Budapest, a ambas orillas del Danubio
B¨¦la Bart¨®k pone m¨²sica de fondo a una ruta que pasa de asequibles ba?os termales a la Casa del Terror, que ilustra sobre los cr¨ªmenes del nazismo y el comunismo
Hungr¨ªa no forma parte de la zona euro, pero Budapest, de 1,7 millones de habitantes, se erige como la guardiana de las esencias de Europa. V¨ªctima de los totalitarismos y desmanes ideol¨®gicos del siglo pasado, tambi¨¦n vivi¨® su esplendor como aliada geopol¨ªtica de la vecina Austria, lo que se nota en cada rinc¨®n. El comunismo cambi¨® su car¨¢cter arist¨®crata por el pragmatismo social en una ciudad que a¨²n no olvida los excesos de aquel r¨¦gimen que marc¨® su historia. Porque tras la ocupaci¨®n nazi lleg¨® el asedio sovi¨¦tico, y los soportales de Pest se convirtieron en forzosos escondrijos para la asustada poblaci¨®n. Lo cuenta muy bien S¨¢ndor M¨¢rai en Liberaci¨®n, escrita en 1945, y tambi¨¦n la Casa del Terror, estremecedor recorrido por la cara m¨¢s siniestra del comunismo. Aquello acab¨® y se recuper¨® la alegr¨ªa por vivir, que se palpa ahora en los rincones de Buda, la otra parte de la ciudad, al otro lado del Danubio, pero tambi¨¦n en el animoso barrio jud¨ªo o en sus impresionantes y joviales ba?os termales.
8.00 Desayuno en New York Caf¨¦
Ni hay diamantes, ni estamos en la Gran Manzana, pero s¨ª hay m¨²sica de c¨¢mara y lujo estilo imperio en un caf¨¦, el New York (1) (Erzs¨¦bet, 9-11), del que se ha dicho que es el m¨¢s precioso del mundo. Los turistas lo saben y, claro, se forman unas colas considerables, por lo que se aconseja ir a primera hora del d¨ªa, en cuanto abren (las ocho de la ma?ana). Otra opci¨®n es reservar mesa para disfrutar de unos desayunos a precios m¨¢s asequibles de lo que uno pensar¨ªa.
10.00 Paseo por Pest
Los soportales de Pest esconden un sinf¨ªn de historias, no precisamente alegres. M¨¢rai lo ilustra con maestr¨ªa en la citada Liberaci¨®n, lectura recomendable para conocer las referencias hist¨®ricas que esconde esta ciudad. Con la avenida Ter¨¦z (2) como una de las arterias principales, punteada por algunos hoteles de lujo, nos dirigimos hasta el Parlamento (3) (plaza Kossuth Lajos, 1-3). Levantado en 1904, a tiempo a¨²n de no resultar anacr¨®nicamente chirriante, se trata de una construcci¨®n neog¨®tica, s¨ªmbolo indiscutible de la ciudad. Dar un garbeo por sus alrededores, con sus solemnes conjuntos escult¨®ricos, es suficiente est¨ªmulo, pero tambi¨¦n hay visitas guiadas al interior del suntuoso edificio.
12.00 Mazmorras y torturas
No se trata de ning¨²n parque de atracciones dedicado a Freddy Krueger. Poca broma con este museo, la Casa del Terror (4), construido en la elegante avenida Andr¨¢ssy, n¨²mero 60, en lo que fuera el cuartel de la AHV, la brutal polic¨ªa secreta de los primeros a?os del periodo sovi¨¦tico en Hungr¨ªa. Nada m¨¢s entrar, el v¨ªdeo de un hombre, llorando, que ha visto la ejecuci¨®n de unos adolescentes por supuesta disidencia. En las distintas salas, valiosa informaci¨®n sobre las acciones de la Cruz Flechada, la versi¨®n h¨²ngara del nazismo, y de la invasi¨®n sovi¨¦tica posterior, con el gulag y las torturas como m¨¦todos de amedrentamiento y castigo, como muestran las mazmorras. Un museo fundamental para conocer los horrores de uno y otro totalitarismo.
15.00 El castillo de Buda
No puede faltar en el viaje un paseo por Buda (5) y sus joyas patrimoniales. El castillo de Buda (6) comprende la biblioteca Sz¨¦chenyi, el Museo de Historia de Budapest y la Galer¨ªa Nacional H¨²ngara. Esta ¨²ltima, con sus cinco plantas dedicadas sobre todo a la pintura, supone una inmersi¨®n en el arte local, pero tambi¨¦n en el esp¨ªritu de Europa, especialmente el del siglo XIX. Una vez fuera, el sol nos sorprende poni¨¦ndose de espaldas a Pest (7), regalando estampas rom¨¢nticas a lo largo del paseo de T¨®th ?rp¨¢d (8).
17.00 M¨²sica de c¨¢mara
Uno de los grandes nombres de la m¨²sica, B¨¦la Bart¨®k (1881-1945), cuenta con casa-museo (9) propia. En una esquina de Buda nos espera un peque?o museo con todos los objetos de la vida cotidiana del m¨²sico. All¨ª, en el 29 de la calle Csal¨¢n, compuso muchas de sus m¨¢s brillantes piezas de m¨²sica de c¨¢mara, pero, sobre todo, en los a?os treinta, obras maestras como la Sonata para dos pianos. Se puede acceder en autob¨²s en la l¨ªnea 5 y despu¨¦s caminar cinco minutos por la calle Cs¨¦vi.
19.00 Un lujo para todos
Construido a principios del siglo XX, entrar en el balneario Sz¨¦chenyi (10) es sumergirse en la est¨¦tica Titanic, con toques de la grandeur imperial o estilo renacentista moderno. Sus piscinas exteriores ofrecen agua caliente hasta las diez de la noche, momento en que los turistas m¨¢s animados rompen el hielo para lanzarse al Where are you from? Un lujo accesible para enamorarte a¨²n m¨¢s de Budapest. Lo divertido es internarse en las distintas termas, saunas, ba?os turcos y sorpresas, como la fuente de agua terap¨¦utica para beber, las piscinas de agua fr¨ªa y caliente o la fuente de hielo. Pero lo mejor de los ba?os de la calle ?llatkerti, 9-11, ubicados en el coraz¨®n del parque V¨¢rosliget, no est¨¢ en el agua, sino en el aire. En su atm¨®sfera, su ambiente, su elegancia para todos.
21.00 Una cena tradicional
Lo tradicional no tiene por qu¨¦ ser sin¨®nimo de rancio. Ah¨ª est¨¢n locales como el Kiskakukk (11) (Pozsonyi, 12), ofreciendo desde 1913 una solera h¨²ngara que no resulta vieja. Es un encanto dif¨ªcil de precisar, como el de un toque vintage no buscado, con sus librer¨ªas improvisadas o su pianista risue?o que te busca con la mirada. Amplia carta en la que no falta el goulash o los filetes de buey sobre salsa h¨²ngara, aunque tambi¨¦n destacan platos como el salm¨®n o el foie sobre manzana asada. No es barato, pero tampoco caro.
23.00 De copas por el barrio jud¨ªo
De los noventa a esta parte, el barrio jud¨ªo, como si quisiera quitarse de encima el pasado tr¨¢gico que le precede, se ha convertido en el de mayor animaci¨®n nocturna. Pubs y restaurantes revestidos de modernez y dise?o, entre los que brillan por su fuerza los ruin-bars. Locales entre el abandono industrial y el toque urbano, alegremente destartalados, agrestes y enormes, pero acogedores. El m¨¢s carism¨¢tico es Szimpla Kert (12) (Kazinczy, 14). Varias salas donde perderse, bailar, relajarse para charlar, ligar, beber. Como una beca Erasmus, pero en concentrado y para cualquier edad.
Eduardo Laporte es autor de La tabla (editorial Demipage).
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