Viaje al mundo maya de Pet¨¦n

Las vertiginosas pir¨¢mides de Tikal son la atracci¨®n tur¨ªstica m¨¢s famosa de Guatemala. El motivo por el que muchos se animan a viajar hasta el departamento de Pet¨¦n, una regi¨®n en el norte del pa¨ªs enorme, escasamente poblada y cubierta de selva, que es todav¨ªa hoy un reto para el que quiera sentirse un aut¨¦ntico viajero. Casi aislado del resto de Guatemala, el Pet¨¦n es la verdadera cuna de la civilizaci¨®n maya. Su gran reclamo son las misteriosas ciudades que oculta la jungla, con sus alt¨ª...

Las vertiginosas pir¨¢mides de Tikal son la atracci¨®n tur¨ªstica m¨¢s famosa de Guatemala. El motivo por el que muchos se animan a viajar hasta el departamento de Pet¨¦n, una regi¨®n en el norte del pa¨ªs enorme, escasamente poblada y cubierta de selva, que es todav¨ªa hoy un reto para el que quiera sentirse un aut¨¦ntico viajero. Casi aislado del resto de Guatemala, el Pet¨¦n es la verdadera cuna de la civilizaci¨®n maya. Su gran reclamo son las misteriosas ciudades que oculta la jungla, con sus alt¨ªsimas pir¨¢mides asomando por encima de la densa vegetaci¨®n, pero tambi¨¦n es un lugar para descubrir un mundo diferente, descansar junto a lagos tranquilos donde se vive a otro ritmo, darse un chapuz¨®n en un cenote desde una tirolina, observar animales y aves ex¨®ticas o aventurarse por senderos en los que rara vez uno se encuentra con alguien m¨¢s.

La joya, sin duda, es Tikal, con sus sorprendentes templos mayas, pero Pet¨¦n es mucho m¨¢s. Yacimientos m¨¢s remotos como El Mirador y Piedras Negras, precisan d¨ªas de planificaci¨®n y otros tantos de incursi¨®n por la selva. Y si se va a¨²n m¨¢s all¨¢, la Reserva de Biosfera Maya comprende casi todo el tercio norte de Pet¨¦n y junto con las reservas fronterizas de M¨¦xico y Belice forman un parque plurinacional de m¨¢s de 30.000 kil¨®metros cuadrados.

Guatemala es el mundo maya en estado casi puro, en particular el departamento de Pet¨¦n, cuyos principales n¨²cleos (Tikal y El Mirador) siempre estuvieron m¨¢s en contacto con las vecinas Belice y M¨¦xico que con sus vecinos del sur. Tampoco cambi¨® mucho la cosa con la llegada de los espa?oles. En medio de una selva impenetrable, los itzaes, habitantes de la isla de Flores ¡ªubicada en el lago Peten Itz¨¢¡ª y famosos por su ferocidad, mantuvieron alejados a los conquistadores hasta 1697, unos 150 a?os despu¨¦s de la conquista del resto del pa¨ªs.

Si hay que escoger una sola ciudad maya en Guatemala, sin duda es Tikal. Pero este enclave solo es el principio. Para ver todos los yacimientos que hay en esta zona del pa¨ªs har¨ªa falta mucho m¨¢s tiempo del que se suele tener. Adem¨¢s, no solo hay historia antigua: la cultura y las tradiciones mayas siguen vivas en los pueblos del Pet¨¦n, la espesa selva esconde much¨ªsimas plantas y animales especiales, y la zona del lago Pet¨¦n Itz¨¢ propone al viajero simplemente disfrutar descansando en lugares tranquilos como la isla de Flores o la zona de El Remate. Al sur, las colinas, valles y lagunas de Sayaxch¨¦ y Petexbat¨²n son perfectas para hacer apacibles recorri?dos fluviales y excursiones a ruinas que po?cos turistas visitan.

La regi¨®n del Pet¨¦n, protegida en gran parte por incre¨ªbles parques nacionales, es extens¨ªsima. Se puede recorrer una parte en todoterreno, pero luego hay que seguir a pie, a caballo o en helic¨®ptero si se quiere llegar a los rincones menos visitados.

Tikal, la imprescindible

Es la joya del patrimonio maya cl¨¢sico, una colecci¨®n de templos que emergen espectacularmente de la selva, envueltos en esa aureola de misterio que rodea todav¨ªa lo que tiene que ver con esta civilizaci¨®n. En las ruinas m¨¢s impresionantes de Guatemala siguen apareciendo descubrimientos fascinantes. Estos templos enormes nos hablan de que, en otros tiempos, durante siglos, fue una capital poderosa y temida. Como tantas ciudades mayas, acab¨® quemada y abandonada, cubierta por la selva hasta hace relativamente poco tiempo: a partir de 1956 las excavaciones sacaron a la luz cientos de construcciones, juegos de pelota, templos y viviendas.

A diferencia de otros lugares tur¨ªsticos, Tikal es igual de m¨¢gico que lo que se aprecia en las fotos, o incluso m¨¢s. Es cierto que no estaremos solos porque hay muchos visitantes, pero las ruinas son tan grandes que es f¨¢cil escabullirse y encontrar rincones donde sentir que no hay na?die m¨¢s. No faltan escalones cubiertos de musgo, glifos antiguos que cuentan historias de conquistas y reyes y construcciones astron¨®micas que se?alan las estrellas. Aun?que es un desaf¨ªo llegar hasta aqu¨ª, vale much¨ªsimo la pena.

Una de las experiencias m¨¢s inolvidables es contemplar aqu¨ª la salida del sol. Incluso los viajeros m¨¢s experimentados est¨¢n de acuerdo en que pocas experiencias superan la de sentarse en el templo IV de Tikal, rodeados de niebla, escuchando los rugidos de los monos aulladores mientras la luz del nuevo d¨ªa atraviesa las nubes, y observando cuatro templos m¨¢s por encima de la selva. Hay un silencio entre los visitantes, una sen?saci¨®n compartida de que lo que est¨¢n viendo es algo espiritual. Y si no se puede contemplar el amanecer (el 80% del tiempo las nubes lo impiden), la puesta de sol puede ser igual de emocionante: es posible quedarse pasadas las seis de la tarde, tomando fotos hasta despu¨¦s de la hora dorada, para luego irse entre las sombras oscuras del atardecer. Es un buen momento para estar en el parque porque hay mucha menos gente, y el ocaso ofrece m¨¢s posibilidades de ver animales y aves, que aparecen cuando se ha ido la mayor¨ªa de los visitantes del parque.

Uaxact¨²n, en la profundidad de la selva

Envuelta en la profunda selva, la misteriosa Uaxact¨²n nos permite una imagen del complejo y majestuoso mundo maya, m¨¢s s¨®lida y completa que si solo se visita Tikal. Llegar aqu¨ª no es f¨¢cil y hay que conseguir un permi?so especial en Tikal antes de ir, pero es resulta algo muy especial si nos gusta la arqueolog¨ªa. Se llega al pueblo del mismo nombre en una hora por una pista de tie?rra llena de baches, y una vez all¨ª hay que elegir entre los grupos de ruinas que se pueden visitar, porque hay varios, numerados de la A a la E. Son ruinas aisladas y hermosas, con construcciones solemnes cubiertas de musgo. Para explorar completamen?te todo el yacimiento hacen falta varias horas, as¨ª que hay que prever tiempo suficiente.

Dada la proximidad de Tikal, habr¨¢ quien piense que era una ciudad aliada, pero en realidad fueron rivales y en un momento dado Uaxact¨²n fue derrota?da por el gobernante de Tikal, Siyaj K¡¯ak¡¯. A pesar de un breve resurgimiento posterior, como ocurre con tantas ciudades mayas, Uaxact¨²n fue abandonada hacia el a?o 900.

Yaxh¨¢, Topoxt¨¦, El Naranjo y Nakum

Donde termina Tikal empiezan un mont¨®n de rutas fascinantes, sobre todo para los aficionados a tiempos pasados y al mundo maya. Pet¨¦n es una regi¨®n enorme donde hay docenas de yacimien?tos conocidos, y muchos m¨¢s todav¨ªa sin excavar. Algunos incluso superan a Tikal en grandeza, pero son muy remo?tos. En el mundo maya todo es una cuesti¨®n de ubicaci¨®n. Si para llegar a unas ruinas hace falta una traves¨ªa de cinco d¨ªas por la selva o un viaje en helic¨®ptero, es casi seguro que nos encontraremos pr¨¢cticamente solos observando la jungla que se extiende hacia el horizonte.

Por ejemplo, en Yaxh¨¢, unas ruinas en la orilla de una laguna, que a veces se incluyen en los circuitos de Tikal para completar la visita arqueol¨®gica con una puesta de sol espectacular, mirando hacia el oeste desde lo alto del templo 216. La pir¨¢mide sobresale por encima de la selva y permite a los espectadores ver de cerca loros y monos mientras esperan que el cielo cambie de azul a dorado en el reino del jaguar, tal y como lo ve¨ªan los mayas en su d¨ªa. Aqu¨ª se observan templos y tambi¨¦n calzadas que unen las ruinas y se elevan varios metros sobre el suelo de la selva; estas calzadas facilitaban el acceso de los habitan?tes a la orilla del lago y a los palacios y viviendas. Desde las calzadas sombreadas de las ruinas se puede obser?var la vida silvestre, en especial si se tiene un poco de tiempo antes de la puesta del sol. Al igual que Tikal, Yaxh¨¢ tambi¨¦n tiene conexiones arquitect¨®nicas e his?t¨®ricas con la mexicana Teotihuac¨¢n, tanto en sus construcciones de estilo talud-tablero como en las estelas que representan a los guerre?ros Venus-Tl¨¢loc del norte mesoamericano, que no eran mayas.

Otra salida desde Tikal es la que lleva en barca a las ruinas poco visitadas de Topoxt¨¦, todav¨ªa sin restaurar. Las construcciones m¨¢s grandes son impre?sionantes, de varios pisos de altura y con decoraciones intrin?cadas. Otras siguen totalmente sin excavar. Tambi¨¦n est¨¢ El Naranjo, un reino devorado por la jungla y convertido en un lugar poco accesible. La recompensa por llegar hasta all¨ª es descubrir unas ruinas que en su apogeo tal vez fueran m¨¢s grandiosas e incluso m¨¢s importantes que Tikal. Las construcciones que se elevan por encima de la jungla incluyen un observatorio, unas pir¨¢mides y el impresionante palacio. Este no lugar no es para el turista espont¨¢neo, ya que visitarlo re?quiere una cuidadosa planificaci¨®n, preparativos y un poco de suerte. Pero es un sitio encantador y casi olvidado que merece su lugar en el fascinante legado que los mayas dejaron al mundo.

Si al viajero le ha gustado El Naranjo, tal vez deba a?adir Nakum a su lista. Es todo lo que es El Naranjo¡­ pero aumentado. En lugar de dos o tres horas de camino, una visita a Nakum requiere casi todo un d¨ªa (tal vez m¨¢s), y durante gran parte del a?o la carretera es intransitable. Pero es que en este lugar se encuentran algunas de las crester¨ªas mejor conservadas del mundo maya.

El Mirador, llegada a pie o en helic¨®ptero

El acceso a El Mirador puede ser el m¨¢s dif¨ªcil o el m¨¢s f¨¢cil de todas las ruinas en la jungla. Se puede llegar a pie en una traves¨ªa de cinco o seis d¨ªas, o bien en helic¨®ptero. Esto ¨²ltimo es lo f¨¢cil pero no sale barato, y el tiempo que se pasa en el sitio arqueol¨®gico es limitado.

El objetivo principal de visitar El Mirador es subir a La Danta, la pir¨¢mide m¨¢s alta de Guatemala (72 metros), hecha de varias plataformas base que hay que escalar antes de que aparezca la pir¨¢mide final. As¨ª que subir hasta arriba implica una buena dosis de sudor. Sin embargo, vale mucho la pena llegar al Everest del mundo maya y ver selva en todas direcciones.

Junto a ella hay otras pir¨¢mides m¨¢s peque?as, como El Tigre, con tres picos sobre una base plana y un hermoso friso de estuco que adorna una cisterna. El estuco perfectamente conservado representa escenas de Xibalb¨¢, el inframundo maya; en particular, demuestra c¨®mo los ¡°h¨¦roes gemelos¡± lograron regresar victoriosos de Xibalb¨¢. Unos incre¨ªbles sac-be (caminos blancos) conectaban El Mirador con otros lugares cercanos, con senderos que estaban varios metros por encima del suelo de la selva.

Puestas de sol en Isla de Flores y Santa Elena de la Cruz

La base de operaciones para recorrer Pet¨¦n suele ser la peque?a isla de Flores y la cercana ciudad Santa Elena de la Cruz, con bares y restaurantes, vida nocturna y lugar de partida para todo tipo de excursiones de un d¨ªa.

Se tarda menos de 10 minutos en recorrer la isla entera en coche y menos de media hora a pie, pero ning¨²n viajero se lo pierde. El mayor de sus reclamos son las puestas de sol y sus restaurantes orientados al oeste se llenan para tomar algo o cenar mientras que se contempla el atardecer en un entorno tan pac¨ªfico que es f¨¢cil imaginarse a los mayas sintiendo la misma sensaci¨®n de reverencia ante el sol.

El agua est¨¢ presente en Flores por todas partes, y el nivel cambiante hace que a veces sea dif¨ªcil acceder a ciertos lugares. El nivel del agua sube y baja no con las mareas, sino con las estaciones, y la isla cede temporalmente los bordillos, adoquines y aceras (incluso calles enteras) a las ranas, renacuajos, garzas y peces. No hay problema: casi todos los restaurantes y garitos colocan pasarelas temporales para poder llegar al establecimiento a pesar de las inundaciones. Flores ofrece la ¨²nica vida nocturna de todo Pet¨¦n. La cosa se anima poco despu¨¦s de que salgan las estrellas. La gente suele ir al lado oeste de la isla para tomar algo, charlar y socializar. Basta con recorrer el c¨ªrculo principal (sobre todo las calles Uni¨®n y 30) y seguir la m¨²sica que m¨¢s guste por escaleras, callejones estrechos o incluso puentes peatonales hasta encontrar el lugar ideal para cada uno. Podr¨ªa ser un karaoke en un bareto, una fiesta animada en una terraza o incluso unas copas entre nuevos amigos en un albergue.

Y por el d¨ªa es imposible estar en Flores y no acabar en el lago. El agua es bastante tranquila y cristalina y el m¨¢s corto de los paseos en barca resulta agradable.

En los alrededores de Flores

Si alguien se cansa de Flores hay mucho m¨¢s que ver por la zona. En la regi¨®n que rodea Flores y Santa Elena de la Cruz hay bosques, selvas y zonas de pastoreo. Y agua, mucha agua si se est¨¢ a orillas del lago Pet¨¦n Itz¨¢. Para los turistas, las excursiones por la regi¨®n son el contrapunto a la concu?rrida Flores o la polvorienta Santa Elena: pueden cruzar el lago para descubrir las ruinas mayas que se est¨¢n excavando actualmente, aprender sobre la vida silves?tre en peligro de extinci¨®n o simplemente descan?sar junto a la orilla del Pet¨¦n Itz¨¢.

Una opci¨®n es acercarse a Tayasal, unas enormes ruinas mayas muy cercanas, que est¨¢n todav¨ªa siendo excavadas y prometen ser mucho m¨¢s de lo que se pensaba. All¨ª, en su mirador, en una de las construcciones m¨¢s altas de las ruinas, se contempla Flores a nuestros pies, con el lago extendi¨¦ndose en todas direcciones. Como otros yacimientos, este tambi¨¦n ten¨ªa viviendas, pir¨¢mides, observatorios y juegos de pe?lota, con una poblaci¨®n de decenas de miles de habitantes, un peso pesado entre las civilizacio?nes asentadas a orillas del lago.

Para los que viajan buscando fauna m¨¢s que ruinas mayas, una visita al Centro de Rescate ARCAS puede ser la forma m¨¢s f¨¢cil de ver al?gunos de los animales salvajes m¨¢s amenazados de la regi¨®n, incluidos los grandes felinos: jaguares, pumas, ocelotes y yaguarund¨ªes. Tambi¨¦n hay docenas de guacamayos, loros y otras aves que est¨¢n aqu¨ª porque han estado involucrados en el comercio ilegal de vida silvestre. Aunque no es exactamente un zool¨®gico, hay un sendero para recorrer por libre entre diversas jaulas informativas.

Otra experiencia diferente: un chapuz¨®n en el Jorge¡¯s Rope Swing, que no es m¨¢s que una serie de plataformas desvencijadas en el lado de Tayasal/San Miguel, donde hay una cuerda para tirarse al lago. Concretamente, a un cenote que es una de sus partes m¨¢s profundas, as¨ª que no hay que preocuparse por caer en el lodo (habr¨ªa que bajar un centenar de metros para llegar al fondo). Basta con esperar el turno y saltar.

Hay mucha gente que prefiere ponerse en ruta y rodear el lago Pet¨¦n Itz¨¢, en un recorrido circular precioso: Santa Elena de la Cruz, El Remate, Ixl¨², una paradita en el cerro Cahu¨ª o en los pue?blos de San Jos¨¦ y San Andr¨¦s (costa noroeste), una foto fant¨¢stica en el pun?to m¨¢s occidental del lago, donde el puente de Sacpuy cruza un peque?o dedo pantanoso muy popular entre pescadores y observadores de aves. Y desde ah¨ª, de nuevo a Santa Elena para completar el c¨ªrculo.

El Remate y la procesi¨®n de la Santa Calavera

El Remate est¨¢ en el extremo oriental del lago Pet¨¦n Itza y es una alternativa a Flores, mucho m¨¢s tranquila pero tambi¨¦n junto al agua. Aunque aqu¨ª se viene para acceder a Tikal, hay quien se lo toma con m¨¢s calma y pasa d¨ªas o incluso semanas nadando desde los mue?lles, haciendo rutas en kayak, tomando algo junto al lago en una hamaca, contemplando la puesta de sol o bien observan?do las aves que pululan por las orillas llenas de juncos o que buscan los comederos que les pone la gente. Es un lugar perfecto para el kayak y el surf con remo, incluso para nadar, aunque hay que tener en cuenta una cosa: ?en esta parte del lago hay cocodrilos!

Los alrededores de El Remate pueden ser una forma original de conectar con esta parte de Guatemalas, de pueblecitos tranquilos y tradiciones originales, como la procesi¨®n de la Santa Calavera, una original celebraci¨®n del D¨ªa de Muertos, que aqu¨ª son m¨¢s macabras que las famosas y festivas de M¨¦xico o del resto del pa¨ªs. En el peque?o pueblo de San Jos¨¦, en el lado noroeste del lago Pet¨¦n Itz¨¢, el 1 de noviembre hay una procesi¨®n curiosa: se utilizan cr¨¢neos humanos reales ¡ªse cree que son cr¨¢neos de antepasados mayas itzaes¡ª en una mezcla de tradici¨®n cat¨®lica y pagana. La procesi¨®n se lleva cabo de noche saliendo de la iglesia, donde se guardan las calaveras sagradas. Las calaveras visitan entonces a varios miembros de la comunidad, que reciben bendiciones. A diferencia de muchas otras celebraciones de Guatemala, este es un acto sombr¨ªo realizado con respeto y solemnidad. Se trata de una tradici¨®n que probablemente haya persistido desde tiempos de los mayas.

Otra excursi¨®n desde El Remate es la que lleva a rincones de la selva, como el Biotopo Cerro Cahu¨ª, una enorme extensi¨®n de selva protegi?da en la orilla norte del lago. Una vez dentro, hay dos rutas por la den?sa jungla que dan la oportunidad de ver orqu¨ªdeas, bromelias, enredaderas y diversas plantas selv¨¢ticas, as¨ª como (con suerte) tepezcuintles, pizotes, zorros, ardillas e, incluso, uno o dos mam¨ªferos m¨¢s grandes. Alzan?do la mirada a las copas de los ¨¢rboles se pueden ver monos ara?a y monos aulladores, loros y tucanes. Tambi¨¦n hay varias ruinas mayas peque?as sin restaurar, pero sobre todo, Cerro Cahu¨ª es el h¨¢bi?tat del majestuoso jaguar, aunque resulta dif¨ªcil de ver. Para muchos excursionistas lo mejor de estos senderos son las preciosas vistas que hay desde los mirado?res en la cumbre de los distintos cerros, con el lago a sus pies.

Navegando por las profundidades del mundo maya: Sayaxch¨¦

Si el entorno de Tikal o de Flores nos parece tur¨ªstico, hay muchas alternativas. Por ejemplo, Sayaxch¨¦, en la orilla sur del r¨ªo de La Pasi¨®n, 60 kil¨®metros al suroeste de Flores. Es la puerta de entrada a una decena de yacimientos arqueol¨®gicos mayas poco visitados, entre ellos Ceibal, Aguateca, Dos Pilas, Amarindito o Altar de Sacrificios. Si se quiere explorar una parte de Guatemala que la mayor parte de los turistas obvian, hay que quedarse aqu¨ª al menos una noche, aunque se puede estar semanas en la zona para explorarlos todos. Adem¨¢s de su posici¨®n estrat¨¦gica entre Flores y la zona de Cob¨¢n, Sayaxch¨¦ es, sobre todo, un punto de partida para conocer lugares como el Cr¨¢ter Azul, una piscina natural cristalina alimentada por un manantial al final de un r¨ªo.

Hay otros yacimientos apenas visitados, como El Ceibal, con largos senderos por la jungla, y una curiosa construcci¨®n circular en lugar de cuadrada, con claras influencias mexicanas. Se cree que antes de su abandono en el siglo X lleg¨® a tener m¨¢s de 10.000 habitantes. O Aguateca, a la que no resulta f¨¢cil llegar, pero para los mayas esa era la idea. La ciudad estaba bien defendida, no solo por su acceso remoto a trav¨¦s de la laguna de Petexbat¨²n, sino tambi¨¦n porque estaba construida sobre una loma pro?nunciada en casi todos los lados. Su mirador reserva vistas imponentes de la regi¨®n. Habr¨ªa sido f¨¢cil detectar cual?quier avance de un ej¨¦rcito rival mucho antes de que llegara. A pesar de ello la ciudad fue abandonada a toda prisa, invadida e incendiada, como el resto de las ciudades mayas de la zona.

Y si el viajero sue?a con un paseo en barca, no puede perderse la isla de Chiminos. Se suele llegar en barca desde Sayaxch¨¦, en dos o tres horas de navegaci¨®n. Pero al llegar, el encantador lodge en la jungla ofrece todo lo que se podr¨ªa pedir: buena comida, hamacas relajantes, vistas incre¨ªbles y monos retozando en las copas de los ¨¢rboles. Una vez aqu¨ª, es muy f¨¢cil olvi?dar que en alg¨²n lugar est¨¢ la vida real y que hay que volver a ella¡­ Alg¨²n d¨ªa.

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