Cuerpos de pandemia
Las huellas del confinamiento se dejan notar en nuestro f¨ªsico. Parece que hemos envejecido una d¨¦cada en poco m¨¢s de un a?o.
R¨ªgido, los hombros encogidos y la cabeza hundida. Las piernas torpes. Las caderas cerradas y las articulaciones adoloridas. Impaciente. Irritable. La vista cansada y la piel reseca. Tenemos cuerpo de clase turista, de vuelo transoce¨¢nico en aerol¨ªnea low cost. Pero no hemos hecho tal viaje, sino otro que nos ha llevado del sof¨¢ a la mesa, de la mesa a la cama, y vuelta a empezar. Con poco gasto cal¨®rico y mucha angustia. Arrastramos un cuerpo de pandemia que tambi¨¦n es m¨¢s pesado ¡ªentre uno y tres kilos m¨¢s¡ª y que lleva un a?o apretando la mand¨ªbula.
Los subproductos de meses de...
R¨ªgido, los hombros encogidos y la cabeza hundida. Las piernas torpes. Las caderas cerradas y las articulaciones adoloridas. Impaciente. Irritable. La vista cansada y la piel reseca. Tenemos cuerpo de clase turista, de vuelo transoce¨¢nico en aerol¨ªnea low cost. Pero no hemos hecho tal viaje, sino otro que nos ha llevado del sof¨¢ a la mesa, de la mesa a la cama, y vuelta a empezar. Con poco gasto cal¨®rico y mucha angustia. Arrastramos un cuerpo de pandemia que tambi¨¦n es m¨¢s pesado ¡ªentre uno y tres kilos m¨¢s¡ª y que lleva un a?o apretando la mand¨ªbula.
Los subproductos de meses de confinamiento y teletrabajo empiezan a llegar a las consultas de fisioterapeutas, psiquiatras, traumat¨®logos, oftalm¨®logos. S¨ª, con la pandemia se ha esfumado su inversi¨®n en gimnasio de los ¨²ltimos a?os. Grasa acumulada en sitios poco habituales, rigidez en el cuello y dolor en la parte baja de la espalda debido a las largas jornadas de teletrabajo en sillas dise?adas para sentarse a cenar media hora. Cuerpos ansiosos que han gestionado la incertidumbre tensando cada m¨²scu?lo y pasando noches en blanco.
¡°Plantamos batalla al estr¨¦s apretando la mand¨ªbula¡±, dice la fisioterapeuta Lida Herraiz de la consulta de Gonzalo Vidal Quiropr¨¢ctico. ¡°Esta temporada casi el 80% de las personas que trato tienen ese gesto de tensi¨®n acumulada¡±.
Sostiene la Sociedad Espa?ola para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) que el 49,8% de los espa?oles ha ganado peso en lo que llevamos de pandemia. Proscritos los rituales diarios de levantarse, vestirse, andar con prisa o coger el transporte p¨²blico, la actividad f¨ªsica se redujo al m¨ªnimo. Un a?o despu¨¦s, ponerse otra cosa que no sea un ch¨¢ndal es un desaf¨ªo. La ca¨ªda brusca de lo que los expertos llaman actividad f¨ªsica incidental ¡ªlos movimientos para funcionar a diario, desde vestirse hasta bajar unas escaleras¡ª ha puesto todo patas arriba. ¡°De un d¨ªa para otro se abandonaron todos los rituales, eso significa perder los puntos de referencia vitales, quedarse sin anclajes y entrar en una sensaci¨®n de p¨¦rdida de control¡±, opina Carlos Mar¨ªa Alcover, profesor de Psicolog¨ªa Social de la Universidad Rey Juan Carlos, y recuerda que hay una relaci¨®n directa entre los estados de ansiedad y el comer compulsivamente.
Los que intentaron hacer deporte en casa no se salvan. Los expertos dicen que se han lesionado hasta los que nunca se lesionan. ¡°La gente deportista que improvis¨® el gimnasio en casa sufri¨® un impacto importante en su cuerpo por entrenar en suelos no t¨¦cnicos, tambi¨¦n hubo mucho principiante que decidi¨® empezar a hacer deporte a trav¨¦s de pantallas sin la supervisi¨®n de un especialista¡±, dice Sara ?lvarez, fundadora del gimnasio Reto 48, y a?ade: ¡°Ha habido cambios bruscos en el cuerpo: perdimos algo de m¨²sculo en el camino y ganamos un par de kilos. O m¨¢s¡±.
Un estudio de la Universidad de San Francisco ha puesto cifras a esos kilos de m¨¢s. Seg¨²n una medici¨®n realizada entre ciudadanos estadounidenses entre febrero y junio de 2020, por cada mes de confinamiento se ganaron 0,70 kilogramos de peso. Los investigadores identificaron tres causas: una reducci¨®n significativa de los pasos diarios, cambios dr¨¢sticos en los patrones de vida y un incremento del picoteo y las comidas de todo tipo.
¡°El aumento de peso ha causado desolaci¨®n en muchas personas¡±, observa Sara ?lvarez. ¡°Es la prueba de la claudicaci¨®n, de que la voluntad se ha perdido, adem¨¢s de la fuerza y la capacidad pulmonar. Todo cambio f¨ªsico tiene consecuencias mentales, y eso ha sido duro. La buena noticia es que el cuerpo tiene memoria, y con constancia y esfuerzo es posible volver al punto donde est¨¢bamos antes de la pandemia¡±.
En un a?o sometidos a la crueldad de una c¨¢mara frontal mal iluminada durante largas sesiones de Zoom hemos escrutado nuestra cara como nunca antes y hemos descubierto cosas que ignor¨¢bamos que estaban ah¨ª. Paz Torralba, directora de The Beauty Concept, matiza que el encierro tambi¨¦n ha pasado factura. ¡°Mayor flacidez en el rostro, envejecimiento prematuro, ojeras y arrugas marcadas, retenci¨®n de l¨ªquidos y grasa depositada en sitios donde antes no hab¨ªa¡±.
La mascarilla ha situado el foco de atenci¨®n en la mirada, y justo ah¨ª van las plegarias de los clientes de las consultas de los centros de belleza. ¡°Ahora se presta m¨¢s atenci¨®n al rostro que al cuerpo, concretamente a las patas de gallo y a las arrugas de la frente. Se piden tratamientos de resultados inmediatos. Por ejemplo, rellenos d¨¦rmicos, toxina botul¨ªnica, antimanchas y fotorrejuvenecimiento. Y aunque las mujeres son mayor¨ªa, uno de cada cinco hombres tambi¨¦n ha buscado mejoras est¨¦ticas. La alopecia es su drama. La revista The Economist habla del Zoom bum de la industria y refiere un 10% de aumento de los procedimientos cosm¨¦ticos en Estados Unidos, un 20% en Francia. La SECPRE (Sociedad Espa?ola de Cirug¨ªa Pl¨¢stica, Reparadora y Est¨¦tica) habla de un crecimiento de entre el 25% y el 30% en algunos centros.
Nuestro nuevo yo es un kamikaze, toma peores decisiones y tiene sed de venganza. Esas son las conclusiones de un estudio del grupo Open Evidence de la Universidad Oberta de Catalu?a, que afirma que tras dos meses de confinamiento las capacidades cognitivas se hab¨ªan visto da?adas en los 5.000 ciudadanos de Espa?a, Italia y el Reino Unido estudiados. ¡°Durante la primera ola estaba en alza el debate entre salud y econom¨ªa¡±, recuerda Francisco Lupi¨¢?ez, profesor de la UOC, ¡°y lo que conseguimos demostrar fue que el encierro tampoco sal¨ªa gratis¡±.
Si en el ¨²ltimo a?o siente que ha envejecido una d¨¦cada de golpe, no est¨¢ solo. Unos 2.900 millones de personas, m¨¢s de un tercio de la poblaci¨®n mundial, lo acompa?an.