Los ¡®desterrados¡¯ del mercado del arte
Ante el auge especulador, las galer¨ªas se vuelven muy exigentes a la hora de vender piezas de sus artistas m¨¢s demandados, y rozan los l¨ªmites legales.
Cuando convergen creaci¨®n pl¨¢stica y dinero, casi todo es posible. As¨ª es el mercado del arte.
¡ª?Qu¨¦ galer¨ªas se han negado a venderle obra?
¡ªSon tantas que, francamente, ser¨ªa dif¨ªcil enumerarlas todas ¡ªcuenta, por Zoom, el coleccionista angelino Stefan Simchowitz.
Simchowitz ha sido desterrado desde hace a?os del mercado del arte. No le venden las grandes galer¨ªas, ni las medianas, ni siquiera las emergentes. Un paria del ¡°sistema¡±, perseguido por su fantasma de las Navidades pasadas (falso o cierto) de especulador y un titular en ...
Cuando convergen creaci¨®n pl¨¢stica y dinero, casi todo es posible. As¨ª es el mercado del arte.
¡ª?Qu¨¦ galer¨ªas se han negado a venderle obra?
¡ªSon tantas que, francamente, ser¨ªa dif¨ªcil enumerarlas todas ¡ªcuenta, por Zoom, el coleccionista angelino Stefan Simchowitz.
Simchowitz ha sido desterrado desde hace a?os del mercado del arte. No le venden las grandes galer¨ªas, ni las medianas, ni siquiera las emergentes. Un paria del ¡°sistema¡±, perseguido por su fantasma de las Navidades pasadas (falso o cierto) de especulador y un titular en The New York Times: ¡°El Sat¨¢n del mundo del arte¡±.
Pero no le han asesinado el sue?o. No es Mac?beth. Una tragedia. Al contrario. ¡°Esto me ha obligado a mirar con mayor profundidad y amplitud a los artistas de todo el mundo. Y apoyar a creadores que poseen un talento incre¨ªble y merecen una oportunidad¡±, reflexiona.
¡°Nuestra mayor preocupaci¨®n es la carrera del artista. Y resulta muy diferente que el comprador sea un especu?lador o un coleccionista respetable. El criterio es m¨¢s la seriedad y menos la amistad¡±, justifica el galerista berlin¨¦s Ulrich Gebauer. ¡°Respetable¡± y ¡°serio¡±. Dos palabras que huyen por las ventanas abiertas de un palacio del siglo XVIII en la campi?a inglesa. ?Otra ¨¦poca? Las ventas por internet crecen a dos d¨ªgitos, los NTF (collages digitales) encajan 114 millones de euros en cuatro meses y el arte se desmaterializa. Pigmentos virtuales convertidos en oro. ?Qu¨¦ significa hoy ser ¡°respetable¡± y ¡°serio¡±? ?No revender?
Rafael Mart¨ªn ¡ªjunto con sus padres, Marcos y Elena, gestiona en Segovia la colecci¨®n MER, m¨¢s de 800 obras¡ª responde a las leyes de la atracci¨®n. Si vende una obra en subasta es para adquirir otras piezas que mejoren o completen los fondos. Solo as¨ª se consigue ser ¡°cliente¡±, por ejemplo, de Gagosian, la galer¨ªa m¨¢s poderosa del mundo, y optar a ciertos nombres: Cecily Brown, Jenny Saville o John Currin. Creadores de siete cifras. Pero los antecedentes, a veces, parecen penales.
¡°En la pasada feria Frieze Londres pregunt¨¦ por una edici¨®n de 18 ejemplares de la pintora estadounidense Julie Mehretu (170.000 d¨®lares cada grabado) en Borch Editions¡±, recuerda Mart¨ªn. A los interesados los apuntaban en una lista de candidatos y al final decidir¨ªan¡
?El criterio? ¡°Nunca lo supe. Pasada la feria, recib¨ª un e-mail preguntando s¨ª quer¨ªa la obra. ?Una t¨¢ctica de marketing?¡±, se pregunta Mart¨ªn.
El paisaje del arte vive zanjado en dos. La galerista parisiense Chantal Crousel contempla la fractura. ¡°Hay quienes compran siguiendo sus emociones y tambi¨¦n existen especuladores que solo piensan en revender y ganar dinero. Ambas opciones son legalmente v¨¢lidas¡ si se puede rastrear el origen de los pagos¡±, resume.
Pero las creencias cambian y la legalidad persiste. ¡°Si la galer¨ªa disfruta de posici¨®n dominante, entonces discriminar la venta a un cliente puede ser sancionable¡±, advierte Francisco Cantos, coleccionista y abogado con 30 a?os de experiencia en derecho de la competencia, que ejerce en el bufete Ontier. Y aclara: ¡°Cuando un solo marchante controla m¨¢s del 40% de las transacciones del artista incurre en esa situaci¨®n. Y tambi¨¦n es discriminatorio cualquier acuerdo de no reventa¡±. Las paredes sostienen miles de euros y la letra peque?a se vuelve inmensa.