Nos han cateado
Lo que irrita es que haya que esperar a los resultados del informe PISA para que hablemos m¨¢s de lo que est¨¢ pasando
Espa?a siempre se ha llevado regular con la educaci¨®n. Tome usted una tertulia pol¨ªtica al azar y observar¨¢ que mientras los contertulios se mueven como peces en el agua en su h¨¢bitat natural, el de las conjeturas politiqueriles, todo va sobre ruedas. A m¨ª, que conozco a los analistas m¨¢s que a mis hijos, porque siempre adivino por d¨®nde van a salir, me sigue asombrando el conocimiento que muestran de lo que se susurra en despachos, pasillos y whatsapps. Da la impresi¨®n de que pol¨ªticos y cronistas beben juntos. O algo m¨¢s. Pero, ay, su brillantez patina cuando abarcan otros universos. El d¨ªa en que por mandato del informe PISA sobre el nivel escolar hay que abordar el sistema educativo da la misma impresi¨®n que cuando nos preguntaban en historia sobre Fernando VII y escrib¨ªamos sobre la Constituci¨®n de C¨¢diz, a ver si colaba. A?o arriba a?o abajo, qu¨¦ m¨¢s da.
La cuesti¨®n es que sabemos poco. Dir¨ªa que porque, en general, no prestamos la atenci¨®n que debi¨¦ramos a un asunto capital que articula la igualdad social, la justicia y la movilidad de clases. Nos encontramos ahora con que los resultados en ciencias de la Comunidad de Madrid, donde los recortes, la segregaci¨®n y algunas medidas de mera palabrer¨ªa propagand¨ªstica, como someter asignaturas a un biling¨¹ismo para el que no est¨¢n preparados ni los docentes ni los alumnos, se desploman; nos encontramos con que el nivel de los alumnos ha ca¨ªdo escandalosamente, y para justificarlo, el consejero de Educaci¨®n nos habla de pruebas mal dise?adas que contagian en sus malos resultados a las otras. No acabo de entenderlo. Entiendo, s¨ª, que si esto hubiera ocurrido en Andaluc¨ªa habr¨ªa habido una especie de consenso de aceptaci¨®n, pero Madrid, que se ha ido salvando del suspenso milagrosamente a pesar de la creciente desigualdad social, est¨¢ en shock.
Lo que irrita es que haya que esperar a esos resultados del informe para que hablemos m¨¢s de lo que est¨¢ pasando. Basta con visitar colegios p¨²blicos que, ubic¨¢ndose incluso en el mismo barrio, no cuentan con los mismos recursos, o bien precisan que esos recursos sean reforzados porque tienen necesidades especiales. Hay muchos centros p¨²blicos en donde reina la interinidad, escasean los profesores de refuerzo, y se ha impuesto un biling¨¹ismo que puede llevar a los cr¨ªos a ser ignorantes en dos idiomas. Tambi¨¦n se diserta sobre la preparaci¨®n del profesorado. Efectivamente, un maestro o una profesora se enfrentan hoy a desaf¨ªos en mi opini¨®n de enorme envergadura, y tambi¨¦n los padres y las madres pueden sentirse perdidos. Hace unos a?os afirm¨¢bamos que un profesor no ten¨ªa por qu¨¦ ejercer de asistente social o de psic¨®logo, pero hoy est¨¢ comprobado que es preciso que exista una conexi¨®n estrecha entre las caracter¨ªsticas socioculturales de un barrio y c¨®mo aborda un claustro la ense?anza. Los colegios que han entendido que es m¨¢s provechoso trabajar integrados en la comunidad obtienen mejores resultados.
Sospecho que los pol¨ªticos a los que se les llena la boca con la palabra excelencia o bien provienen de clases privilegiadas o bien desconocen nuestro presente. Si la escuela deja de ser el motor del ascensor social estaremos reforzando el clasismo; si el bachillerato deja de ser la mayor fuente de cultura de nuestra vida educativa estaremos rebajando el nivel de todo un pa¨ªs. Hablemos de ello, s¨ª, pero todos los d¨ªas, y preguntando a quien sabe.
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