El Mediterr¨¢neo infinito de Serrat, este domingo, en ¡®El Pa¨ªs Semanal¡¯
El sol refulge por encima de un mar verdoso cuando Joan Manuel Serrat se detiene en seco como si, en un fugaz hechizo, pudiese ¡°revivir un cad¨¢ver¡± llamado Calella de Palafrugell, frente al mar de la Costa Brava. Minutos antes de su llegada amenazaba tormenta, con un cielo gris y algo grosero, pero es una de esas tardes de mayo en las que las nubes navegan sin tim¨®n y, en cuesti¨®n de un instante, todo cambia. El clima es ¡°variable¡±, como el estado emocional de Serrat hace justo medio siglo, cuando se mov¨ªa por este pueblo de pescadores como un cantor con alma de marinero. ¡°Justo ah¨ª¡±, dice se?...
El sol refulge por encima de un mar verdoso cuando Joan Manuel Serrat se detiene en seco como si, en un fugaz hechizo, pudiese ¡°revivir un cad¨¢ver¡± llamado Calella de Palafrugell, frente al mar de la Costa Brava. Minutos antes de su llegada amenazaba tormenta, con un cielo gris y algo grosero, pero es una de esas tardes de mayo en las que las nubes navegan sin tim¨®n y, en cuesti¨®n de un instante, todo cambia. El clima es ¡°variable¡±, como el estado emocional de Serrat hace justo medio siglo, cuando se mov¨ªa por este pueblo de pescadores como un cantor con alma de marinero. ¡°Justo ah¨ª¡±, dice se?alando con el dedo el edificio Batlle, hoy un acogedor bloque de apartamentos veraniegos que, a sus ojos, se transforma en el hotelito costero donde se hosped¨® durante mayo de 1971 para componer buena parte de Mediterr¨¢neo, su disco m¨¢s emblem¨¢tico y una de las grandes obras de la historia de la m¨²sica popular espa?ola. Un ¨¢lbum que cumple ahora 50 a?os. ¡°Mi habitaci¨®n estaba en la segunda planta¡±, remata, ataviado con una gorra gris y quieto sobre la plazuela triangular frente a la playa de Port Bo, donde, en una estampa propia de un cuadro de Sorolla, descansan las barcas en la arena gruesa y las gaviotas sobrevuelan los arrecifes rocosos.
Desde esa habitaci¨®n, hoy desaparecida, ve¨ªa Serrat todos los d¨ªas el mar Mediterr¨¢neo en un tiempo lejano, cuando su ¡°¨²nica gu¨ªa¡± era su estado emocional variable: ¡°Depend¨ªa de lo que me ocurr¨ªa y les ocurr¨ªa a los de alrededor en ese momento, es decir, de los besos y las bofetadas que la vida te va repartiendo¡±.
En este n¨²mero, acompa?amos al cantautor por las calles, los bares y las playas de Calella y de Barcelona que transit¨® en su juventud, y evocamos la g¨¦nesis de un ¨¢lbum cuya vigencia permanece inalterable. Adem¨¢s, analizamos la preocupante situaci¨®n de los maestros de la escuela p¨²blica francesa tras el asesinato en octubre, a manos de un terrorista yihadista, del profesor Samuel Paty. Y entrevistamos a Walter Isaacson. Su ¨²ltimo libro descubre el universo de la premio Nobel de Qu¨ªmica Jennifer Doudna.