, hablando de webs literarias, se?ala en su novela Prestigio: ¡°Dante recib¨ªa una sola estrella, de cinco, por su Divina comedia, que se describ¨ªa como una ¡®mierda absoluta¡±. Despu¨¦s, me pregunto: ?hacia d¨®nde camina la humanidad? La afirmaci¨®n de Bosquet tendr¨ªa como objetivo cortoplacista allanar el terreno para las negociaciones y curarse en salud; sin embargo, lo que perdura es esa estrategia demag¨®gica de adulaci¨®n, tan extendida en todos los terrenos ¡ªventa de electrodom¨¦sticos, cultura, pol¨ªtica¡ª, que consiste en clientelizar a las personas para, simulando tenerles much¨ªsimo respeto, falt¨¢rselo continuamente. Las clientas y clientes nunca nos equivocamos, y sentimos como ataque personal el cuestionamiento de nuestros gustos, incluyendo el de nuestros gustos pol¨ªticos porque ya se sabe que la palabra ideolog¨ªa es mala. Se demoniza una huelga por ser ideol¨®gica o se escribe ideolog¨ªa delante de feminista y se matan dos p¨¢jaros de un tiro. Somos nuestras opciones de consumo ¡ªpartidos, libros, coliflores¡ª y se produce una transferencia desde las caracter¨ªsticas de mis fetiches y likes hasta lo m¨¢s profundo de mi ser. Somos narcisistas de narices y tantos narcisistas juntos no toleran que nadie d¨¦ lecciones desde un conocimiento identificado siempre con la prepotencia. Terneritas y becerrillos de oro montan la de Dios porque una persona documentada califica de blanda su serie favorita o se muestra en desacuerdo con Vox cuando Vox se ha convertido en su opci¨®n de consumo pol¨ªtico. As¨ª no se razona: se meten zascas. La presidenta echa a los leones a quienes discrepamos, criticamos, desprestigiamos ¡ª?es lo mismo?¡ª a Vox porque menospreciamos a su target: demagogia. ?Son sin¨®nimos no respetar, menospreciar y contradecir? Tambi¨¦n Carl Wilson, en M¨²sica de mierda, se autocritica por haber criticado a C¨¦line Dion: buscar el lado hortera de los gorgoritos de la canadiense es un insulto hacia sus fans. Wilson se fustiga por su prepotencia cuestionando un concepto autoritario de buen gusto. Pero solo el sentido cr¨ªtico nos ayuda a salir del tambor de la lavadora. Evolucionar.
Los elementos reaccionarios del arco pol¨ªtico esgrimen argumentos de democracia y respeto para apuntalar la violencia que se disponen a ejercer. Bosquet bloquea la cr¨ªtica a Vox, elevada a la categor¨ªa de ¡°desprestigio¡±, porque eso implicar¨ªa menospreciar a sus votantes: tal razonamiento nos amordaza e invalida la l¨®gica representativa y parlamentaria. No es poca cosa para la presidenta de un Parlamento, que es el espacio donde se parlamenta. La presidenta pone l¨ªmite a la cr¨ªtica contra una formaci¨®n pol¨ªtica porque detr¨¢s de ella hay votantes. Sin embargo, para desmerecer a un individuo se buscan procedimientos de personal¨ªsimo descr¨¦dito ¡ªorientaci¨®n sexual, maneras de vestir, halitosis¡ª. Somos m¨¢s morales y m¨¢s inmorales que nunca. Yo reflejo y construyo ideolog¨ªa; Marta Bosquet, tambi¨¦n: la candente actualidad se hace eco de una deriva ideol¨®gica menos perecedera, mucho m¨¢s t¨®xica e indeleble, que esas noticias que se nos olvidan de un d¨ªa para otro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
