Rose Hanbury, la mujer que puso en jaque el matrimonio de Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton
La marquesa de Cholmondeley es una vieja amiga de los duques de Cambridge a la que se relacion¨® con el pr¨ªncipe. ?l lo desminti¨® y el lunes ella acudi¨® a la cena de gala en honor a Trump
La noche del lunes, Londres acog¨ªa una de esas ocasiones cargadas de pompa y boato: un banquete de Estado en honor a Donald Trump, invitado de Isabel II. Con sus mejores galas acudieron al mismo la reina, el pr¨ªncipe Carlos y Camila y?Guillermo de Inglaterra y su esposa, Kate Middleton. Los duques de Cambridge coincidieron all¨ª con una pareja de buenos conocidos, la formada por David Rocksavage y Rose Hanbury, marqueses de Cholmondeley.
En los ¨²ltimos meses, la pareja es centro de las especulaciones de los tabloides brit¨¢nicos por su relaci¨®n con los duques. Ricos, arist¨®cratas, atractivos y con hijos de la misma edad que los peque?os Cambridge. Rose, marquesa de Cholmondeley, de 35 a?os, se ha convertido m¨¢s en un personaje de la prensa amarilla que de las revistas de la alta alcurnia porque ciertos medios han asegurado que manten¨ªa una relaci¨®n con el pr¨ªncipe Guillermo, su vecino y al que conoce desde hace d¨¦cadas.
El motivo de las especulaciones fueron unas im¨¢genes filtradas ¡ªde mala calidad, con poca luz y realizadas en lo que parece una fiesta¡ª en las que un hombre que podr¨ªa (o no) ser el pr¨ªncipe se acercaba a una mujer que podr¨ªa ser (o no) la marquesa. M¨¢s tarde, seg¨²n The Daily Beast, los abogados de Guillermo amenazaron con denunciar a los medios que las publicaran. Los duques nada han comentado al respecto, y Rose Hanbury, con muchas menos posibilidades de tener voz en el asunto, ha querido hacer un alarde de naturalidad para desmentirlo. Por ello ha acudido junto a su marido a la cena de gala en honor de los Trump.
En el banquete en Buckingham se pudo ver a la arist¨®crata y exmodelo llegando a la gala, muy elegante y en l¨ªnea con Isabel II, Camila de Cornualles, Kate Middleton y Melania Trump, que vistieron de blanco. En su caso llev¨® un vestido en tono crema, en seda ligera, de escote en uve y tirantes anchos, sin apenas joyas. No es por falta de ellas: en el banquete celebrado en el palacio?en honor de los Reyes de Espa?a en 2017, al que tambi¨¦n acudi¨® y donde se sent¨® al lado del pr¨ªncipe Enrique, llev¨® una impresionante tiara floral de diamantes que llam¨® poderosamente la atenci¨®n de los medios y los asistentes.
Con la marquesa ¡ªque no junto a ella; el protocolo dicta que las parejas lleguen y se sienten por separado¡ª estuvo su marido, lord?Cholmondeley. La pareja se cas¨® hace 10 a?os, cuando ella ten¨ªa 25 a?os y David, que ha estudiado en la prestigiosa Eton y trata de hacerse un hueco en el cine, 48. Cuatro meses despu¨¦s del enlace tuvieron a sus dos primeros hijos, los gemelos Alexander (futuro heredero del t¨ªtulo) y Oliver, compa?eros de juegos del pr¨ªncipe Jorge de Cambridge. Su tercera hija,? Iris, naci¨® en 2016.?
Los?Cholmondeley tienen conexiones con los Windsor desde hace d¨¦cadas. De hecho, la abuela de Rose?Hanbury fue dama de honor en la boda de Isabel II con Felipe de Edimburgo, en noviembre de 1947. Adem¨¢s, la familia tiene dos importantes residencias. La mitad del tiempo viven en el gran castillo de Cheshire, cerca de Liverpool, que lleva el nombre familiar y que se construy¨® en el siglo XIX ¡ªsus jardines est¨¢n abiertos a visitas¡ª para el primer marqu¨¦s de?Cholmondeley sobre unos terrenos familiares del siglo XII. La otra mitad del a?o residen en Houghton Hall, una inmensa mansi¨®n del siglo XVIII con cuatro kil¨®metros de terreno y vecina a Anmer Hall, la casa de los duques en Sandringham, en Norfolk. Solo un par de muestras de la alcurnia de la familia, cuyo patrimonio se estima en m¨¢s de 125 millones de euros.
De ah¨ª que ambas parejas hayan compartido d¨ªas de ocio y fiestas ben¨¦ficas; de hecho, en 2016 hicieron un evento ben¨¦fico en su residencia en honor de los Cambridge. Adem¨¢s del abolengo, les unen la vecindad y los juegos de sus hijos. Y ninguna de las dos partes va a permitir que unas fotos borrosas trunquen 200 a?os de reales relaciones.
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