El barrio de los curtidores, el Palmeral y otras razones para enamorarse de Marraquech
Aqu¨ª espera ese Marruecos que uno imagina: colorido, fren¨¦tico y con capacidad de sorprender. Para¨ªso de compras en su zoco, ca¨®tico en su medina, chic en sus ¡®riads¡¯ y restaurantes, la ciudad es un torbellino en el que siempre merece la pena adentrarse
Digan lo que digan, es posible viajar en el tiempo, como sabe todo aquel que haya estado en Marraquech y se haya perdido por los vericuetos de la medina y sus zocos, organizados por gremios de artesanos, una ventana al pasado y la vida en las ciudades medievales. Esta ciudad es justo ese Marruecos que uno se imagina: vibrante, colorido, fren¨¦tico y con la capacidad de sorprender en cada esquina. Para¨ªso de compras en su exuberante zoco, misterioso y ca¨®tico en su medina, sofisticado y chic e...
Digan lo que digan, es posible viajar en el tiempo, como sabe todo aquel que haya estado en Marraquech y se haya perdido por los vericuetos de la medina y sus zocos, organizados por gremios de artesanos, una ventana al pasado y la vida en las ciudades medievales. Esta ciudad es justo ese Marruecos que uno se imagina: vibrante, colorido, fren¨¦tico y con la capacidad de sorprender en cada esquina. Para¨ªso de compras en su exuberante zoco, misterioso y ca¨®tico en su medina, sofisticado y chic en sus ¡®riads¡¯ y restaurantes de deliciosa gastronom¨ªa, es un torbellino en el que uno nunca se arrepentir¨¢ de haberse adentrado. Estas son las ocho razones b¨¢sicas por las que merece la pena una visita.
01 Escapada al Palmeral
Es el mayor oasis de Marruecos, con cientos de miles de palmeras en ocho kil¨®metros cuadrados. Aqu¨ª est¨¢n los mejores hoteles de lujo y spas donde recibir suntuosos tratamientos. Si el bolsillo no da para tanto, tomarse un t¨¦ de menta viendo el atardecer entre palmeras es igual de evocador.
02 Una cena en la locura de Jemaa el-Fna
Recomendaci¨®n obvia pero no por ello menos imprescindible. La ciudad de Marraquech sublimada cada noche en la vor¨¢gine de sus puestos de deliciosa comida cocinada al calor de las brasas. Toda una experiencia comunal en el que podr¨ªa considerarse el restaurante al aire libre m¨¢s grande del mundo.
03 Visita al barrio de los curtidores
Menos conocidos que los de Fez y, por tanto, m¨¢s aut¨¦nticos. Est¨¢n dentro de la medina y son una ventana para asomarse al Marraquech m¨¢s real, en una actividad que poco ha cambiado en siglos. Pista: masticar una ramita de menta para camuflar el olor que emana del proceso de curtido de la piel.
04 Los ¡®souvenirs¡¯ de Max & Jan
No comprar algo en esta ciudad es misi¨®n imposible, pero si se busca algo distinto como alternativa a los souvenirs t¨ªpicos del zoco, la artesan¨ªa, ropa y accesorios de dise?adores locales en Max & Jan Concept Store son un soplo de aire fresco sin necesidad de regateo.
05 Dos sorpresas muse¨ªsticas
Los amantes de la fotograf¨ªa y la cocina est¨¢n de enhorabuena. La Maison de la Photographie despliega un impresionante cat¨¢logo de fot¨®grafos e im¨¢genes de Marruecos desde 1879 hasta los a?os sesenta del pasado siglo. El nuevo Mus¨¦e de l¡¯Art Culinaire Marocain es un suculento viaje por la historia y la preparaci¨®n de platos de la cocina local.
06 Dormir en un ¡®riad¡¯ en la medina
La experiencia de Marraquech hay que vivirla desde dentro y para ello nada mejor que alojarse en uno de sus muchos riads, antiguas casas nobles restauradas con suntuosos patios interiores dentro de la medina, donde sentir el latido de la ciudad.
07 Sentir nostalgia en el palacio Badi
Las imponentes murallas de adobe, las coloridas baldosas del suelo y serenidad en sus jardines son el recuerdo de un edificio considerado una de las maravillas del mundo musulm¨¢n en el siglo XVII. M¨¢s all¨¢ de la nostalgia por lo que fue, hoy sigue siendo un remanso de paz en el coraz¨®n de la ciudad.
08 Fest¨ªn de cordero en Chez Lamine
Suculentos trozos de cordero (mechoui) vendidos al peso y servidos en un papel. Los dedos como ¨²nicos cubiertos con los que desmigar un cordero asado a fuego lento durante 24 horas. No tiene p¨¦rdida: las cabezas de cordero y las ollas de barro en el mostrador indican el lugar.
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