A ambos lados de La Raya
De la ciudad portuguesa de ?vora al teatro romano de Medell¨ªn, cinco deliciosas escapadas que pueden partir de Badajoz
Cerca de Badajoz, tanto de un lado como de otro de la frontera luso-espa?ola, queda mucho territorio por descubrir. Existen campos y pueblos poco explotados tur¨ªsticamente que se mantienen encantadores. Plazas donde los paisanos son m¨¢s frecuentes que los turistas, paisajes donde la huella del hombre es apenas perceptible y ciudades que se mueven a impulsos ciudadanos y no econ¨®micos. Cinco propuestas para vivir el lado m¨¢s aut¨¦ntico de este rinc¨®n del oeste peninsular partiendo desde Badajoz.
01 Olivenza, alma de fado
Dice una famosa canci¨®n popular que "Olivenza es hija de Espa?a y nieta de Portugal". Y, en verdad, esa es la esencia de esta localidad pacense. Lo portugu¨¦s llena el patrimonio, la gastronom¨ªa y los h¨¢bitos de sus gentes. Lo espa?ol hace m¨¢s confortable la vida pero menos so?adora, menos po¨¦tica. Las noches de verano son agradables en algunos de sus paseos donde todav¨ªa resuenan ecos del idioma luso. En restaurantes como el Dosca, a orillas de la iglesa de Santa Mar¨ªa de la Magdalena, icono del manulista, o paseando junto a su recinto amurallado.
La torre del Homenaje guarda dentro un museo etnogr¨¢fico escrupulosamente confeccionado, y en altura regala vistas de la dehesa y los campos de olivares. La Casa de Misercordia presume de la coqueter¨ªa y belleza de los t¨ªpicos azulejos vintage portugueses, blancos y azules. Olivenza es un lugar perfecto para pasar unos d¨ªas de verano, para recordar la historia que hundi¨® Puente Ajuda y con ella la comunicaci¨®n con Portugal, para degustar la t¨¦cula mecula, postre exclusivo, pero tambi¨¦n para recuperar la nostalgia, la que mira a Portugal desde La Raya.
02 Monsaraz, viaje en el tiempo
Es llegar a la portuguesa Monsaraz y pararse el tiempo. Un castillo medieval, un paisaje grandioso sobre el lago Alqueva y casas blanqueadas son los ingredientes que nos ofrece este pueblo asentado en lo alto de una colina con mucha leyenda. Escenario de numerosas batallas entre espa?oles y portugueses, hoy es un lugar apacible donde sus habitantes saludan mientras van o vienen de sus labores agr¨ªcolas. Abundan los vi?edos entre los que destacan los de Herdade do Espor?o y la Adega Ervideira. Hay que catar algunos de estos vinos en uno de los restaurantes con terrazas que miran al horizonte infinito mientras degustamos un buen pollo asado o unas carpas reci¨¦n pescadas en el Guadiana y pasadas por las brasas.
Pero el castillo no es el ¨²nico vig¨ªa del tiempo, en los alrededores de Monsaraz tambi¨¦n siguen en pie menhires como los de Bulh?a u Outeiro. Hoy es posible tambi¨¦n navegar por el lago en barco, montar a caballo o cabalgar un quad por un entorno que invita a parar el tiempo.
03 ?vora, gallos y 'siricaia'
Por las estrechas calles de ?vora recorremos unos pocos de metros y retrocedemos cientos de a?os en el tiempo. El blanco contrasta con el azul de los azulejos artesanales que pueblan los interiores de palacios, quintas e iglesias de esta ciudad portuguesa. Dec¨ªa Jos¨¦ Saramago que ¡°?vora est¨¢ viva, porque sus ra¨ªces est¨¢n siempre vivas¡±. Uno de sus habitantes ilustres fue Vasco de Gama, que encontr¨® la v¨ªa mar¨ªtima a las Indias tras rodear el cabo de Buena Esperanza. La S¨¦ (Catedral), la pra?a do Giraldo, la capela dos Ossos (huesos) y, sobre todo, el Templo Romano (dedicado a Diana, dicen) son visitas imprescindibles. De recuerdo, gallos multicolor, y de postre, siricaia, una tarta t¨ªpica que deja huella.
04 Alc¨¢ntara y su puente
Antiguamente, a los pueblos m¨¢s importantes se llegaba despu¨¦s de cruzar un puente. Crec¨ªan a orillas de r¨ªos que tra¨ªan prosperidad. Eso le pas¨® a Alcantara. Y es que el puente sobre el Tajo lo es todo para esta localidad cacere?a llamada as¨ª, Puente (alc¨¢ntara, en ¨¢rabe). Es inconcecible que a¨²n hoy esta joya levantada hace m¨¢s de 2.000 a?os por Cayo Julio Lacer, y por la que han transitado cientos de generaciones, siga esperando la denominaci¨®n de patrimonio mundial. Pero hay m¨¢s. Est¨¢ su convento de San Benito del siglo XVI, sede de la Orden de Alc¨¢ntara, en el que trabajaron los mismos obreros que construyeron El Escorial, o la iglesia de Santa Mar¨ªa de Almoc¨®var, imponente. Aqu¨ª nace, adem¨¢s, el parque del Tajo Internacional, una zona protegida que se ha convertido en h¨¢bitat de numerosas especies. En agosto tiene su propio Festival de Teatro. Y para comer, la perdiz al modo de Alc¨¢ntara, una receta heredada de la gastronom¨ªa conventual. Aunque es reinvindicado tambi¨¦n en Portugal y Francia como propio, una vez que lo comes en Alc¨¢ntara, se te revela que nunca sali¨® de aqu¨ª.
05 Playa y teatro en Medell¨ªn
El ¨²ltimo gran hallazgo de patrimonio romano no se destap¨® en Roma, sino en Medell¨ªn, un peque?o pueblo pacense en las Vegas Altas del Guadiana a su paso por Extremadura. Se trata de un impresionante teatro excavado en la roca digno de una localidad que pretend¨ªa rivalizar con M¨¦rida cuando Metellinun estaba en su esplendor. Esto ocurri¨® antes de que Hern¨¢n Cort¨¦s saliera de aqu¨ª para conquistar M¨¦xico. Es el mayor descubrimiento de restos romanos en lo que llevamos de siglo XXI y ahora es perfectamente visitable. Incluso el Festival de M¨¦rida ya lo ha elegido para representar obras all¨ª. Una vez impresionado por la grandiosidad de la escena hay que subir hasta el Castillo y divisar campos de tomate, ma¨ªz, arroz o frutales. Abajo queda la casa en la que naci¨® Cort¨¦s y un puente del siglo XVII que en su d¨ªa tambi¨¦n fue romano. En territorio Guadiana c¨®mo no comer peces de r¨ªo con un picado de ajo, miga de pan y piment¨®n. Por estas latitudes es mejor ponerse al fresco, as¨ª que por las tardes es preferible bajarse a la playa de Medell¨ªn para disfrutar de un agradable y refrescante atardecer.
M¨¢s planes para una escapada a Badajoz aqu¨ª
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