?Hay que censurar las escenas racistas del cine infantil?
El desembarco de la plataforma Disney + reabre el debate sobre qu¨¦ hacer con cl¨¢sicos que, vistos hoy, resultan pol¨¦micos o incorrectos. ?Se eliminan? ?Se acompa?an de r¨®tulos explicativos?
Los espectadores estadounidenses que se adentraron el pasado mes de noviembre en la nueva plataforma de streaming Disney+ y apostaron por ver Fantas¨ªa, El libro de la selva, Dumbo o Peter Pan se encontraron con que esas pel¨ªculas van precedidas por un r¨®tulo que dice: ¡°Este programa se muestra como se cre¨® originalmente. Puede contener retratos culturales anticuados¡±. El mensaje se refiere, por ejemplo, a la centaura negra de Fantas¨ªa que aparece limpi¨¢ndole las pezu?as a un caballo, al orangut¨¢n King Louie en El libro de la selva, que le canta a Mowgli a ritmo de jazz: ¡°u-bi-d¨², quiero ser como t¨²¡± (es decir, humano, civilizado), al cuervo de Dumbo, que se llama Jim Crow, como las leyes que segregaban a blancos y negros en el Sur estadounidense, y a la canci¨®n de Por qu¨¦ dicen Au, que sale en Peter Pan y que exhibe todos los clich¨¦s posibles sobre los nativos americanos.
Hasta el mismo lanzamiento de Disney+, que llegar¨¢ a Espa?a en marzo, costar¨¢ 6.99 al mes y dar¨¢ acceso a un cat¨¢logo que incluye cl¨¢sicos animados, el universo Marvel y la saga Star Wars, se hab¨ªa especulado con otra posibilidad m¨¢s radical: colgar esos filmes en la plataforma, pero con las escenas pol¨¦micas censuradas.
Al final, solo se han quedado fuera del men¨² una pel¨ªcula infantil de Bill Cosby de 1981 (encarcelado por m¨²ltiples casos de abuso sexual), un episodio de Los Simpson de 1991 en el que Michael Jackson apareci¨® como doblador invitado y la pel¨ªcula maldita de Disney, Canci¨®n del Sur, musical de 1946 que muestra una visi¨®n id¨ªlica de la vida de los trabajadores negros en las plantaciones y relativiza, o ignora directamente, el drama de la esclavitud. Este es el ¨²nico t¨ªtulo cl¨¢sico que jam¨¢s se ha comercializado en ning¨²n formato de v¨ªdeo dom¨¦stico ni se emite en los canales Disney.
El desembarco de la nueva plataforma de streaming, que inici¨® su andadura el 12 de noviembre y obtuvo diez millones de suscriptores tan solo en su primer d¨ªa, ha reabierto el debate sobre c¨®mo debemos revisitar determinadas pel¨ªculas. ?Hay que dejar de exhibir cl¨¢sicos porque ahora resulten inadecuados?
¡°La tendencia a cuestionar y sobrecorregir la moralidad cuestionable est¨¢ por todas partes¡±
Lindsay Ellis, videoensayista
La historiadora del cine Karina Longworth ha dedicado la ¨²ltima temporada completa de su exitoso podcast, You Must Remember This, a la pel¨ªcula. Una de sus conclusiones es que la ca¨ªda en desgracia de Canci¨®n del Sur no se debe solo a un caso de revisionismo cultural, de mirar al pasado con ojos del presente. De hecho, la pel¨ªcula gener¨® protestas antes y despu¨¦s de su estreno en los a?os cuarenta. The New Yorker y The New York Times le dedicaron dur¨ªsimas cr¨ªticas por su contenido filorracista y estereotipado. En cambio, cuando se reestren¨® en 1956 nada de eso sucedi¨®. En 1972, hubo un t¨ªmido rechazo. Y en los ochenta de Reagan el filme gust¨® tanto que Disney la llev¨® a los cines dos veces y se bas¨® en la pel¨ªcula para dise?ar la atracci¨®n Splash Mountain de sus parques. ¡°Casi se reposicion¨® como una pel¨ªcula sobre la tolerancia racial¡±, apunta Longworth.
¡°Esas pel¨ªculas son racistas y sexistas. Los r¨®tulos deber¨ªan ser mucho m¨¢s claros¡±
Psyche Williams-Forson, experta
La soluci¨®n por la que ha optado Disney+ de incluir avisos en algunos t¨ªtulos tampoco ha contentado a todo el mundo. Para empezar, el texto se considera demasiado as¨¦ptico, menos detallado que el que imprime Warner Brothers en algunos de sus dibujos cl¨¢sicos, como Tom & Jerry, en iTunes y Amazon Prime, que deploran los ¡°prejuicio ¨¦tnicos¡± de algunos episodios, subrayan que eran ¡°err¨®neos entonces y err¨®neos hoy¡± y explican que se ha optado por no censurarlos ¡°porque hacerlo ser¨ªa como hacer ver que esos prejuicios nunca existieron¡±.
Tambi¨¦n est¨¢ la cuesti¨®n de qu¨¦ pel¨ªculas merecen el r¨®tulo. De momento, Disney los coloca s¨®lo en pel¨ªculas que llegan hasta los a?os sesenta y por motivos de discriminaci¨®n racial y cultural. ¡°Deber¨ªan llevarlos tambi¨¦n pel¨ªculas m¨¢s recientes como Alad¨ªn y Pocahontas y dar un paso m¨¢s, a?adir charlas y material educativo que explique los problemas de la pel¨ªcula y la historia que hay detr¨¢s¡±, cree Aramide Tinubu, periodista y cr¨ªtica que suele escribir sobre representatividad en el cine. Tinubu se hace eco de lo que sostienen asociaciones que trabajan por la defensa de la imagen de asi¨¢ticos, ¨¢rabes y nativos americanos, que reclaman la revisi¨®n de esos t¨ªtulos de los noventa, la ¨¦poca que inaugur¨® La Sirenita (1989) y que se conoce como el ¡°Renacimiento Disney¡±. Alad¨ªn (1993) abr¨ªa con una canci¨®n que dice que el malvado Agrabah ¡°viene de una tierra en la que te cortan la oreja si no les gusta tu cara¡± y en Pocahontas (1995) todos los males del colonialismo se diluyen con un romance entre un capit¨¢n ingl¨¦s y una nativa americana.
¡°Los r¨®tulos se quedan cortos. Esas pel¨ªculas son sexistas, racistas y, en algunos casos, capacitistas [discriminatorias hacia personas con discapacidad]. As¨ª que los textos deber¨ªan ser m¨¢s claros respecto a la naturaleza problem¨¢tica de esos filmes¡±, a?ade Psyche Williams-Forson, profesora de Estudios Americanos en la Universidad de Maryland. ?Permitir¨ªa a sus hijos ver El libro de la selva sin supervisi¨®n? ¡°No, no dej¨¦ a mi hija leer el libro sin explicarle yo antes ciertos aspectos, y har¨¦ lo mismo con la pel¨ªcula¡±. La gesti¨®n del pasado no solo presenta dilemas para Disney. Desde el estreno de Frozen, en 2014, la casa que fund¨® Walt Disney, furibundo anticomunista y acusado de antisemita y racista, ha entrado en una era progresista o pol¨ªticamente correcta, seg¨²n se mire. S¨®lo hay que ver los remakes en acci¨®n real de Dumbo, La bella y la bestia, El libro de la selva y El rey Le¨®n. La videoensayista Lindsay Ellis se refiere a esta ¨¦poca como ¡°Woke Disney¡±, utilizando el t¨¦rmino de moda que se refiere al activismo identitario. ¡°La tendencia a cuestionar y sobrecorregir la moralidad cuestionable de los filmes originales est¨¢ por todas partes en estos remakes¡±, se?ala Ellis en uno de sus v¨ªdeos. Pero lo hacen, dice, ignorando los aspectos m¨¢s espinosos como el racismo y centr¨¢ndose en otros m¨¢s digeribles (y exportables) como el empoderamiento femenino o los derechos de los animales. El Dumbo de Tim Burton (2019) acaba con la liberaci¨®n de los animales del circo, un gesto poco cre¨ªble en 1910, que es cuando est¨¢ situada la acci¨®n y opta por eliminar los pol¨¦micos cuervos.
Frozen 2, estrenada en noviembre, deber¨ªa haber sido el culmen de ese Disney progresista y multicultural¡ si Elsa hubiera conseguido la novia que ped¨ªan miles de tuiteros. Como no parece que China y otros mercados est¨¦n listos para una princesa lesbiana, los productores optaron por hacer hincapi¨¦ en su solter¨ªa e independencia. Algunos, como el profesor de Estudios Queer de la San Diego State University, Angel Daniel Matos, el primero en hablar de la homosexualidad de Elsa en un contexto acad¨¦mico, duda sobre si Disney podr¨¢ alargar en el tiempo su ambig¨¹edad. ¡°El viaje de Elsa para convertirse en s¨ª misma, su resistencia a las exigencias de sus padres y de la sociedad, la celebraci¨®n de los elementos que la hacen rara y distinta son muy similares a los de la gente queer¡±. De momento, hay que contentarse con el par de escenas en las que aparece Honeymaren, una nativa de Northuldra con la que Elsa inicia una inspiradora amistad.
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