La paloma neozelandesa que ha vuelto en la vejez al lugar donde naci¨®
'Pidge', un ejemplar de kereru o paloma maor¨ª que ha superado en cuatro a?os la esperanza de vida de su especie, fue vista por ¨²ltima vez en 1996
Al final, muy al final, volvi¨® a su nido. Pidge, un ejemplar de paloma maor¨ª (o?kereru, en la lengua nativa de Nueva Zelanda) ha vuelto al lugar donde naci¨® 24 a?os despu¨¦s de que fuera vista por ¨²ltima vez. El logro puede parecer menor hasta que se conoce un importante detalle: el animal tiene ya 29 a?os, cuatro m¨¢s del m¨¢ximo que marca la esperanza de vida de esta especie de columbiforme, caracter¨ªstica por su gran tama?o, pico rojo y cobertura verde y morada brillantes.?
Pidge, un macho que lleva la pata anillada desde su juventud, ha sido visto en Rainbow Springs, un parque natural de Rotorua, en la isla Norte de Nueva Zelanda. All¨ª naci¨® y all¨ª, en 1996, fue avistado por ¨²ltima vez. Hasta el pasado mes de agosto nadie en la instalaci¨®n se hab¨ªa topado de nuevo con ¨¦l.
"Tener aqu¨ª a Pidge con ya casi 30 a?os, m¨¢s que algunos de los trabajadores [del parque], ha sido algo muy emocionante", apunta Emma Bean, responsable de los criaderos de la instalaci¨®n medioambiental, al diario The Guardian.?La experta cree que el ejemplar es, probablemente, el m¨¢s viejo vivo de esta especie de palomas de buche blanco y batir de alas ruidoso, conocidas por su glotoner¨ªa, que son un endemismo de Nueva Zelanda muy apreciado por su carne y plumaje por los abor¨ªgenes de las islas.
Tan glotonas son, que es habitual ver a estas aves caer de los ¨¢rboles tras un atrac¨®n de bayas silvestres. Pero si Pidge ha roto el techo de edad de estas palomas, tambi¨¦n ha hecho lo propio con ese estereotipo de animal trag¨®n: en su parque natal ha reaparecido muy delgada y d¨¦bil. De hecho, sus cuidadores han esperado un mes para comunicar su hallazgo, tiempo que el animal ha pasado recuperando la caracter¨ªstica forma regordeta de sus cong¨¦neres con una dieta a base de uvas y pl¨¢tanos.?
Seg¨²n sus cuidadores, el animal ya ha mostrado signos de querer volar, y por eso la han trasladado al aviario. Ha coincidido su vuelta al nido tras tantos a?os con un censo de su especie en Nueva Zelanda, un esfuerzo con colaboraci¨®n ciudadana realizado entre el 18 y el 27 de septiembre para contabilizar cu¨¢ntos ejemplares quedan en el pa¨ªs. Sin resultar a¨²n amenazante para la supervivencia de la especie, en las ¨²ltimas d¨¦cadas se ha registrado un descenso en el n¨²mero de estas aves, que suelen vivir en pareja hasta el final de sus d¨ªas. Queda a¨²n por resolver el misterio de qu¨¦ ocurri¨® con la de Pidge. "Si todav¨ªa tiene una compa?era ah¨ª fuera, estoy segura de que se encontrar¨¢n. Solo ha pasado un mes, espero que ella no haya pasado cap¨ªtulo tan pronto", ha bromeado la experta Emma Bean.?
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