Por qu¨¦ no somos felices en nuestras vidas si lo intentamos
El concepto de florecimiento supone una mirada m¨¢s amplia hacia uno mismo. Entender que el verdadero objetivo vital debe ser la prosperidad interior nos libera del yugo de la b¨²squeda constante del placer.
Levantarse a las tres de la madrugada para cambiar los pa?ales de nuestro hijo no es una actividad que nos haga especialmente felices. Como tampoco lo es estudiar una oposici¨®n o atravesar momentos complicados, ya sea un despido, un proyecto frustrado o una enfermedad. Si la felicidad es el objetivo de nuestras vidas, parece que estamos fracasando demasiadas veces. Pero quiz¨¢ el problema no resida en lo que nos sucede, sino en el objetivo en que nos hemos empe?ado en insistir en los ¨²ltimos a?os.
Es posible que exista un prop¨®sito m¨¢s amplio y rea?lista que la felicidad como habitualmen...
Levantarse a las tres de la madrugada para cambiar los pa?ales de nuestro hijo no es una actividad que nos haga especialmente felices. Como tampoco lo es estudiar una oposici¨®n o atravesar momentos complicados, ya sea un despido, un proyecto frustrado o una enfermedad. Si la felicidad es el objetivo de nuestras vidas, parece que estamos fracasando demasiadas veces. Pero quiz¨¢ el problema no resida en lo que nos sucede, sino en el objetivo en que nos hemos empe?ado en insistir en los ¨²ltimos a?os.
Es posible que exista un prop¨®sito m¨¢s amplio y rea?lista que la felicidad como habitualmente se entiende y que sea posible alcanzar hasta cuando nos vienen mal dadas. Algunas corrientes de pensamiento tradicional ya lo estudiaron. Arist¨®teles la describi¨® como ¡°eudemon¨ªa¡± y los estoicos la denominaban ¡°ataraxia¡± o la tranquilidad del ¨¢nimo. Independientemente del enfoque, el objetivo ser¨ªa alcanzar un estado interior de serenidad, donde no siempre hay emociones positivas o experiencias placenteras, sino una alegr¨ªa m¨¢s profunda que proviene de la comprensi¨®n. Dicha comprensi¨®n nos aporta una mayor dimensi¨®n de la vida y un sentido, como la madre o el padre que se despiertan en la madrugada para cuidar de su hijo, por ejemplo. Este estado interior est¨¢ conectado con lo que en la Universidad de Harvard se denomina ¡°florecimiento¡± (flourishing, en ingl¨¦s) y que se estudia en un programa donde se dan cita distintas disciplinas para desarrollar un modelo integral de florecimiento humano.
Matthew T. Lee ha dirigido la investigaci¨®n emp¨ªrica en dicho programa y su experiencia es realmente inspiradora. En nuestra conversaci¨®n, el doctor Lee reflexion¨® sobre el concepto de florecimiento humano ¡°como un viaje, que implica tanto a la persona como a su contexto, a la comunidad a la que pertenece y al entorno natural¡±. Supone una mirada m¨¢s amplia de uno mismo.
Seg¨²n el modelo publicado por el doctor VanderWeele, director del programa, podemos trabajar en nuestro florecimiento humano en, al menos, cinco dimensiones diferentes y en cuatro grandes ¨¢reas de nuestra vida. Las dimensiones que se correlacionan con este estado interior son: felicidad y satisfacci¨®n de la vida, salud mental y f¨ªsica, sentido y prop¨®sito, car¨¢cter y virtud, y estrechas relaciones sociales. Dependiendo de cada momento, cada dimensi¨®n gana o pierde relevancia.
De hecho, conforme a la investigaci¨®n que realiz¨® el doctor Lee en Estados Unidos en enero de 2020 y posteriormente en junio del mismo a?o, en pleno impacto de la pandemia, se observ¨® que casi todas las dimensiones descendieron, excepto la del car¨¢cter y virtud, en la medida en que las personas intentaron ayudar a sus seres queridos y fortalecieron su resiliencia.
Adem¨¢s, el camino lo podemos enfocar al menos en cuatro ¨¢reas de nuestra vida: la familia, el trabajo, la educaci¨®n y la comunidad religiosa o espiritual. Este ¨²ltimo aspecto es novedoso, ya que no siempre se incluye.
Entender que el objetivo de nuestra vida no es la felicidad, sino alcanzar un estado de florecimiento o de prosperidad interior, nos libera del yugo de la b¨²squeda constante del placer y nos evita ciertos falsos atajos. Seg¨²n el doctor Lee, el consumismo, el alcohol o el frenetismo en la consecuci¨®n de objetivos, entre otros, son una manera de anestesiarnos a nosotros mismos y de impedir tomar conciencia de lo que realmente nos sucede. Solo cuando somos honestos con nosotros tenemos la ¡°capacidad de entrar en contacto con la experiencia m¨¢s profunda de lo que significa ser humano¡±, y esta es la puerta para acceder a una mayor comprensi¨®n y, desde ah¨ª, a fortalecer nuestro camino.
Para cultivar nuestro estado de serenidad, el doctor Lee nos sugiere comenzar con una peque?a reflexi¨®n sobre cu¨¢l es nuestro punto de partida en cada una de las dimensiones anteriores y escoger una de las ¨¢reas donde queremos poner foco. La Universidad de Harvard ofrece una aplicaci¨®n gratuita en ingl¨¦s (pr¨®ximamente, en castellano tambi¨¦n) donde nos invita a hacer diversos diagn¨®sticos y ejercicios pr¨¢cticos para llevarlos al d¨ªa a d¨ªa. Y recordemos: la traves¨ªa dura toda la vida, pero es recomendable fijar bien el rumbo para no confundirnos durante el camino.
Pilar Jerico? es coordinadora del blog Laboratorio de felicidad.