Liubliana, un paseo por la perla desconocida entre el este y el centro europeo
La plaza Pre?eren es el punto de partida de un recorrido para descubrir los atractivos de la capital de Eslovenia m¨¢s all¨¢ de su castillo, entre los que destacan el Puente Triple, el mercado porticado y los estudios de artistas y caf¨¦s en el barrio Metelkova
Liubliana es la capital de Eslovenia y tiene una posici¨®n central en el tablero europeo, enga?¨¢ndonos en muchos sentidos. Su posici¨®n en el mapa la situar¨ªa a nivel simb¨®lico como la primera ciudad oriental de peso en la Uni¨®n Europea, cuando antes ten¨ªa la misma categor¨ªa en el bloque comunista durante sus a?os de pertenencia a Yugoslavia, rotos con la Guerra de los Balcanes y la consecuci¨®n de la independencia del pa¨ªs en 1991. Sin embargo, para comprender su importancia debemos remontarno...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Liubliana es la capital de Eslovenia y tiene una posici¨®n central en el tablero europeo, enga?¨¢ndonos en muchos sentidos. Su posici¨®n en el mapa la situar¨ªa a nivel simb¨®lico como la primera ciudad oriental de peso en la Uni¨®n Europea, cuando antes ten¨ªa la misma categor¨ªa en el bloque comunista durante sus a?os de pertenencia a Yugoslavia, rotos con la Guerra de los Balcanes y la consecuci¨®n de la independencia del pa¨ªs en 1991. Sin embargo, para comprender su importancia debemos remontarnos algo m¨¢s atr¨¢s en el tiempo y destacar dos acontecimientos. Liubliana es, desde 1849, un nudo de comunicaciones centroeuropeo porque el imperio de los Habsburgo le concedi¨® una estaci¨®n de tren, vital en la zona para enlazarla con el puerto franco de Trieste y Venecia. El otro hecho significativo para navegar mejor por la ciudad es el terremoto del 14 de abril de 1895, que destruy¨® un 10% de su parque inmobiliario. Su reconstrucci¨®n complet¨® el rostro del centro hist¨®rico. Si llegamos al mismo desde la estaci¨®n, comprobaremos c¨®mo afloran muchos inmuebles de aspecto modernista entre bloques de la dictadura de Josip Broz, Tito.
Empezamos en el n¨²mero 8 de la avenida Miklosiceva, donde luce el Banco de Cooperativas, proyectado en 1921 por el arquitecto Ivan Vurnik y decorado por su esposa Helena Kottler. La ornamentaci¨®n puede asociarse al movimiento Jugendstil, pero, si uno se fija con atenci¨®n, su org¨ªa de cenefas y colores brillantes se asemeja m¨¢s a estilos locales, aqu¨ª reivindicados desde la Modernidad y la cercan¨ªa al meollo de Liubliana, la plaza Pre?eren, casi el kil¨®metro cero de toda Eslovenia. Desde la misma se tiene una base perfecta para ir hacia cualquiera de los puntos cardinales. Es un lugar donde se concentran casi todos los hitos de nuestro paseo, por lo que no conviene atiborrarse y tom¨¢rselo con calma. Liubliana es peque?a y todo a menos de media hora a pie.
En esta ¨¢gora a veces pisamos un monumento mientras miramos otro. Su eje es la iglesia de La Anunciaci¨®n, de cromatismo similar al Banco Cooperativo, que le rinde homenaje, pues el templo es de 1669. Desde el mismo domina la plaza una de las rarezas m¨¢s excepcionales del itinerario: el Puente Triple del arquitecto Jo?e Ple?nik, emblema de las transformaciones de nuestra protagonista a lo largo de la pasada centuria. El puente quiere jugar, adem¨¢s de con su alocado dise?o, con la fusi¨®n de las ¨¦pocas y las direcciones de la ciudad. Es de 1932 y desde el mismo se puede organizar mejor el rumbo de la visita. Muchos, por inercia, quieren acudir a toda velocidad al im¨¢n de castillo medieval en la colina, merecedor de un tour m¨¢s parsimonioso. Pero es recomendable bordear el r¨ªo Ljubljanica. Si se va por cualquiera de sus lados se disfrutar¨¢ de un horizonte espectacular entre sus puentes y la belleza de su curso rodeado de casas con solera, muchas de ellas de inicios del siglo XX, y sus puentes.
El margen izquierdo tiene muchos atractivos, tales como el Teatro Nacional y su plaza, la Universidad, una estatua contempor¨¢nea en honor al compositor Gustav Mahler y la exc¨¦ntrica plaza de la Revoluci¨®n francesa, de 1928 y jalonada con un obelisco con dos bustos ¨¢ureos. En este sector urbano la biblioteca p¨²blica, construida entre 1936 y 1941, se considera una de las piezas cumbre de Ple?nik, quiz¨¢ por su sensaci¨®n robusta y la fachada como inacabada, muy desnuda.
El lado derecho tienta hacia el castillo desde sus caracoleantes callecitas, si bien otra posibilidad es pasear por su v¨ªa central hacia la plaza del Ayuntamiento, originario de 1494, y la fuente del escultor italiano Francesco Robba, una imitaci¨®n provinciana de la fontana de los cuatro r¨ªos de Gian Lorenzo Bernini en Piazza Navona de Roma.
El vanguardismo y la nobleza
Tener como referencia la plaza Pre?eren y volver a la misma no deber¨ªa ser un problema, m¨¢s bien lo contrario. A la derecha es imposible no dejarse seducir por el mercado porticado, otra de las cimas de Ple?nik. Erigido en los a?os treinta, sustituy¨® a un monasterio destruido por el terremoto de 1895. Adem¨¢s de proteger a las paraditas de la lluvia, se ha convertido poco a poco en un epicentro tur¨ªstico con terrazas y negocios hasta el puente de los Dragones, precedido a escasos dos minutos por la catedral de San Nicol¨¢s, de estilo barroco y bastante modesta pese a su categor¨ªa. Las cuatro bestias que encabezan el puente, de chapa forjada, no asustan a nadie con su verdor desgastado, m¨¢s bien son uno de los faros para los turistas tanto por los animales mitol¨®gicos como por el mirador hacia el r¨ªo.
Si se deja atr¨¢s el puente, inaugurado en 1901 y dedicado al emperador Francisco Jos¨¦, no hay que asustarse una vez se abandone la seguridad de las callecitas antiguas. Se estar¨¢ m¨¢s lejos de lo habitual, pero la oportunidad de ir a Metelkova es imperdible.
El barrio tiene mucha fama por los cuarteles militares, abandonados tras el desmembramiento de Yugoslavia. A partir de los a?os noventa fueron el escenario de una peque?a revoluci¨®n contracultural a¨²n vigente. Es maravilloso pasear por sus estudios de artistas, locales, caf¨¦s y galer¨ªas. El campamento militar ahora es un museo de arte urbano al aire libre, una Christiania eslovena aprovechada por las autoridades, quienes en una plaza contigua han dispuesto una isla muse¨ªstica, donde sobresale, adem¨¢s del contraste de espacios, el Museo de Arte Contempor¨¢neo Metelkova.
Si en vez de ir hacia el mercado porticado y el puente de los Dragones vamos hacia el parque T¨ªvoli, el bosque urbano de Liubliana ideado en 1813 por el franc¨¦s Jean Blanchard, circularemos por otro amasijo de edificios con vitola institucional, como el Parlamento o la ?pera, otra prueba de c¨®mo los Habsburgo mimaron la capital eslovena hasta los ¨²ltimos compases de su dominio. Erigida en 1892, entronca con el resto de teatros oper¨ªsticos del centro de Europa, de Budapest a Viena.
A pocos metros del parque se miran frente a frente la Galer¨ªa de Arte Moderno, poco posterior a la Segunda Guerra Mundial, y la iglesia ortodoxa de San Cirilo y Metodio, en apariencia sencilla, algo desmentido al abrir su portal. Sus cinco domos est¨¢n repletos de frescos con iconos de fondo azul. Da igual d¨®nde se fije la mirada porque cada pared tiene su representaci¨®n, protegidas en lo patrimonial hasta prohibir fotografiarlas desde el respeto religioso y la protecci¨®n art¨ªstica.
Liubliana, por las dimensiones, puede resultar a priori una urbe f¨¢cil de colmar en pocas horas. Nos enga?a, pues si nos limitamos a valorarla desde lo b¨¢sico olvidaremos perdernos por su superficie, la manera ideal de afrontarla para desvelar poco a poco toda la magia de sus infinitos rincones.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a la newsletter de El Viajero y encuentra inspiraci¨®n para tus pr¨®ximos viajes en nuestras cuentas de Facebook, X e Instagram.