Se nos va un hombre de Estado
Landelino Lavilla supo representar como nadie el centro pol¨ªtico, la moderaci¨®n y la honradez
Un gran hombre, culto, afable, de generosa sonrisa y sabidur¨ªa serena. Se mantuvo activo hasta el final de sus d¨ªas, al frente de la secci¨®n primera del Consejo de Estado. Hace tan solo dos d¨ªas est¨¢bamos al tel¨¦fono debatiendo apasionadamente uno de los expedientes que ten¨ªa sobre la mesa. La frescura y la intensidad de sus argumentos no presagiaban el triste desenlace que se produjo tan solo unas horas despu¨¦s. Su mente brill¨® hasta el final.
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Un gran hombre, culto, afable, de generosa sonrisa y sabidur¨ªa serena. Se mantuvo activo hasta el final de sus d¨ªas, al frente de la secci¨®n primera del Consejo de Estado. Hace tan solo dos d¨ªas est¨¢bamos al tel¨¦fono debatiendo apasionadamente uno de los expedientes que ten¨ªa sobre la mesa. La frescura y la intensidad de sus argumentos no presagiaban el triste desenlace que se produjo tan solo unas horas despu¨¦s. Su mente brill¨® hasta el final.
Landelino supo representar como nadie el centro pol¨ªtico, la moderaci¨®n y la honradez. Encarnaba la buena pol¨ªtica. Rindo tributo a su generosidad intelectual, que mostraba cada vez que en el Consejo nos enfrent¨¢bamos a un desaf¨ªo jur¨ªdico, que ¨¦l nos ayudaba a diseccionar, a analizar y a resolver. Fue un jurista fino y sensible, abierto no solo a compartir su sabidur¨ªa, sino a enriquecerla con nuevas ideas. Era un gran orador, pero tambi¨¦n sab¨ªa escuchar como nadie. Todos los que hemos trabajado con ¨¦l reconocemos sus exquisitas maneras, su calidez, su mirada curiosa y su excepcional cabeza jur¨ªdica. Lo adornaba la elegancia de la inteligencia. Y lo acompa?aba la ligereza delicada de la modestia.
Su contribuci¨®n a la democracia es de todos conocida. Ahora que se habla de reeditar los Pactos de la Moncloa nos abandona uno de sus forjadores. Eduardo Garc¨ªa de Enterr¨ªa dijo de ¨¦l que fue el principal art¨ªfice jur¨ªdico de la transici¨®n. Sus aportaciones fueron decisivas.
En 1959 ingres¨® en el Cuerpo de Letrados del Consejo, tras aprobar la oposici¨®n con el n¨²mero 1 de su promoci¨®n. Y tras su trascendental periplo pol¨ªtico, volvi¨® a la Instituci¨®n que tengo el honor de presidir, ya como Consejero Permanente, en 1983. Landelino fue uno de los puntales de la comisi¨®n permanente del Consejo de Estado, donde presidi¨® varias de sus secciones. Sus intervenciones y aportaciones fueron siempre del m¨¢ximo nivel. Era un placer escucharle y aprender con ¨¦l. Su trabajo ha sido ejemplar y ha dejado una huella indeleble en esta instituci¨®n a la que fue profundamente leal y a la que se dedic¨® con un compromiso inquebrantable. Quiero destacar el esfuerzo que realiz¨® en el ¨²ltimo mes para adaptarse al teletrabajo que tuvimos que implantar en el consejo para poder seguir funcionando durante el confinamiento al que nos hemos visto obligados ante la inesperada irrupci¨®n de la pandemia del coronavirus. Asisti¨® a todas nuestras reuniones virtuales y particip¨® activamente en las mismas, se adapt¨® a un ambiente que le era ajeno y lo hizo con much¨ªsima ilusi¨®n, dedicaci¨®n y alegr¨ªa.
Era un amigo. Un hombre cercano, afable, sencillo, honesto, al que echar¨¦ much¨ªsimo de menos y al que a?oraremos todos en el Consejo de Estado.