La revoluci¨®n de Simone Biles
Adem¨¢s de imponer una gimnasia potente, precisa, espectacular, divertida y arriesgada, la deportista ha decidido reivindicarse como la estrella que es
Simone Biles vol¨® ante los telespectadores de Estados Unidos en horario de m¨¢xima audiencia. Y su haza?a en forma de dos nuevos mortales asombrosos salt¨® de las p¨¢ginas especializadas en gimnasia a los noticieros y peri¨®dicos de todo el mundo. Biles es una revoluci¨®n. En primer lugar, porque no tiene rival desde 2013, incluso cuando falla. Pero tambi¨¦n, y sobre todo, porque est¨¢ cambiando su deporte, la gimnasia art¨ªstica, para siempre.
El fen¨®meno es similar al que provoc¨® Nadia Comaneci en los Juegos de Montreal 76. El primer 10,00 de la historia, la perfecci¨®n, catapult¨® a la rumana, una adolescente ani?ada de 14 a?os, a la fama mundial. Y la gimnasia se transform¨®: desaparecieron las mujeres y proliferaron las ni?as acr¨®batas de menos de metro y medio, serias y concentradas como estatuas.
Pero la revoluci¨®n de Biles va m¨¢s all¨¢. Adem¨¢s de imponer una gimnasia potente, precisa, espectacular, divertida y tan arriesgada que arranca los gritos del p¨²blico ¡ªy publicitarla en todo el mundo¡ª, ha decidido reivindicarse como la estrella que es. As¨ª que en los campeonatos de Estados Unidos se entren¨® con un maillot con su nombre tallado en cristal en la espalda ¡ªcomo hacen los jugadores de f¨²tbol o baloncesto¡ª y la serigraf¨ªa de una cabra (goat, en ingl¨¦s, Greatest Of All Times, la mejor de la historia). Era una defensa de su trabajo y una broma dirigida a los que la hab¨ªan criticado por ser la primera en competir con su nombre impreso, pero dice mucho de lo diferente que es esta gimnasta. Mide cada paso, pero no la frena nada.
A los 22 a?os, Biles es consciente de su poder y quiere adem¨¢s transformar un deporte que demasiadas veces se ha visto eclipsado por abusos f¨ªsicos, verbales y sexuales en deportistas que son solo ni?as. Desde que se reconoci¨® v¨ªctima de los abusos sexuales del m¨¦dico ol¨ªmpico Larry Nassar est¨¢ en una batalla personal para mejorar su deporte. El pasado fin de semana se lo record¨® a su federaci¨®n: ¡°Solo ten¨ªan un maldito deber, que era protegernos, y fallaron¡±, dijo entre l¨¢grimas. Biles est¨¢ en otra lucha igual de importante para un deporte que ya no es solo de ni?as: demostrarles a todos que se puede ser la mejor gimnasta del mundo y una mujer normal, con su novio, sus facturas, sus problemas y sus medallas.
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