Natasha Trethewey: ¡°La supremac¨ªa blanca es el pecado original de Norteam¨¦rica¡±
Ganadora del Pulitzer en 2007 por el poemario ¡®Guardia Nativa¡¯, la escritora estadounidense ha necesitado 30 a?os para evocar el asesinato de su madre a manos de su padrastro. El resultado: ¡®Memorial Drive¡¯.
Treinta a?os le ha costado a la laureada Natasha Trethewey (Gulfport, Misisipi, 1966) atreverse a rebuscar entre los diarios y las grabaciones telef¨®nicas policiacas de su madre, asesinada por su padrastro cuando ella ten¨ªa 19 a?os. Memorial Drive (Errata Naturae) narra la vida de Gwendolyn Ann Turnbough, muerta de un balazo a los 40 a?os, y resume el conflicto racial que sigue viviendo su pa¨ªs. Hoy profesora en la Universidad de North?western, al norte de Chicago, Trethewey cuenta el reencuentro con esa ...
Treinta a?os le ha costado a la laureada Natasha Trethewey (Gulfport, Misisipi, 1966) atreverse a rebuscar entre los diarios y las grabaciones telef¨®nicas policiacas de su madre, asesinada por su padrastro cuando ella ten¨ªa 19 a?os. Memorial Drive (Errata Naturae) narra la vida de Gwendolyn Ann Turnbough, muerta de un balazo a los 40 a?os, y resume el conflicto racial que sigue viviendo su pa¨ªs. Hoy profesora en la Universidad de North?western, al norte de Chicago, Trethewey cuenta el reencuentro con esa herida. Al otro lado de la pantalla, responde con una dulzura desarmante, como acostumbrada a que en su rostro las l¨¢grimas convivan con una sonrisa. Junto a su ordenada mesa de trabajo cuelga el retrato de su madre, eternamente joven y de una belleza deslumbrante. Trethewey se rompe varias veces a lo largo de la conversaci¨®n. Su dolor no hace ruido.
Pregunta. Obama dijo que Memorial Drive retrataba el problema racial de Estados Unidos. Pero el hombre que asesin¨® a su madre, su padrastro, era negro.
Respuesta. El libro explica los problemas raciales de mi pa¨ªs. Desde la boda ilegal de mis padres hasta mi juventud en el sur, hemos vivido rodeados de racismo. Puede que el racismo hiciera que los polic¨ªas que proteg¨ªan a mi madre fueran desatentos. Mi padre adoptivo ya hab¨ªa intentado asesinarla. Me he preguntado siempre si de haber sido blanca hubiera estado m¨¢s protegida. No se trata de que su asesino fuera negro. El racismo es la presi¨®n exterior que afecta a una familia negra. A mi padre, blanco, lo llamaban se?or. Nadie llam¨® se?ora a mi madre, ni siquiera en su trabajo.
P. Creci¨® en un Misisipi y una Atlanta racistas, pero el libro retrata un problema m¨¢s extendido: el asesinato de una mujer a manos de su pareja.
R. Eso no tiene ni raza ni clase. Es una plaga mundial.
P. Sus padres se conocieron estudiando Literatura en la universidad. ?l se convirti¨® en escritor, pero su madre en jefa de recursos humanos, como si no se pudiera permitir so?ar con esa vocaci¨®n. ?Fue por ser mujer? ?Por ser negra?
R. No s¨¦ si so?¨® con dedicarse a escribir. Pero tiene raz¨®n: se dedic¨® a ganar dinero.
P. ?Fue racismo? ?Autoexigencia?
R. No lo sabr¨¦ nunca. S¨¦ que quer¨ªa que yo fuera libre.
P. Esa autoexigencia, ?pudo ser un problema al intentar lidiar con una pareja violenta? Como si tratara de evitar que su matrimonio fallara de nuevo¡
R. Ya hab¨ªa pasado por un divorcio. Y leyendo su diario creo que ella, al principio, se esforz¨® por no separarse. Creo que lo hizo por mi hermano, hijo de ese segundo marido.
P. Su hermano ten¨ªa 11 a?os cuando su padre asesin¨® a su madre. Apenas habla de ¨¦l.
R. Vivian Gornik anot¨® que para escribir no ficci¨®n debes entender qui¨¦n es el narrador. Yo quer¨ªa escribir una historia de mi madre y de mi relaci¨®n con ella. Por eso, el subt¨ªtulo es recuerdos de una hija, no la historia de una familia. La mitad del libro son sus diarios y las conversaciones con mi padrastro grabadas por la polic¨ªa. Mi hermano est¨¢ en la periferia de esa relaci¨®n.
P. Es demoledor ser testigo de c¨®mo, hasta el final y habi¨¦ndose separado, intent¨® evitar herirlo. Usted escuch¨® esas cintas y decidi¨® escribir este libro.
R. S¨ª.
P. Hasta entonces call¨®. ?Ha logrado averiguar por qu¨¦ call¨®?
R. Creo que quer¨ªa mantenerme fuera del radar de mi padrastro para no llamar su atenci¨®n. ?l era un hombre con el que no se pod¨ªa hablar. Me hab¨ªan ense?ado que ser buena era mantenerse callada. Y quer¨ªa darle una buena vida a mi madre, no crearle m¨¢s problemas. Me parec¨ªa que deb¨ªa aceptar las decisiones que ella hab¨ªa tomado.
P. ?Call¨® por respeto?
R. S¨ª. Algunas cosas son dif¨ªciles de entender. Recuerdo haber tenido una conversaci¨®n sobre ese silencio con alguien que hab¨ªa crecido en una casa donde hab¨ªa un maltratador. Aunque ¨¦l no te diga nada, siembra en ti la certeza de que no debes hablar del tema. Desde el momento en que lo conoc¨ª lo tem¨ª.
P. ?Por qu¨¦ no busc¨® ayuda en su padre? ?Por qu¨¦ no llam¨® a su abuela?
R. No lo s¨¦.
P. Ha debido de ser una tortura darle vueltas.
R. ?Sabe? La ¨²nica vez que busqu¨¦ ayuda fue en una profesora. Yo ten¨ªa 10 a?os y me dijo que los adultos a veces se enfadaban. Pens¨¦ que se lo dijera a quien se lo dijera, esa iba a ser la respuesta.
P. ?Hoy sabe cu¨¢ndo callar implica acompa?ar y cu¨¢ndo no ayudar?
R. [Se r¨ªe]. No creo que haya muchas cosas sobre las que me calle ya. Empec¨¦ a desarrollar mi voz en un diario. Y desde entonces contesto. Mis poemas son las respuestas, los silencios que he roto y no estoy dispuesta a guardar porque para luchar por la justicia uno debe hablar.
P. El libro recupera una escena: usted regresa del colegio emocionada. Dice que quiere ser escritora. Su padrastro grita que se lo quite de la cabeza. Su madre lo corrige.
R. En el momento en que mi madre dice ¡°ella ser¨¢ lo que quiera ser¡±, rompiendo su silencio y contest¨¢ndole, s¨¦ lo que va a pasar. Aun sabiendo el precio que deber¨¢ pagar, ella se niega a que su control llegue a m¨ª. Arriesga la paliza para dejarme a m¨ª¡
P. Un tesoro.
R. S¨ª.
P. Su madre manten¨ªa a la familia. Era jefa de recursos humanos en un hospital. Escrib¨ªa un diario. Manten¨ªa la calma. Incluso cuando ¨¦l ya hab¨ªa intentado matarla, ten¨ªa la paciencia de contestarle el tel¨¦fono.
R. Por encima de miedo, mi madre ten¨ªa fe en la humanidad. Creo que ese ha sido su legado.
P. Usted gan¨® el Pulitzer. Es la escritora que su madre quiso que fuera. Pero eligi¨® la poes¨ªa, ?es una v¨ªa menos directa?
R. ?Ha le¨ªdo mis poemas? Yo creo en el poder del silencio. El silencio da m¨¢s voz a lo que se dice. Eso lo aprend¨ª de mi madre. Ella era contenida. Nunca la vi hist¨¦rica. Cuando hablaba, sencillamente dec¨ªa cosas, nunca desperdiciaba las palabras. Creo que eso es algo que todos los buenos poetas aprenden.
P. Pero dedic¨® su primer libro a su abuela, que le ense?¨® a utilizar una pistola.
R. No estaba preparada para escribir sobre mi madre. No hab¨ªa encontrado el idioma. He crecido con dos grandes heridas. La primera fue el asesinato de mi madre. La otra es el pecado original de Norteam¨¦rica: la supremac¨ªa blanca, la historia de este pa¨ªs que ha continuado oprimiendo a ciertos grupos de gente. Al dedicar el libro a mi abuela, intent¨¦ hablar de la cultura y la historia de Misisipi, donde ella viv¨ªa. Me parec¨ªa que la gente que pod¨ªa contarla se estaba muriendo. Escribiendo sobre mi abuela lo hac¨ªa sobre mucha gente cuya historia estaba siendo borrada u olvidada.
P. Les ense?¨® a disparar, pero su abuela era una ?pacifista.
R. Cre¨ªa en la paz. Fue defensora de los derechos civiles y dedic¨® mucho tiempo a la protesta pac¨ªfica. Era seguidora del doctor King.
P. El activismo de su abuela era tambi¨¦n travieso.
R. Cada noche, al salir de la f¨¢brica, revisaban los bolsos de las empleadas negras. Los de las blancas no. As¨ª que ella y otras mujeres guardaron compresas con la menstruaci¨®n y cuando el vigilante meti¨® la mano¡ las encontr¨®. Dej¨® de revisarlos.
P. ?Defiende las armas para defensa propia?
R. No he comprado nunca una pistola para defenderme. Que alguien lleve una me inquieta. Las masacres en Estados Unidos son conocidas, pero se sabe menos de quien muere por la mala manipulaci¨®n de un arma: ni?os que la encuentran en una caja de zapatos¡
P. ?Sigue oponi¨¦ndose ahora que, 30 a?os despu¨¦s de asesinar a su madre, su padrastro ha salido de prisi¨®n?
R. S¨ª.
P. Shelley escribi¨®: ¡°La poes¨ªa es un espejo que embellece lo torcido¡±. ?C¨®mo aprender si embellecemos lo feo?
R. Si no hici¨¦ramos arte a partir de las cosas m¨¢s terribles del mundo, tendr¨ªamos tan poco¡ Poder hacer una obra de arte del dolor es triunfar sobre la desesperanza.
P. ?Qu¨¦ busca como poeta?
R. La claridad es revolucionaria. Me gustan los poemas accesibles que cada vez que los lees te dan algo m¨¢s.
P. Fue poeta laureada dos a?os en una d¨¦cada que ha tenido m¨¢s laureadas que el resto de la historia del galard¨®n. ?Es discriminaci¨®n positiva?
R. Si cree que la discriminaci¨®n es elegir las mejores candidatas, sin duda.
P. La actual, Amanda Gorman, exigi¨® que la traducci¨®n de su libro al espa?ol la hiciera una persona negra.
R. Tiene sentido. Hist¨®ricamente, los traductores negros, como los escritores, han tenido menos oportunidades. Supongo que querr¨ªa asegurarles trabajo. Esa petici¨®n no es reduccionista, trata de abrir el mercado laboral.
P. ?Justicia social?
R. Supongo. Mi traductora espa?ola no es mulata. Creo que los mejores traductores no tienen por qu¨¦ ser como uno, en ning¨²n sentido. Pero debe haber oportunidades para todos.
P. Gorman forma parte de una generaci¨®n de poetas-activistas.
R. Hace tantas cosas: trabaja como modelo, escribe, act¨²a¡ Mis poemas son mi activismo.
P. Necesit¨® 30 a?os para recordar a su madre. Y se decidi¨® a hacerlo porque sinti¨® que hab¨ªa quedado borrada.
R. Se me presentaba como la hija de un poeta. Y de ella no se dec¨ªa nada. Solo que fue asesinada. Me parec¨ªa injusto que lo peor que le hab¨ªa pasado en la vida fuera lo que la recordase. Hablar de ella as¨ª reduc¨ªa la importancia que hab¨ªa tenido en mi vida y no la retrataba como la mujer extraordinaria que fue. Es tan f¨¢cil pensar que alguien que ha sido asesinado por su marido es una mujer d¨¦bil y no alguien con la fuerza que mi madre ten¨ªa¡
P. Si alguien tan fuerte como su madre ¡ªcapaz de casarse con un hombre de otra raza cuando est¨¢ prohibido, de acceder a un puesto de direcci¨®n, de divorciarse dos veces y de perdonar¡ª no logra sobrevivir, ?qui¨¦n lo lograr¨¢?
R. Mi madre crey¨® en el di¨¢logo hasta el ¨²ltimo minuto. Pero denunci¨® a mi padrastro. Pidi¨® protecci¨®n policial. Si una mujer as¨ª es asesinada, ?qui¨¦n se va a salvar?
P. ?Qui¨¦n conoc¨ªa su historia?
R. La gente que est¨¢ cerca de m¨ª. Pero me sorprendi¨® que personas que hac¨ªa d¨¦cadas que me conoc¨ªan no supieran nada. Est¨¢ claro que, aunque lo llevaba conmigo, no lo estaba compartiendo.
P. ?Qu¨¦ la hizo atreverse despu¨¦s de 30 a?os? ?Pudo ayudarla el clima del MeToo? ?Pensar que iba a ser cre¨ªda?
R. El movimiento MeToo ha dado autoridad a muchas voces femeninas. Yo sent¨ª esa autoridad cuando me convert¨ª en poeta laureada. Sent¨ª que cuando contara mi historia me iban a escuchar.
P. Cuenta la historia con hechos. Es irrebatible.
R. Por azar me encontr¨¦ con un polic¨ªa que me reconoci¨® en un restaurante. Me dijo que iban a destruir los archivos del caso. Ah¨ª estaban los diarios y las transcripciones telef¨®nicas, dos a?os de conversaciones en las que mi padrastro gritaba y mi madre trataba de calmarlo. No hay mayor evidencia que los hechos.
P. Cuando recuper¨® la memoria de su madre, su padre ya hab¨ªa muerto. ?Necesit¨® ese hueco?
R. No. Vend¨ª la idea del libro en 2012, cuando ¨¦l todav¨ªa estaba vivo. Ahora bien, el que estoy escribiendo sobre ¨¦l no podr¨ªa haberlo escrito si viviera.
P. ?Que su padrastro asesinara a su madre ha tenido consecuencias en su relaci¨®n con los hombres?
R. Llevo 22 a?os felizmente casada y no tengo hijos. En Memorial Drive cito el consejo de mi abuela Sugar: nunca te cases con un hombre menos formado que t¨². Con esas advertencias, tener un marido tan adorable como el que tengo creo que har¨ªa felices a mis ancestros.
P. ?Decidi¨® no tener hijos?
R. S¨ª. No era para m¨ª. Cuando jugaba con mu?ecas, Barbie era siempre una mujer con carrera.
P. ?Qu¨¦ es una persona poderosa?
R. Una persona resiliente, alguien capaz de resistir. Mi madre me ense?¨® a creer que la gente merece una oportunidad para intentar cambiar y ser mejor.
P. ?Y lo cree?
R. S¨ª. Cuando pienso en mi padrastro, tengo que recordar que en alg¨²n momento ¨¦l tambi¨¦n hab¨ªa sido inocente, antes de convertirse en asesino. Que no fue siempre as¨ª.
P. ?Que Obama fuera presidente fue un cambio o un espejismo?
R. Fue la demostraci¨®n directa de que una persona negra pod¨ªa aspirar a dirigir el despacho m¨¢s importante de Estados Unidos a base de trabajo duro e inteligencia. Pero tambi¨¦n despert¨® un tremendo backlash, la reacci¨®n: cuando hablan de ¡°recuperar el pa¨ªs¡±, hablan de devolverlo a la supremac¨ªa blanca de los or¨ªgenes.
P. El idealismo de sus padres, que cre¨ªan que el cambio era posible, ?sigue vivo?
R. ?Sabe? Soy una gran optimista. He visto tanto cambio a lo largo de mi vida¡ Puedo hacer cosas que las mujeres de la generaci¨®n de mi madre ni siquiera so?aron. Dirigiendo un departamento de un hospital, mi madre tard¨® a?os en tener una tarjeta de cr¨¦dito a su nombre. De ah¨ª venimos. Claro que tenemos retrocesos, por eso no podemos descansar. Tenemos que seguir luchando por un mundo con igualdad de oportunidades.
P. Ense?a poes¨ªa y escritura de memorias.
R. Es maravilloso sentarse a hablar con estudiantes de sus vidas buscando pistas universales. La verdad es muy poderosa y las memorias la tienen. Soy una poeta autobiogr¨¢fica. Pero veo que los alumnos se esconden m¨¢s en los poemas.
P. ?La verdad siempre hiere?
R. La herida es el lugar por donde entra la luz. Pero muy poca gente est¨¢ dispuesta a entenderlo y prefieren vendar las heridas, mirar para otro lado, mutilar antes que curar. En Misisipi la gente dice cosas como que por qu¨¦ no dejas cicatrizar las heridas. Pero las heridas sucias no cicatrizan, se infectan. La ¨²nica manera de que sanen es exponi¨¦ndolas a la luz. Y eso se aplica a las heridas personales y a las nacionales. Lo que no se habla no se cura.
P. ?C¨®mo ha curado sus heridas?
R. Mi abuela muri¨® con 90 a?os. Hab¨ªa dedicado su vida a coser a m¨¢quina. Ten¨ªa mala circulaci¨®n y una llaga incurable en el tobillo de tanto pisar el pedal. El m¨¦dico le dijo que no podr¨ªan curar esa herida, solo aplicarle cuidados paliativos: exponerla al aire, limpiarla. Y as¨ª fue. Muri¨® con esa herida. La m¨ªa es parecida. No cicatrizar¨¢, pero puedo cuidarla para vivir con ella.
P. ?Tuvo ayuda psicol¨®gica?
R. Nunca. Escribir ha sido mi terapia. Me ha permitido contar la historia para sobrevivir. Para m¨ª, la mejor literatura refuerza la fe en la humanidad.
P. ?Siempre llora cuando habla de Memorial Drive?
R. Lloro cuando hablo de mi madre.
P. ?Qui¨¦n es usted, Natasha?
R. Soy la hija de mi madre. Sin duda.