El valle cavern¨ªcola
En Soba, Cantabria, una ruta de cuevas y el gran manantial del r¨ªo As¨®n
El valle de Soba, en la cuenca alta del r¨ªo As¨®n, es el Himalaya de la espeleolog¨ªa. Unas condiciones muy particulares en el espesor de la capa de roca caliza y en los procesos de karstificaci¨®n (disoluci¨®n de la roca caliza por acci¨®n del agua) convirtieron esta desconocida comarca del sureste de Cantabria en un queso gruyer donde se desarrollan algunas de las simas m¨¢s profundas del mundo y enormes complejos cavern¨ªcolas, como la cueva del Mortillano, con 114 kil¨®metros de galer¨ªas, o el sistema del G¨¢ndara, con otros 104 kil¨®metros de t¨²neles. Soba la descubrieron los espele¨®logos, que deambulaban por el valle hace ya m¨¢s de tres d¨¦cadas con su retah¨ªla de cuerdas est¨¢ticas, escalerillas met¨¢licas, sus anticuadas pero efectivas l¨¢mparas de carburo y monos y petates con m¨¢s barro que un todoterreno del Camel Trophy. Pero el turismo rural tard¨® algo m¨¢s en percatarse de las excelencias del alto As¨®n y sus afluentes, en especial el G¨¢ndara, donde los glaciares y m¨¢s tarde el agua de lluvia modelaron un paisaje sensacional.
Soba es tambi¨¦n un lugar casi despoblado. Hay m¨¢s sobanos en Per¨² y en M¨¦xico que en Soba. Hace medio siglo, pueblos como Rozas ten¨ªan una escuela con 70 ni?os; ahora no quedan ni 70 vecinos... y los ni?os se cuentan con los dedos de una mano. Y esa relaci¨®n con Am¨¦rica est¨¢ presente a¨²n en todo el valle. Un ejemplo: las fiestas de Villar de Soba, una peque?a aldea de apenas 80 vecinos, son famosas en toda la comarca porque un indiano nacido en el pueblo y que hizo fortuna en M¨¦xico las financia por todo lo alto y se trae cada a?o a un grupo de aut¨¦nticos mariachis para amenizarlas. El d¨ªa de la fiesta debe de ser el ¨²nico en que se llene de feligreses la peque?a ermita.
El n¨²cleo urbano m¨¢s grande del alto As¨®n y puerta de entrada a Soba se llama Ramales de la Victoria. El apellido se lo debe al triunfo que los liberales de Espartero obtuvieron aqu¨ª en 1839 y que supuso el final de la I Guerra Carlista.
La apacible vida de Ramales discurre en torno a la plaza de los Duques de la Victoria (aqu¨ª todo parece llevar el apellido laureado); muy cerca se levanta el palacio de Revillagigedo, un gran edificio barroco que perteneci¨® a Juan Francisco de G¨¹emes y Horcasitas, virrey de M¨¦xico y originario del pueblo, quien si lograra salir de la tumba, volver¨ªa a meterse en ella al ver el mal estado de conservaci¨®n en que se encuentra su vieja morada.
Las evidencias cavern¨ªcolas aparecen a las mismas puertas de Ramales. Apenas a 400 metros del centro del pueblo se abre una gigantesca caverna, a la que se llega a trav¨¦s de un encinar cant¨¢brico, por un sendero verde y boscoso comido por el musgo. Es Cullalvera, un gran complejo k¨¢rstico que funciona como surgencia de todo el karst superior, por lo que en ¨¦poca de lluvias es f¨¢cil ver salir un caudal por su boca. Las galer¨ªas de acceso tienen unas dimensiones tan colosales que durante la Guerra Civil se usaron como cocheras. Los primeros centenares de metros se han acondicionado para las visitas tur¨ªsticas, con pasarelas de madera y juegos de luces y sonido. El resto de los 12 kil¨®metros de galer¨ªas de Cullalvera es territorio vedado a quien no sea espele¨®logo.
Tambi¨¦n se ha abierto a las visitas la cueva de Covalanas, a un par de kil¨®metros de Ramales. Aqu¨ª el inter¨¦s no es geol¨®gico o de r¨¦cord de profundidad: Covalanas guarda una importante colecci¨®n de pinturas rupestres, descubiertas en 1903, de las que destacan 18 figuras de ciervas pintadas de rojo datadas en unos 20.000 a?os de antig¨¹edad. Adem¨¢s, la visita guiada se lleva a cabo con linternas (no hay sistema de iluminaci¨®n), lo que acrecienta la magia del lugar.
Desde Ramales de la Victoria se sale en ascenso por la N-629 en direcci¨®n Burgos hasta que poco despu¨¦s aparece un ramal a la derecha que lleva a La G¨¢ndara y el valle de Soba.
A ambos lados de la carretera van surgiendo desv¨ªos a peque?as aldeas, como Santa Mar¨ªa, Rozas, Incedo y La Cistierna, hoy casi despobladas, pero todas con peque?as ermitas rom¨¢nicas, casonas c¨¢ntabras blasonadas y buenas muestras de arquitectura rural. En la iglesia de San Miguel, en Rozas, se conserva un bell¨ªsimo retablo hispano-flamenco del siglo XVI. Y en Santayana, en la margen derecha del r¨ªo G¨¢ndara, un vecino del pueblo, Joaqu¨ªn Sainz de Rozas, mantiene de forma altruista un museo de antig¨¹edades en el viejo bar-tienda que fund¨® su padre (con dinero ganado en M¨¦xico, por supuesto) con una incre¨ªble colecci¨®n de objetos antiguos y documentos hist¨®ricos que ya quisieran para s¨ª muchos museos etnogr¨¢ficos oficiales.
La G¨¢ndara es la localidad m¨¢s tur¨ªstica del valle de Soba y la que concentra casi todos los servicios. Aqu¨ª est¨¢ el Centro de Interpretaci¨®n del Parque Natural de los Collados del As¨®n, la zona protegida que ocupa buena parte del t¨¦rmino municipal de Soba. El parque de los Collados del As¨®n fue creado en 1999 para proteger un macizo monta?oso en el que la acci¨®n de los glaciares cre¨® una morfolog¨ªa muy singular. Glaciares hubo en muchas zonas del norte de Espa?a; lo que diferenci¨® a los del alto As¨®n es que alcanzaron las cotas m¨¢s bajas de toda la Pen¨ªnsula: hay evidencias de erosi¨®n glaciar por debajo de 600 metros de altitud, por ejemplo en el valle de Bustalveinte, algo dif¨ªcil de ver en otras zonas de la monta?a c¨¢ntabra. Esa singularidad le da al paisaje de Soba un valor diferencial.
De campanario, un faro
Y para apreciarlo, nada mejor que subir al mirador de los collados del As¨®n, por la carretera que va de La G¨¢ndara a Arredondo. Desde este punto privilegiado se aprecia la potencia del estrato de rocas calizas, la labor despiadada que los glaciares hicieron con ella, el profundo tajo por el que se cuela el r¨ªo As¨®n y la espectacularidad de un escenario abierto y grandioso como pocos. En la pared izquierda del valle puede verse la gruta por la que el agua recogida por el sistema de simas y cavernas sale por fin a superficie dando vida al r¨ªo As¨®n. Es uno de los nacimientos m¨¢s espectaculares de r¨ªo espa?ol alguno, con el permiso del r¨ªo Mundo, en Albacete, que tambi¨¦n se precipita al vac¨ªo nada m¨¢s ver la luz, como le pasa al As¨®n. La cascada tiene unos 70 metros de altura, pero seg¨²n la ¨¦poca del a?o puede ser un hilillo de agua o una tromba espectacular que da lugar a un arco iris. El mejor momento para verla en su plenitud es primavera, durante el deshielo.
En las cercan¨ªa de Ramales, al inicio de esta ruta, existe una plaza de toros cuadrada. Si queremos terminarla con otra rareza no hay m¨¢s que continuar por la misma carretera de los Collados del As¨®n hasta Arredondo, donde un indiano construy¨® una iglesia cuya fachada imita a la del Congreso de los Diputados, en Madrid, y en vez de campanario le puso un faro. Y es que las fortunas hechas al otro lado del Atl¨¢ntico dieron para muchas excentricidades.
Gu¨ªa
Informaci¨®n
? Oficina de turismo de Ramales de la Victoria(www.aytoramales.org; 942 64 65 04). Llevan la web www.cantabriaorientalrural.es, que abarca tres zonas: As¨®n (al que pertenece el valle de Soba), Aug¨¹era y Trasmiera.
? www.cuevas.culturadecantabria.com
? Parque Natural de los Collados del As¨®n (942 67 73 71).
? Turismo de Cantabria (www.turismodecantabria.com; 901 11 11 12).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.