10 razones para descubrir C¨®rcega
Un continente en miniatura rodeado por el intenso azul del Mediterr¨¢neo donde relajarse en playas paradis¨ªacas o lanzarse al senderismo y el descenso de barrancos
Ciudades pintorescas, yacimientos prehist¨®ricos, fortalezas, pueblos gen¨²inamente mediterr¨¢neos y unas playas al borde de un mar azul intenso. Como un continente en miniatura, los viajeros llegan a C¨®rcega para tomar el sol en sus arenales, practicar senderismo, traves¨ªas en canoa y descenso de barrancos, o dedicarse a explorar, a paso lento, su gastronom¨ªa. Un relajado rinc¨®n del Mediterr¨¢neo marcado por la fuerte personalidad de los corsos, definida por una trilog¨ªa sagrada: la comida, el vino y la m¨²sica.
1 Aguas azules en Scandola
Scandola es uno de esos lugares m¨¢gicos y genu¨ªnamente mediterr¨¢neos con los que nos sorprende C¨®rcega, siguiendo la espectacular carretera que va desde Porto hasta Ajaccio. Est¨¢ salpicada de playas, salvajes formaciones rocosas y tambi¨¦n, por qu¨¦ no decirlo, de lugares para los placeres sencillos y b¨¢sicos; por ejemplo, el irresistible restaurante (y helader¨ªa) Geronimi, en el peque?o pueblo de Sagone, que propone sabores tan variopintos como el helado de camembert o el de anchoa. A la reserva natural de Scandola, declarada patrimonio mundial, solo se puede acceder por mar, con la posibilidad de ver parajes salvajes tanto en tierra firme como bajo el agua: el golfo presume de una fant¨¢s?tica biodiversidad marina y una asombrosa topograf¨ªa. Hay muchos operadores que ofrecen excusiones en barco para visitar la reserva (via?mare-promenades.com; portoeivissa.com; corse-emotion.com).
Desde Porto tambi¨¦n merece la pena visitar los pintorescos pueblos de Ota y Evisa, tranquilos e impasibles ante el flujo de turistas, as¨ª como las gorges de la Spelunca, uno de los ca?ones naturales m¨¢s profundos de C¨®rcega, perfecto para hacer senderismo y nadar en aguas frescas en verano.
2 Carreteras costeras en Cap Corse
Sobre el mapa, Bastia ¨Cla segunda ciudad de C¨®rcega¨C y la pen¨ªnsula de Cap Corse ocupan una insignificante porci¨®n de isla, sin embargo, sorprende su variedad de atractivos. Es f¨¢cil pasar una semana de caminatas por la espectacular costa de Cap Corse, explorar peque?as poblaciones como Non?za, Centuri y Erbalunga o curiosear en los mercados y estrechas calles del barrio Terra Vecchia de Bastia.
Cap Corse, una alargada pen¨ªnsula en el noreste de C¨®r?cega, sobresale del resto de la isla como un enorme dedo que se?ala a Italia. Su costa oeste es conocida por su desnudez, con acantilados de roca y puebleci?tos que resisten los fuertes vientos. El litoral este, sin embargo, ofrece un paisaje m¨¢s amable, con colinas verdes, hermosas playas y pueblos costeros. Aunque Cap Corse tiene apenas 40 kil¨®metros de largo, la estrecha carretera que lo rodea (la D80) acumula 120 de recorrido, enlazando curvas cerradas y sobrecogedores precipicios que van directos al mar.
El diminuto puerto de Centuri, lleno de embarca?ciones, es uno de los m¨¢s impor?tantes de Europa en la pesca de langoust (langosta de roca) y en algunos de sus restaurantes se pueden degustar la legendaria p?tes ¨¤ la langouste (pasta con langosta), especialidad local de temporada (de agosto a octubre). Pero para muchos la localidad m¨¢s atraciva de esta zona es Nonza, y su torre vig¨ªa genovesa. Casas de piedra y tejados de esquisto que parecen precipitarse sobre su playa de guijarros negros, a la que se accede por un sen?dero rocoso entre campos vallados de limoneros y una antigua mina de amianto, que estuvo operativa entre 1941 y 1965. Por lo abarrotada que est¨¢ en verano, parece que la contaminaci¨®n es cosa del pasado.
3 Calanques de Piana
Las palabras se quedan cortas para describir la asombrosa belleza de Les Calanques de Piana (¡°E Calanche¡±, en corso), son uno de los rincones m¨¢s sorprendentes y sublimes de la isla: una serie de acantilados de caprichosas formas en el golfo de Porto, que se alzan desde el mar combinando pilares escarlata, titubeantes columnas, torres y pe?ascos anaranjados, rosa y ocre. De ardiente rojo bajo la luz del sol, es sin duda uno de los parajes naturales m¨¢s sublimes de C¨®rcega. Los 10 kil¨®metros entre Porto y el pueblo de Piana regalan, curva tras curva, unas increibles vistas.
Hay dos formas de explorar Les Calanques: en barco o a pie. Numerosas compa?¨ªas ofrecen salidas en barco desde Porto, pero tambi¨¦n la perspectiva pedestre es impresionante: varias rutas senderistas surcan estas espectaculares formaciones rocosas. El complemento perfecto para la excursi¨®n es descansar en las id¨ªlicas playas de Ficajola o Arone, cinco y? 11 kil¨®metros hacia el sureste, respectivamente. O darlos el lujo de comer en el lujoso hotel Les Roches Rouges, construido en 1912, que ofrece impresionantes vistas y es uno de los lugares m¨¢s peculiares de la isla.
4 Senderismo tranquilo en Tavignano
El desfiladero m¨¢s profundo de C¨®rcega todav¨ªa es un lugar poco visita?do, a pesar de su cercan¨ªa a la localidad de Corte, capital hist¨®rica de la isla. Hacer senderismo por la garganta de Tavignano, sin tr¨¢fico, es una aut¨¦ntica delicia, ya que se puede recorrer a pie ¨Cdesde Corte hasta la Passerelle de Rossolino¨C en dos horas y media de caminata.
Los espectaculares paisajes monta?osos que ro?dean Corte, para¨ªso excursionista, invitan a visitar la localidad de monta?a de Vizzavona y a recorrer, en una excursi¨®n de un d¨ªa, la garganta del r¨ªo Restonica; proveniente de las mon?ta?as grises-azuladas, la erosi¨®n del agua ha formado peque?as pozas en las rocas donde es posible darse un chapuz¨®n entre pinares.
5 La playa m¨¢s bonita de C¨®rcega
Porto-Vecchio est¨¢ considerado el Saint-Tropez corso. Ubicado en una maravillosa bah¨ªa, sus pintorescas callejuelas repletas de restaurantes con terraza y tiendas de di?se?o derrochan encanto a diestro y siniestro, escoltadas por las fotog¨¦nicas ruinas de la an?tigua ciudadela genovesa. Aunque la ciudad no tiene playa, cerca quedan algunas de las mejores de la isla. Como Palombaggia.
De aguas color turquesa, rodeada de pinos y con maravillosas vistas a las islas Cerbicale, la gran playa de arena de Palombaggia es una de las m¨¢s bellas de C¨®rcega. Hacia el sur, Folacca ¨Ctambi¨¦n conocida como playa de Tamaricciu¨C es igualmente impresionante, y unos kil¨®metros m¨¢s all¨¢, en un paso lla?mado Bocca di L¡¯Oru, aparece otra joya: la ondulante playa de Santa Giulia.
En el norte, la costa est¨¢ salpicada de calas como Rossa o la bah¨ªa de San Ciprianu, cuyas aguas trasl¨²cidas invitan a un ba?o sublime. Y m¨¢s al norte todav¨ªa se abre el asombroso golfo de Pinarello, con su torre genovesa y hermosas extensiones de arena con aguas poco profundas.
6 Viaje a la prehistoria en Filitosa
El sur de C¨®rcega presume de tener algunos de los yacimientos prehist¨®ricos m¨¢s asombrosos de la isla, rodeados de asombrosos paisajes, y especialmente atractivos para los interesados en las antiguas civilizacio?nes corsas. Un viaje a la prehistoria a trav¨¦s de los megalitos levantados entre el 4.000 y el 3.000 antes de Cristo por toda la isla. El asentamiento m¨¢s importante es el de Filitosa, al noroeste de Propriano, cuya colecci¨®n de extraordinarios menhires fue descubierta en 1946. Son muy inusuales, algunos tienen detalles de rostros, rasgos ana?t¨®micos (como costillas) e incluso espadas y armaduras, tal vez como conmemoraci¨®n de ciertos guerreros o l¨ªderes.
Diez kil¨®metros al sur de Sart¨¨ne, en la desolada meseta de Cauria, encontramos tres curiosidades megal¨ªticas: las alignements (l¨ªneas) de Stantari y Renaju, varias de las cuales exhiben detalles anat¨®micos y armas similares a las de Filitosa, as¨ª como el dolmen de Fontanaccia, una de las pocas c¨¢maras funerarias de la isla, con sus pilares y te?jadillos.
Los significados que tuvieron estos extra?os yacimientos megal¨ªticos a¨²n son un enigma, a pesar de las incontables teor¨ªas actuales (templos rituales, cementerios sagrados, ej¨¦rcitos m¨ªticos o incluso relojes celestiales). Ambos yacimientos pueden visitarse f¨¢cilmente desde Sart¨¨ne. Otra opci¨®n es alo?jarse en la U Mulinu di Calzola, en Pont de Calzola, una preciosa posada emplazada justo a orillas del r¨ªo Taravo, a menos de 10 minutos en coche desde Filitosa. Cenar en su fresca terraza es la recompensa perfecta tras un d¨ªa de excursi¨®n.
7 La historia de Napole¨®n en Ajaccio
Junto a su preciosa bah¨ªa, esta ciudad, unida para siempre a la figura del general corso, respira confian?za y, en cierto modo, recuerda a la Costa Azul: es un placer pasear por el centro, lleno de edificios de colo?res suaves y animados caf¨¦s, as¨ª como por su extenso puerto deportivo y la zona moderna de la Rte. des Sanguinaires, unos pocos kil¨®metros al oeste. La sombra Napole¨®n se extiende por todo Ajaccio. Aqu¨ª naci¨® en 1769, y la ciudad est¨¢ llena de lugares relacionados con ¨¦l, desde su casa natal hasta estatuas, museos y nombres de calles. Por ejemplo, en el Palais Fesch-Mus¨¦e des Beaux-Arts, museo soberbio fundado por el t¨ªo de Napole¨®n, se expone una de las colecciones m¨¢s amplias (con permiso del Louvre) de pintura italiana en Francia.
El recuerdo de Napole¨®n est¨¢ tambi¨¦n en la Capilla imperial, donde est¨¢n enterrados muchos miembros de su familia (sus restos est¨¢n en Les Invalides, en Par¨ªs); tambi¨¦n en la Maison Bonaparte, donde Napole¨®n vivi¨® hasta los nueve a?os, o en el Salon Napol¨¦onien, un peque?o espacio en el Ayuntamiento. Lo interesados en el personaje pueden visitar tambi¨¦n la catedral, donde fue bautizado, as¨ª como la playa de Porticcio, desde la que probablemente Napol¨¦on contemplaba el Mediterr¨¢neo y que, actualmente, es la menos concurrida de la zona.
8 Los acantilados de Bonifacio
Situado sobre un precipicio, Bonifacio presume de su reluciente puerto y su ciudadela, asomada a las azules aguas del es?trecho del mismo nombre. Frente a la vecina isla de Cerde?a, la localidad tiene un toque italiano: casas blanqueadas con la ropa tendida y oscuras capillas que entretejen la red de callejuelas de la antigua ciudadela. Abajo, en el puerto, las brasseries y los quioscos de bar?cos publicitan su mercanc¨ªa ante los turistas que acuden, sobre todo, a explorar las playas del sur corso, y las islas Lavezzi.
Desde el puerto deportivo, las cues?tas asfaltadas del Mont¨¦e du Rastello y el Mont¨¦e St-Roch conducen hasta la antigua puerta de la ciudadela, la Porte de G¨ºnes, y su puente levadizo del suglo XVI. Dentro se encuentra el Bastion de l¡¯?tendard, del siglo XIII, sede de un peque?o museo de historia que explora el pasado de Bonifacio. Tras subir las cuestas hasta Place du March¨¦ y Place de la Manichella, se obtienen asombrosas vistas del estrecho de Bonifacio.
Al otro lado de la ciudadela, la Escalier du Roi d¡¯Aragon salva la cara sur del acantilado. Al este, en direcci¨®n al promontorio de caliza, se halla la iglesia de Ste-Domini?que, una de las pocas iglesias g¨®ticas de C¨®rcega, y un poco m¨¢s lejos topamos con el siniestro pero hermoso cementerio marino. En el extremo occidental de la pen¨ªnsula, un pasaje subterr¨¢neo excavado durante la II Guerra Mundial conduce hasta el Gou?vernail de la Corse, una roca en forma de tim¨®n a unos 12 kil¨®metros de la costa.
9 Rumbo a las Lavezzi
Este paradis¨ªaco conjunto de islotes prote?gidos y despoblados son perfectos para los amantes de las aguas tranquilas y el lapisl¨¢zu?li. Un archipi¨¦lago de 65 hect¨¢reas, f¨¢cilmente accesibles de Bonifacio, especialmente en verano, cuando varias compa?¨ªas organizan viajes en barco.
Los billetes pueden com?prarse en los puestos situados en el puerto deportivo (es posible llevarse la merienda). Los barcos tambi¨¦n realizan traves¨ªas a la isla de Porto-Vecchio.
10 A los pies de las Aiguilles de Bavella
Si llegamos a saturarnos de tantos (y tan magn¨ªficos paisajes costeros) una emocionante alternativa aguarda en L¡¯Alta Rocca, al norte de Porto-Vecchio. Encontraremos un mundo ajeno a la ostentaci¨®n y el bullicio de la costa, ideal para sentir durante algunos d¨ªas el lado m¨¢s salvaje de la isla. Al sur de la larga columna monta?osa que vertebra la isla, se da una fascinante mezcla de densos bosques de hoja perenne y caduca y pueblos de granito sobre rocosas cornisas.
El puerto de monta?a de Bavella (1.218 metros) est¨¢ presidido por la im?ponente silueta de uno de los paisajes m¨¢s bellos del sur de C¨®rcega: las afiladas Aigui?lles de Bavella. Con suerte, se ver¨¢ alg¨²n mufl¨®n rondado por all¨ª. Estos picos, tambi¨¦n conocidos como los Cornes d¡¯Asinao (cuernos de Asinao), se elevan hasta 1.600 metros en una curiosa formaci¨®n dentada de color gris, ocre o dorado, seg¨²n la posici¨®n del sol. Tras ellas se alza el monte Incudine (2.134 metros), conectado con el Col de Bavella por el GR20. Todo el macizo es un para¨ªso para practicar la escalada, el senderismo y el descenso de ca?ones. Y despu¨¦s de la actividad, sa?br¨¢n a gloria el cabrito asado, el estofado de jabal¨ª y el resto de delicias corsas del Au?berge du Col de Bavella, alojamiento y restau?rante r¨²stico cerca de la cumbre, junto a la carretera.
El pueblo de Zonza (pronunciado ¡°zonz¡±) es perfecto para explorar L¡¯Alta Rocca, con una buena oferta de restaurantes y alojamientos. Otro pueblo peque?o con encanto es Quen?za, custodiado por monta?as boscosas y con las Aiguilles de Bavella en el horizonte.
M¨¢s informaci¨®n en la gu¨ªa Lonely Planet de Francia y en www.lonelyplanet.es
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