Una tele muy ¡®youtuber¡¯
La pandemia traslad¨® los plat¨®s a los hogares de los presentadores. As¨ª lo han vivido Andreu Buenafuente, Jordi ?vole, Patricia Conde, Cesc Escol¨¢, Isabel Zubiaurre y el Gran Wyoming.
El jueves 12 de marzo, el equipo del programa de La Sexta Lo de ?vole tuvo una reuni¨®n rutinaria. Simplemente se trataba de ultimar los detalles para un viaje que deb¨ªa realizarse el d¨ªa siguiente a Elche con el fin de entrevistar a un preso que estaba de permiso. Entonces alguien dijo: ¡°?Est¨¢is seguros de que vamos a poder hacer esto? Que la cosa pinta mal¡±. Pocos en el equipo le creyeron en aquel momento y todos al cabo de unas horas tuvieron que darle la raz¨®n. Aquella misma tarde se suspendi¨® el viaje. Al d¨ªa siguiente, en v¨ªspera de la declaraci¨®n del estado de alarma, tuvo lugar una nueva reuni¨®n. ¡°Vimos c¨®mo afrontar lo del coronavirus e incluso intentamos ya hacer un programa desde casa ese mismo domingo. Finalmente, hubo tantas comparecencias del Gobierno durante el fin de semana que nuestro programa salt¨®¡±, recuerda Jordi ?vole desde su casa en Gav¨¤ (Barcelona). ¡°Los d¨ªas siguientes nos confirmaron las entrevistas con Pepe M¨²jica y el papa Francisco. Eso nos anim¨®: pod¨ªamos hacer ese programa¡±. A ?vole le pas¨® lo mismo que a todos los que el d¨ªa 14 colgaron de las fachadas de sus negocios un cartel diciendo que volv¨ªan a abrir en dos semanas. ¡°Exacto, ¨ªbamos a hacer un especial, luego dos programas¡ y al final fueron seis¡±.
Lo que le sucedi¨® al periodista catal¨¢n y al equipo estaba tambi¨¦n, con diferentes matices, sucediendo casi simult¨¢neamente en muchas otras cadenas de televisi¨®n y productoras. A Andreu Buenafuente le ofrecieron la posibilidad de seguir haciendo su Late Motiv (Movistar +) en plat¨®, pero con menos p¨²blico. ¡°Me pareci¨® pervertir la idea del programa, as¨ª que en 48 horas est¨¢bamos ya reunidos por videoconferencia para encontrar alternativas. Fue muy del est¨®mago, hab¨ªa que seguir como fuera¡±. A Patricia Conde, conductora junto a ?ngel Mart¨ªn de Dar cera, pulir #0 en la misma plataforma en la que se emite el late show de Buenafuente, le plantearon inmediatamente seguir emitiendo pero desde casa. ¡°Uf, vaya caos, pens¨¦. Esto no va a salir. ?C¨®mo vamos a hacer un programa de televisi¨®n sin todos los elementos que lo hacen ser lo que es? No lo ten¨ªa nada claro, pero, mira, no lo discut¨ª¡±, recuerda Conde. A Isabel Zubiaurre, meteor¨®loga de La Sexta, la mandaron tambi¨¦n a casa aquellos d¨ªas. Mientras la cadena decid¨ªa c¨®mo iba a gestionarse la previsi¨®n meteorol¨®gica a distancia, ella tom¨® la iniciativa. ¡°El mi¨¦rcoles les coment¨¦ de hacer la emisi¨®n con una pizarra desde mi casa. Me la hab¨ªa comprado hace dos a?os, cuando quer¨ªa montar un canal divulgativo. Me compr¨¦ tambi¨¦n unos micr¨®fonos. Entonces pas¨¦ de TVE a La Sexta y no me dio tiempo de hacer nada de eso. La pizarra se qued¨® en la cocina como elemento decorativo¡±.
Mientras, El Gran Wyoming, junto a su hija, que trabaja con ¨¦l en El intermedio (La Sexta), empez¨® a buscar qu¨¦ lugar de la casa ser¨ªa mejor para iluminar y poner la c¨¢mara. Cesc Escol¨¤, el monitor de fitness de la academia de Operaci¨®n Triunfo, tras anunciarse el cierre del espacio, recib¨ªa la oferta de TVE de protagonizar un programa matinal diario para hacer ejercicio en casa y sirvi¨¦ndose para ello solo del mobiliario y los utensilios que hay en el hogar. Esas sillas iban a tener una nueva funci¨®n. Televisiva.
¡°Este es uno de los mayores retos a los que me he enfrentado en mi carrera. Nadie te entrena para una situaci¨®n as¨ª. Hemos ido buscando y no s¨¦ si encontrado nuestra propia voz¡±, recuerda Buenafuente, quien decidi¨® colocar la c¨¢mara en su despacho y ha estado empleando una hora al d¨ªa solo para tapar las ventanas y acondicionar m¨ªnimamente el espacio. ¡°Espero que quienes se dedican a esto sepan perdonar las barbaridades de escenograf¨ªa que puedo haber cometido estas semanas. Empiezas queriendo dar una imagen profesional que, la verdad, creo que hemos logrado darla, pero es inevitable relajarte y, no s¨¦, has quedado en que Silvia [Abril, su pareja] aparezca cada d¨ªa en el programa, pero un d¨ªa te dice que hoy no puede, que no le da la vida. Y otro pasa tu hija por c¨¢mara y, mira, ya est¨¢ bien¡¡±. Tambi¨¦n ?vole tuvo un primer arrebato por ser can¨®nico con el encuadre de su casa que se iba a ver en pantalla. Vinieron miembros del equipo a buscar el mejor posible. La primera intenci¨®n era sumarle al ej¨¦rcito de presentadores, colaboradores y expertos que nos han ense?ado sus bibliotecas estas semanas. Finalmente, se opt¨® por un plano en el que se ve¨ªa una puerta abierta y un pedazo de su cocina. ¡°Ese, con la cesta del pan, los trapos y el rollo de papel de cocina¡±, recuerda al respecto de un atrezo que se ha convertido casi en icono de la televisi¨®n de este pa¨ªs durante esta pandemia. ¡°A m¨ª, lo que me pidieron es que se viera la pantalla de la tele¡±, recuerda Patricia Conde, cuyo hijo tambi¨¦n ha mostrado especial querencia al cameo espont¨¢neo durante las grabaciones de su espacio. ¡°A veces, he tenido que hacer el programa desde una sillita de mi hijo; otras, directamente sentada en el suelo. No s¨¦, me gusta sentarme en el suelo¡±, dice la presentadora. En el caso de Wyoming, el reto era lograr leer un guion que muchas veces no le llega hasta una hora antes del arranque del programa sin que se notase nada de eso. ¡°Al principio, me hice mis trucos para leerlo, me lo colocaba en la pantalla del ordenador y subrayaba con color palabras clave. A veces hab¨ªa que soltar cuatro folios de golpe y no me daba tiempo de aprenderlo. Hay d¨ªas que llegan guiones de 30 p¨¢ginas. Eso no hay Dios que se lo aprenda. Ahora me han puesto un cacharro con el que se lee mucho mejor. Al final, te acostumbras a todo. Tenemos una capacidad de adaptaci¨®n tremenda. Mira, en Menorca me pas¨® una cosa que me llam¨® la atenci¨®n. La distancia entre Mah¨®n y Ciudadela es de apenas 60 kil¨®metros. Bien, pues hab¨ªa gente que hac¨ªa muchos a?os que no la recorr¨ªa. Entonces, a m¨ª una ma?ana me dio por irme a Mah¨®n, y claro, para alguien que vive en Madrid eso es como salir a tomar algo a Cercedilla [localidad de la sierra madrile?a]. La gente de all¨ª me mont¨® un plan de viaje. ¡®Para a comer aqu¨ª¡¡¯. Como si me fuera al Himalaya. Hab¨ªa gente que hac¨ªa a?os que no cruzaba la isla. Lo que les sucede a ellos nos pasa a muchos con nuestras casas ahora. Por un mecanismo de supervivencia hemos asumido que ellas son el mundo¡±, apunta Wyoming.
Una vez solventada la forma en que se iban a hacer los programas, lleg¨® el momento de dilucidar c¨®mo iba a ser el fondo de los mismos. Estaba claro que aquello que hab¨ªa provocado aquel desbarajuste t¨¦cnico era algo tan grande que deb¨ªa tener una respuesta casi igual de dr¨¢stica en los contenidos que estas emisiones iban a proponer durante la primera pandemia televisada de la historia. Por ejemplo, si la mayor¨ªa del pa¨ªs no va a poder salir de casa, ?c¨®mo debe ser la informaci¨®n meteorol¨®gica? ¡°Antes de que pudi¨¦ramos salir me centraba m¨¢s en explicar, en ense?ar y en entretener. Quer¨ªa demostrar que se puede sacar adelante esto que hago de otra forma¡±, recuerda Zubiaurre, cuya terraza es ya otro icono de esta ¨¦poca. ¡°Una vez ya se pudo pasear y hacer deporte, ya lo detall¨¦ m¨¢s. Incluso dec¨ªa cu¨¢ndo es mejor salir, si en el turno de ma?ana o el de tarde¡±. Cesc Escol¨¤ se encontr¨® con la obligaci¨®n de ofrecer soluciones a un problema: el del sedentarismo en confinamiento. ¡°Pens¨¦ muchas tablas de ejercicios, defin¨ª los niveles de intensidad y todo lo dem¨¢s. La idea era que la gente pudiera hacerlo independientemente de su estado de forma. Adem¨¢s, no todos tienen pesas en casa o bicis est¨¢ticas, por lo que hab¨ªa que levantar botellas de agua, o usar sillas para ciertos ejercicios, o poner trapos en el suelo para delimitar un circuito. Ha sido muy creativo y la respuesta de la gente ha sido brutal¡±.
En el caso de ?vole, el reto era hacer a distancia y con apenas dos c¨¢maras un programa que se ha hecho c¨¦lebre por ofrecer un periodismo que casi se puede tocar en un formato con una est¨¦tica cuidad¨ªsima. Ahora, de golpe, hab¨ªa un se?or con los platos por fregar mirando una pantalla de ordenador. ¡°Lo que quer¨ªamos era que quedara claro que esto afectaba a todos. Ricos, pobres¡ Siempre intentamos incluir a trabajadores esenciales entre los entrevistados. Jugamos con el factor sorpresa: no sab¨ªas nunca qui¨¦n iba a aparecer por la ventana. Eso ayudaba a fidelizar al espectador¡±, recuerda el presentador, quien reconoce que esos elementos idiosincr¨¢sicos del programa que daba en un principio miedo perder se han compensado, en parte, con otros que no pod¨ªa imaginarse que la emisi¨®n iba a ganar. ¡°Lo que m¨¢s me ha sorprendido es que se haya creado intimidad con el entrevistado de inmediato. Creo que el hecho de que no vaya un equipo de tele a su casa a invadir su privacidad, sino que est¨¦ ah¨ª, tranquilo, invita a una conversaci¨®n muy ¨ªntima. Y si ¨¦l o ella tambi¨¦n te ven en tu casa relajado, pues incluso mejor¡±. Por otra parte, el estado an¨ªmico general ha provocado un efecto peculiar en las entrevistas. Gente que hubiera sentido pudor por contar su historia, lo hac¨ªa ahora sin filtros. Gente a la que hubiera antes costado arrancarle un an¨¢lisis, lo vert¨ªa sin tener casi que ped¨ªrselo. ¡°Es que todos hemos tenido tiempo para darle un par de vueltas en nuestra cabeza a todo esto. Y eso se agradec¨ªa porque se alcanzaban reflexiones muy potentes. Todo el mundo ten¨ªa cosas que decir. Por ejemplo, me lleg¨® muy adentro una camionera que nos habl¨® desde la cabina de su veh¨ªculo. Tambi¨¦n una trabajadora en una residencia de ancianos con 30 a?os de experiencia que nos narraba el sufrimiento que se viv¨ªa en aquellos lugares¡±. Todos quer¨ªamos un altavoz para poder verbalizar lo que llev¨¢bamos d¨ªas ¡ªluego semanas, luego m¨¢s de un mes¡ª en casa barruntando y todos est¨¢bamos constantemente expuestos al apabullante flujo de informaci¨®n. Esto, en el caso de El intermedio, fue un problema. Despu¨¦s de dos telediarios, cuatro ruedas de prensa en La Moncloa y varias horas inform¨¢ndote en Internet deb¨ªan llegar Wyoming y los suyos a las 21.30¡ ?a qu¨¦? ¡°En la circunstancia anterior nos dirig¨ªamos a gente que no hab¨ªa visto informativos durante todo el d¨ªa, que llegaba a casa, pon¨ªa la tele y nos ve¨ªa. Ahora, en cambio, esa gente llevaba en muchos casos toda la jornada recibiendo informaci¨®n. No pod¨ªamos aparecer nosotros con los mismos datos que ya conoc¨ªan de sobra. Deb¨ªamos repasar la actualidad, pero evitar darles la turra con algo que ya sab¨ªan. Por eso creamos una secci¨®n libre de coronavirus en la que habl¨¢bamos de todo lo dem¨¢s. Al final, ha funcionado, tambi¨¦n porque el programa ha terminado siendo una especie de mezcla de plataformas. Hay tele, pero tambi¨¦n hay algo que se parece m¨¢s a un canal de YouTube, y as¨ª es como se disfruta lo audiovisual ahora¡±. Para Fernando Jerez, director de #0 y de producci¨®n propia en Movistar +, esta tele de pantallas ha funcionado en parte por lo que alude Wyoming, pero, sobre todo, ¡°porque es la que se ha podido hacer. No hab¨ªa otra opci¨®n. Y el p¨²blico quer¨ªa televisi¨®n. Est¨¢ claro que estos c¨®digos son conocidos, los vemos no solo en Internet, sino en conexiones en directo en informativos, pero tambi¨¦n es cierto que no estaban tan presentes en los programas de entretenimiento. Lo que hemos demostrado es que somos capaces de adaptarnos a una situaci¨®n tan bestia como esta con mucha rapidez¡±.
Buenafuente prosigue con las l¨ªneas rojas que su programa traz¨® al inicio de esta etapa. ¡°No deb¨ªamos generar m¨¢s problemas de los que hab¨ªa. No ¨ªbamos a dar p¨¢bulo a esta impresentable bronca pol¨ªtica, ni a meter conspiranoides, ni a jugar a periodista de investigaci¨®n. Estamos viendo gente de la comunicaci¨®n que se comporta como si estuviera descubriendo la p¨®lvora. Y no, algo tan grande como esto, que lo cuenten los especialistas¡±. El resto qued¨® en manos de una mezcla de caos y detonaci¨®n controlada que siempre ha tenido aspecto de naturalidad y que ha sido tan celebrado que ha hecho que tanto ¨¦l como todos los dem¨¢s que han abrazado este tipo de televisi¨®n confinada empiecen a plantearse cu¨¢nto de todo esto va a quedar en la televisi¨®n del futuro. ¡°No tengo perspectiva. Hoy te digo que pienso que todo esto se filtrar¨¢, que esta cosa desacomplejada y natural podr¨ªa infiltrase en el programa y quedarse. Pero yo a veces soy muy ortodoxo y respeto mucho la ceremonia de los late shows, que llevan inventados muchos a?os. Es muy pretencioso decir que ahora los programas como el nuestro los haremos en ch¨¢ndal y ense?ando una u?a. Siento cierta a?oranza por el espect¨¢culo. Al final, es por lo que fuimos contratados¡±, concluye Buenafuente.
Fernando Jerez va un poco m¨¢s all¨¢, o m¨¢s ac¨¢. ¡°Esto ha estado bien, pero yo quiero volver a la tele de siempre, a la que nos gusta hacer. Queremos ver a Andreu o a Wyoming en un plat¨® y queremos las risas de los espectadores. Pobre Andreu, ha actuado solo para Silvia y su hija¡±. ?vole, con quien hablamos justo el d¨ªa despu¨¦s de que se emitiera uno de sus dos programas aplazados por la pandemia, cuando ya hab¨ªa finiquitado su emisi¨®n desde casa, recuerda que ¡°la gente agradeci¨® mucho volver a ver televisi¨®n cuidada. El programa con Sandro Rosell [emitido el 3 de mayo] igual fue un shock para muchos, de golpe hab¨ªa vuelto la tele de antes y asust¨®, pero gust¨®. Despu¨¦s de todo, esa es la tele que hacemos. No tanto el programa que armamos confinados. Pero hab¨ªa que reaccionar. Y lo hicimos¡±.
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