Los ejecutivos voladores y la ¨¦tica medioambiental
Solo ocho de entre 230 importantes empresas analizadas por una instituci¨®n especializada obtuvieron buena nota por su compromiso con la reducci¨®n de viajes a¨¦reos corporativos
Los ricos y poderosos hacen cosas as¨ª. Coger un avi¨®n privado para asistir a una fiesta en Londres, como hizo Boris Johnson, primer ministro brit¨¢nico, cuando participaba en Glasgow en la Cumbre del Clima COP26, en noviembre pasado. O movilizar un jet propio, como hizo el magnate Elon Musk, para un viaje de nueve minutos. Gestos que cada vez son peor percibidos. Johnson recibi¨® un varapalo de los laboristas despu¨¦s de que el tabloide ...
Los ricos y poderosos hacen cosas as¨ª. Coger un avi¨®n privado para asistir a una fiesta en Londres, como hizo Boris Johnson, primer ministro brit¨¢nico, cuando participaba en Glasgow en la Cumbre del Clima COP26, en noviembre pasado. O movilizar un jet propio, como hizo el magnate Elon Musk, para un viaje de nueve minutos. Gestos que cada vez son peor percibidos. Johnson recibi¨® un varapalo de los laboristas despu¨¦s de que el tabloide Daily Mirror destapara su fuga, y Musk un aluvi¨®n de cr¨ªticas en Twitter. Y es que el cambio clim¨¢tico ha disparado la sensibilidad ecol¨®gica de los ciudadanos y est¨¢ dando vida a un nuevo concepto, el de la ¨¦tica medioambiental de los viajes. El avi¨®n privado es m¨¢s contaminante que los vuelos comerciales, y las emisiones globales de CO2 de la aviaci¨®n (algo m¨¢s de 900 millones de toneladas en 2019) no son peque?as.
Conscientes de que promover campa?as de contenci¨®n a¨¦rea entre los ciudadanos de a pie resulta poco menos que imposible, la ONG Transport & Environment, con sede en Bruselas, apunta a otro objetivo: lograr que las empresas reduzcan los desplazamientos en avi¨®n de sus empleados a la mitad en esta d¨¦cada. Con ello se conseguir¨ªa una reducci¨®n de emisiones de CO2 equivalente a retirar de las calles 16 millones de coches, aseguran.
Los ejecutivos son una m¨ªnima fracci¨®n de los pasajeros a¨¦reos (los vuelos de negocios representan solo el 20% del total), pero importante porque son los viajeros m¨¢s frecuentes. Para promover sus objetivos, T&E ha lanzado la campa?a Travel Smart (viaja con inteligencia), en la que analiza el comportamiento viajero de 230 compa?¨ªas de Europa (incluyendo el Reino Unido) y de Estados Unidos. T&E ha realizado su valoraci¨®n otorgando puntos a cada firma en funci¨®n de nueve criterios que recogen tanto su grado de compromiso p¨²blico con la reducci¨®n de vuelos como con su transparencia en el desglose de los medios de transporte que utilizan, o en la publicaci¨®n de informes sobre su huella de carbono. El ranking, publicado en mayo, arroja un resultado cuando menos curioso. Solo ocho empresas, encabezadas por la danesa Novo Nordisk, obtienen la calificaci¨®n m¨¢s alta (una A), mientras el grueso de las firmas monitorizadas apenas alcanzan una calificaci¨®n C, y al menos 50, entre ellas l¨ªderes tecnol¨®gicos como Google, IBM o Microsoft, figuran en el furg¨®n de cola con una D.
Ninguna de las 12 empresas espa?olas objeto del an¨¢lisis de T&E logra una puntuaci¨®n alta en este estudio. La mayor¨ªa (del Banco Santander a Telef¨®nica o Inditex) obtiene una C, como, por cierto, Facebook. Y es que los viajes de sus empleados son percibidos en muchos casos, como en el del Banco Santander, como ¡°emisiones indirectas¡±, que dice compensar plantando ¨¢rboles.
El objeto de la clasificaci¨®n de T&E es convencer a estas corporaciones de la necesidad de reducir los vuelos de sus empleados antes de que el sector a¨¦reo recupere niveles prepand¨¦micos. El informe alude a la necesidad de que hagan otro tanto gobiernos e instituciones p¨²blicas, pero no aborda este cap¨ªtulo. L¨¢stima, porque pol¨ªticos y altos funcionarios son asiduos de los aeropuertos. Como se?ala Pablo Mu?oz Nieto, que se ocupa de Aviaci¨®n dentro de Ecologistas en Acci¨®n (integrada en T&E), se movilizaron ¡°unos 670 vuelos privados para acudir a la Cumbre del Clima COP26, en noviembre pasado¡±. Aunque fuera con fines menos fr¨ªvolos que los de Boris Johnson