Culiac¨¢n: de creencias, incompetencia y necedad
La derrota fue producto de la combinaci¨®n de la desubicaci¨®n presidencial y la incompetencia del gabinete de seguridad
Con excepci¨®n del presidente L¨®pez Obrador, que no vio mayor problema en lo ocurrido en Culiac¨¢n (¡°vamos muy bien, no hubo da?o a la imagen del gobierno, se protegi¨® a los ciudadanos y la estrategia de no utilizar la fuerza es la adecuada¡±), el acuerdo es casi un¨¢nime: el Ej¨¦rcito y el Estado sufrieron una derrota humillante a manos del cartel de Sinaloa. Esta fue producto de la combinaci¨®n de la desubicaci¨®n presidencial en materia de seguridad y la incompetencia del gabinete de seguridad.
?Cu¨¢l es la desubicaci¨®n de AMLO en el tema de seguridad? Sus creencias. Una dice que al erradicar la pobreza y la corrupci¨®n, la violencia y la inseguridad desaparecer¨¢n; la segunda, que la violencia no se combate con el uso de la fuerza, sino con la pr¨¦dica moral y el buen ejemplo. Mientras que las acciones derivadas de la primera pudieran ser eficaces en el largo plazo (habr¨ªa que discutir qu¨¦ tipo de pol¨ªticas en concreto, porque no todas lo ser¨ªan) en el corto plazo no solucionar¨¢n el problema. La segunda creencia es bastante irreal e impr¨¢ctica (como se vio en Michoac¨¢n hace una semana y en Culiac¨¢n el jueves) , pero lo grave es que, gracias a ella, L¨®pez Obrador le impide a las fuerzas p¨²blicas actuar como lo que son. La estrategia de seguridad no puede ir m¨¢s all¨¢ de la presencia disuasiva de soldados y polic¨ªas, ya que pr¨¢cticamente tienen prohibido usar la fuerza.
Si AMLO fuera un predicador y/o un activista social no habr¨ªa problema que pusiera en pr¨¢ctica esas recetas para reducir la inseguridad. El problema es que es el jefe de Estado y de Gobierno y por tanto est¨¢ obligado a cumplir y hacer cumplir la constituci¨®n y el resto de las leyes. Para lograrlo, el Estado tiene instituciones (leyes y fuerzas p¨²blicas) y detenta el monopolio del uso leg¨ªtimo de la fuerza. Por tanto, no es opcional el uso de la fuerza ¨Cpor supuesto que dentro del marco legal¡ª para someter a quienes ponen en riesgo la vida y el patrimonio de los ciudadanos. Su desubicaci¨®n consiste en que en materia de seguridad L¨®pez Obrador no quiere actuar como jefe de Estado sino como predicador. Una iglesia o una ONG ser¨ªan su lugar correcto.
La incompetencia mostrada por el Gabinete de Seguridad fue doble. La primera fue reconocida por los secretarios de Seguridad, Alfonso Durazo, y de Defensa, el general Luis Sandoval: el operativo para detener a Ovidio Guzm¨¢n ¡°fue precipitado y estuvo mal planeado¡±. No vale la pena insistir. Solo a?adir que no es posible ni cre¨ªble que los titulares del gabinete no estuvieran enterados. ?Puede el responsable del operativo sacar 50 o 60 hombres del cuartel (no eran 30 o 35) y no avisar de que va a detener al hijo del Chapo? Por favor. Y si fuera cierto el remoto caso de que no fueron informados, la incompetencia es igual de grave. ?En qu¨¦ pa¨ªs los altos mandos permiten que mandos intermedios decidan atrapar blancos de alto nivel y elevada peligrosidad sin avisarle a sus superiores?
La segunda incompetencia fue que a partir de las tres de la tarde y hasta que se retiraron los sicarios no pudieron neutralizar ni contener la embestida del cartel. Los criminales no eran m¨¢s numerosos ni ten¨ªan m¨¢s armamento (pese a la ostentaci¨®n que hicieron) que el ej¨¦rcito, la guardia nacional y los marinos juntos. Se estima que se movilizaron 300 sicarios; la Guardia tiene 350 elementos en Culiac¨¢n, el ej¨¦rcito varios miles y la marina casi 500. La supremac¨ªa de las huestes de Guzm¨¢n fue t¨¢ctica y estrat¨¦gica. Superaron a las fuerzas federales en organizaci¨®n, coordinaci¨®n, despliegue territorial, t¨¢cticas de inmovilizaci¨®n del enemigo e identificaci¨®n de puntos d¨¦biles de sus rivales. Frente a las capacidades insurreccionales del crimen organizado, fue notable el descontrol de soldados y polic¨ªas, como si no llevaran doce a?os enfrent¨¢ndolos.
Seg¨²n la versi¨®n de Durazo, fue el gabinete de seguridad qui¨¦n dirig¨ªa y coordinaba la reacci¨®n de las fuerzas federales. Pues qu¨¦ ineptitud. ?Tuvo que ver en ese fracaso la orden de no utilizar la fuerza, de no sacar carros blindados, de no disparar, de poner en pr¨¢ctica la creencia presidencial de que la fuerza se combate con las actitudes cristianas y el buen ejemplo? No lo sabremos, pero tampoco podemos descartarlo. Quiz¨¢ en esas circunstancias ¨Csicarios sin escr¨²pulos en control de una ciudad¡ª lo correcto fue liberar al Chapito. Pero esas circunstancias s¨ª fueron responsabilidad del presidente y su gabinete. Cometieron el error y luego impidieron que se agravara.
El saldo es muy grave y ha sido ampliamente se?alado: el Estado, sometido y humillado; los criminales empoderados y con la ventaja de saber que las fuerzas estatales est¨¢n maniatadas por una creencia religiosa de su jefe; que la estrategia (por llamarla de alguna manera) contra la inseguridad nunca ha sido tal cosa y que ahora a¨²n vale menos y, finalmente, los ciudadanos m¨¢s indefensos. Lo peor, que L¨®pez Obrador es terco pero necio. No se movi¨® ni se mover¨¢ un ¨¢pice de sus creencias. Dios nos agarre confesados.
Guillermo Vald¨¦s fue?director del Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional durante el Gobierno de Felipe Calder¨®n.?
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