Antisemitismo y pol¨ªtica de identidades
La pol¨¦mica refleja la propia crisis generacional y de identidad del Partido Dem¨®crata
La C¨¢mara de Representantes de los Estados Unidos aprob¨® una resoluci¨®n el pasado jueves condenando el odio y la intolerancia. La iniciativa se produjo a ra¨ªz de los comentarios de la congresista del Partido Dem¨®crata Ilhan Omar. En una serie de tuits, Omar afirm¨® que en Norteam¨¦rica los activistas a favor de Israel estaban forzando el ser leales a ¡°un pa¨ªs extranjero¡± y que el apoyo a Israel era ¡°todo por los Benjam¨ªn¡±, una alusi¨®n a que el dinero jud¨ªo controlaba la pol¨ªtica exterior.
Entre los prejuicios antisemitas m¨¢s arraigados destacan tres: la imagen del jud¨ªo avaro, la idea de que los jud¨ªos forman una red internacional que confabula para hacerse con el poder mundial y la sospecha de que, en ¨²ltima instancia, su compromiso pol¨ªtico primordial es con Israel, y solo despu¨¦s con el pa¨ªs de residencia. En sus declaraciones Omar toc¨® todas las teclas.
La controversia ha sido explotada por los republicanos. Omar, por su condici¨®n de mujer negra, musulmana cubierta con hiyab, y refugiada somal¨ª, ha sido desde un principio objeto de escrutinio por los conservadores. Tambi¨¦n le ha explotado al Partido Dem¨®crata cuando elaboraba una resoluci¨®n condenatoria y se enred¨® en una mara?a de pol¨ªtica de identidades. Lo que iba a ser un simple rechazo hacia la intolerancia antisemita deriv¨® en una letan¨ªa que se remontaba al caso Dreyfus e inclu¨ªa a musulmanes, hind¨²es, sijs, americanos nativos, asi¨¢ticos, latinos e isle?os del Pac¨ªfico, el colectivo LGBT, otra gente de color e inmigrantes.
Para Zack Beauchamp existen en pol¨ªtica dos tipos de antisemitismo: uno vinculado a la izquierda, que convierte las cr¨ªticas leg¨ªtimas a Israel en teor¨ªas de conspiraci¨®n; otro, el de la derecha, que acusa a una camarilla de jud¨ªos ricos de la inmigraci¨®n masiva y la pol¨ªtica cultural de izquierdas. A estos dos habr¨ªa que a?adir un tercero, el que se produce en el mundo isl¨¢mico y que, en palabras de Fareed Zakaria, se est¨¢ extendiendo como el c¨¢ncer. Los tuits de Omar se enmarcan en el primer tipo. Con su referencia a que ¡°todo¡± era una cuesti¨®n de dinero, incurri¨® en la generalizaci¨®n de los estereotipos. Podr¨ªa haber planteado una cr¨ªtica a la pol¨ªtica de Netanyahu o a las maniobras del lobby pro Israel m¨¢s poderoso. Su error fue asociar la parte con el todo. En respuesta, recibi¨® un contragolpe feroz en la misma l¨ªnea de flotaci¨®n: la difusi¨®n de un p¨®ster en el que aparec¨ªan las Torres Gemelas de Nueva York con su foto y la frase ¡°no olvidemos¡±. Otra generalizaci¨®n, esta vez islam¨®foba, que incide en la imagen de los musulmanes como terroristas en potencia.
La pol¨¦mica refleja la propia crisis generacional y de identidad del Partido Dem¨®crata en un momento de auge del antisemitismo. Tambi¨¦n la complicada tarea de equilibrar identidades y visiones, en una sociedad cada vez m¨¢s compleja y diversa en lo ¨¦tnico y religioso.
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