Una peque?a verdad
Todas las grandes y bellas palabras son susceptibles de ser convertidas en un arma de exterminio. Menos una: compasi¨®n | Columna de Rosa Montero
Escribo en el borde del abismo. Nunca antes me hab¨ªa pesado tanto el tiempo que media entre el instante en que redacto estas palabras y su publicaci¨®n: dos largas semanas. En estos momentos mercuriales, en dos semanas puede pasar de todo. Convulsos son los d¨ªas, amenazantes las noches. Y en cualquier instante pueden salir las Furias a recorrer la Tierra.
Aunque hay algo que parece que no cambia: la utilizaci¨®n de la mentira en los conflictos b¨¦licos. Las guerras t...
Escribo en el borde del abismo. Nunca antes me hab¨ªa pesado tanto el tiempo que media entre el instante en que redacto estas palabras y su publicaci¨®n: dos largas semanas. En estos momentos mercuriales, en dos semanas puede pasar de todo. Convulsos son los d¨ªas, amenazantes las noches. Y en cualquier instante pueden salir las Furias a recorrer la Tierra.
Aunque hay algo que parece que no cambia: la utilizaci¨®n de la mentira en los conflictos b¨¦licos. Las guerras tambi¨¦n se ganan con enga?os, lo que por otra parte quiere decir que podemos defendernos de Putin combatiendo esas fake news de las que ¨¦l es el rey. Aunque esto es f¨¢cil decirlo, pero muy dif¨ªcil llevarlo a la pr¨¢ctica. Todos tenemos un sesgo cognitivo que nos hace ver las cosas deformadas. La realidad es un chicle que estiramos y encogemos inconscientemente para adaptarlo a nuestros prejuicios y nuestras conveniencias. A todos nos es facil¨ªsimo creer hasta la patra?a m¨¢s evidente si va a favor de nuestras ideas, pero ni siquiera nos paramos a escuchar (a escuchar de verdad) un argumento que va a contrapelo de lo que pensamos. Por todos los santos, ?pero si somos tan fr¨¢giles en nuestros juicios, tan maleables y previsibles que, si alguien habla bien de nosotros, curiosamente despu¨¦s tendemos a verle de modo m¨¢s favorable! A m¨ª me ha pasado: he pensado fr¨ªamente que Fulano era bastante tonto, pero despu¨¦s Fulano ha escrito algo bueno de mis libros, por ejemplo, y resulta que ya no me parece tan idiota. Y cuanto m¨¢s angustioso el momento, cuanto m¨¢s nos jugamos, m¨¢s tupidas las anteojeras que nos ponemos. En una guerra o preguerra como esta todos terminamos medio cegatos.
Por eso son tan importantes algunas iniciativas informativas, como, por ejemplo, Efe Verifica, un formidable servicio de la agencia Efe que est¨¢ desmontando a diestra y siniestra el aluvi¨®n de noticias e im¨¢genes falsas, o como el portal Maldita.es, que se ha unido a una red de m¨¢s de 100 verificadores mundiales y han creado entre todos una base de datos que se llama #UkraineFacts. Asomarse a echar un mero vistazo en ambos sitios resulta desolador: hierve el mundo de mentiras, unas malintencionadas y rabiosas, otras simplemente est¨²pidas, y todas esparcen su veneno y hacen un da?o incalculable en este momento de dolor y de horror (pobres, heroicos ucranios).
Contrastar, reflexionar, abrir los ojos, he aqu¨ª algo bueno que podemos intentar hacer en estos d¨ªas de luto. Pero, pensando en lo resbaladizo que est¨¢ el mundo y en la falta de fiabilidad que tiene todo, tambi¨¦n he llegado a otra conclusi¨®n. Ya se sabe que los momentos b¨¦licos son tendentes a las proclamas pomposas. A hinchar mucho el pecho y llenarse la boca con grandes palabras. ?Y cu¨¢les son las m¨¢s grandes palabras que la humanidad ha hecho ondear desde hace siglos? La primera, sin duda, libertad. Qu¨¦ hermosa, desde luego, qu¨¦ necesaria la libertad para que una vida pueda de verdad llamarse vida. Y, sin embargo, ?cu¨¢ntas veces se ha esclavizado en nombre de la libertad a pueblos enteros? La libertad de unos puede ser la c¨¢rcel, la tortura y la muerte para otros. Lo mismo sucede con otro gran concepto: la justicia. ?Qui¨¦n no est¨¢ a favor de la justicia? Pero recordemos el sesgo cognitivo: lo que t¨² consideras justicia puede ser un atropello para tu vecino. Por no hablar de la igualdad, otra bonita perla. En nombre de la justicia, de la libertad y de la igualdad rodaron cabezas en la Revoluci¨®n Francesa hasta colmar de sangre las alcantarillas. Quiero decir que todas las grandes y bellas palabras son susceptibles de ser traicionadas y convertidas en un arma de exterminio. Todas, menos una. La m¨¢s hermosa palabra que hay en el mundo es compasi¨®n, o tal vez prefieras denominarla empat¨ªa (hay un prejuicio contra compasi¨®n que yo no comparto). Es el ¨²nico de los grandes valores que no puede ser retorcido y utilizado como herramienta de destrucci¨®n del pr¨®jimo, porque te obliga a ponerte en el lugar del otro. He aqu¨ª una peque?a verdad a la que agarrarnos en estos tiempos de tribulaci¨®n y de mentiras. En un mundo en donde todo parece falso, este concepto simple y obvio es una nuez de certeza irrebatible. Un rinc¨®n de luz en el que atrincherarnos para intentar desde ah¨ª mejorar las cosas. Yo ya no creo en casi nada, pero creo en eso.