?Es posible reformar Naciones Unidas?
El sistema de gobernanza global nacido en 1945 no basta para hacer frente a los desaf¨ªos del siglo XXI
Una alfombra en la entrada de la sede de Naciones Unidas en Nueva York recoge unos versos de Saadi, el gran poeta persa del siglo XIII: ¡°Todos los seres humanos somos parte de un mismo cuerpo. Cuando la vida afecta a un miembro el resto del cuerpo sufre por igual. Si no te afecta el dolor de los dem¨¢s es que no mereces llamarte humano¡±. La solidaridad como rasgo distintivo de la humanidad. El esp¨ªritu de la organizaci¨®n que naci¨® para preservar la paz y la colaboraci¨®n mundial resumido en unas palabras.
Antes de que la covid-19 irrumpiera en nuestras vidas, el mundo se preparaba para celebrar el 75? cumplea?os de las Naciones Unidas. ?Celebrar? Aunque la memoria es fr¨¢gil y crisis ha habido muchas, nunca el sistema multilateral nacido despu¨¦s de la II Guerra Mundial se hab¨ªa visto tan cuestionado.
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Hoy los focos est¨¢n en la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, desbordada por la magnitud de la pandemia y convertida en diana de la batalla geopol¨ªtica entre Estados Unidos y China. Antes fue la Organizaci¨®n Mundial del Comercio, atrapada en un callej¨®n sin salida, y el abandono de EE?UU del Acuerdo de Par¨ªs, y la incomprensi¨®n de la opini¨®n p¨²blica internacional ante la incapacidad de frenar la sangr¨ªa de conflictos como el de Siria¡
Es obvio que el sistema de gobernanza global nacido en 1945 no basta para los desaf¨ªos globales del siglo XXI. Porque la naturaleza de dichos desaf¨ªos ha cambiado y porque el pa¨ªs que puso en marcha el sistema, EE UU, ha renunciado a seguir lider¨¢ndolo. El coronavirus ha puesto de manifiesto, m¨¢s a¨²n si cabe, sus debilidades. Pero tambi¨¦n son muchas las llamadas a reforzar la cooperaci¨®n internacional. Voces que alertan de que, frente a los instintos nacionales y nacionalistas, solo podremos salir de crisis como estas conjuntamente; que cierta globalizaci¨®n puede estar en retroceso, pero que hay numerosas amenazas que no entienden de fronteras.
Entre los defensores del multilateralismo, los debates oscilan entre quienes creen que habr¨ªa que rehacerlo todo ¡ªuna estructura completamente nueva¡ª, quienes abogan por otro tipo de instituciones, como el G20 ¡ªcuestionable, vista su actuaci¨®n en esta crisis¡ª y los partidarios de reformar el actual sistema de Naciones Unidas ¡ªuna idea aparcada en el limbo de lo imposible¡ª.
Un reciente ejercicio aspira a reactivar a estos ¨²ltimos. La gobernanza global y el surgimiento de instituciones globales para el siglo XXI (Cambridge University Press) es un exhaustivo y ambicioso trabajo que parte de un profundo conocimiento del entramado institucional en sus diferentes niveles: econ¨®mico, social, medioambiental y de seguridad. Sus autores, Augusto L¨®pez-Claros, Arthur L. Dahl y Maja Groff, con una s¨®lida trayectoria intelectual y pr¨¢ctica en campos como la econom¨ªa, la ecolog¨ªa y el derecho, bucean en la historia del sistema y de las cr¨ªticas recibidas desde su nacimiento (incluido su pecado original, el poder de veto en el Consejo de Seguridad) por parte de personajes tan relevantes como Albert Einstein y Bertrand Russell.
La pregunta del mill¨®n es c¨®mo lograr los incentivos para movilizar una transformaci¨®n tan compleja en un momento tan dif¨ªcil
A partir de ah¨ª, revisa minuciosamente el papel de organismos, agencias e instituciones y plantean propuestas concretas de discusi¨®n, reforma y mejora, algunas rescatadas del propio dise?o inicial de Naciones Unidas. Para ganar legitimidad democr¨¢tica, por ejemplo, apuestan por acercar la organizaci¨®n a la ciudadan¨ªa mediante una Asamblea Parlamentaria Mundial que funcionar¨ªa de modo similar al Parlamento Europeo. Tambi¨¦n plantean la creaci¨®n de una C¨¢mara de la Sociedad Civil, de car¨¢cter consultivo, que reconozca la participaci¨®n de los actores no gubernamentales. Los referentes son el Foro de ONG previo a la Cumbre del Milenio de 2000 y su papel en otros avances multilaterales como el Acuerdo de Par¨ªs, el Tratado sobre la Prohibici¨®n de Armas Nucleares o la puesta en marcha de la Corte Penal Internacional.
La sustituci¨®n del Consejo de Seguridad por un Consejo de car¨¢cter ejecutivo, la creaci¨®n de una Fuerza Internacional de Paz y de un Tribunal Internacional de Derechos Humanos, otro anticorrupci¨®n, la revisi¨®n de la arquitectura financiera global para luchar mejor contra la pobreza y la desigualdad, un enfoque integrado para mejorar y ampliar la capacidad de la gobernanza medioambiental¡ son solo algunas de las alternativas al sistema actual.
La pregunta del mill¨®n es c¨®mo lograr los incentivos para movilizar una transformaci¨®n tan compleja en un momento tan dif¨ªcil. Y ah¨ª los autores ven ciertos atisbos de esperanza. Por una parte, por el gran n¨²mero de instituciones e iniciativas empe?adas en impulsar un nuevo marco multilateral. Este mismo libro es fruto de un premio otorgado por la Fundaci¨®n Global Challenges, de Suecia, tras organizar un concurso que recibi¨® miles de propuestas de todo el mundo. A ello se suma una cada vez mayor conciencia de la opini¨®n p¨²blica global sobre los riesgos comunes; basta con ver el alcance de las movilizaciones de j¨®venes por la defensa del planeta.
?Ser¨¢ suficiente? El gran avance que supuso el nacimiento de la ONU solo fue posible despu¨¦s del mayor ejercicio de destrucci¨®n de la historia humana. ?Podr¨ªa ser el coronavirus ¡ªel mayor disruptor desde la II Guerra Mundial¡ª el motor para adaptar la gobernanza global a las necesidades del siglo XXI?
Cristina Manzano es directora de esglobal.
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