Todopoderoso, solitario y distante
Los empleados de Luis B¨¢rcenas en la sede del PP lo describen como el ¨²nico que ten¨ªa acceso a la caja b
B¨¢rcenas y su cu?ado Antonio se trataban lo justito. ¡°Vamos, que yo creo que mi casa no la ha pisado¡±, dice el cu?ado desde el banquillo de los testigos. Esto, que sucede en las mejores familias, no tendr¨ªa m¨¢s importancia, pero aqu¨ª tiene su aquel porque Luis B¨¢rcenas, antes de ascender a tesorero, fue durante muchos a?os gerente del PP, y Antonio de la Fuente, adem¨¢s del marido de su hermana, era el adjunto a la gerencia. El ¨²nico adjunto a la gerencia, por cierto, hasta que B¨¢rcenas fich¨® en 2004 a ...
B¨¢rcenas y su cu?ado Antonio se trataban lo justito. ¡°Vamos, que yo creo que mi casa no la ha pisado¡±, dice el cu?ado desde el banquillo de los testigos. Esto, que sucede en las mejores familias, no tendr¨ªa m¨¢s importancia, pero aqu¨ª tiene su aquel porque Luis B¨¢rcenas, antes de ascender a tesorero, fue durante muchos a?os gerente del PP, y Antonio de la Fuente, adem¨¢s del marido de su hermana, era el adjunto a la gerencia. El ¨²nico adjunto a la gerencia, por cierto, hasta que B¨¢rcenas fich¨® en 2004 a Crist¨®bal P¨¢ez para que metiera en cintura al personal de G¨¦nova 13 y controlara las obras.
¡ªDon Antonio ¡ªpregunta el abogado de P¨¢ez¡ª ayer dijo aqu¨ª mi cliente que Luis B¨¢rcenas cerraba la puerta de su despacho incluso cuando estaba solo y que era muy herm¨¦tico.
¡ªBastante herm¨¦tico ¡ªconfirma el cu?ado.
¡ª?Y con usted tampoco se abr¨ªa?
¡ªNi conmigo ni con nadie¡ª responde don Antonio, que padece problemas de memoria, pero que ese mal rollo lo tiene tan grabado a fuego que no se interes¨® por la suerte de su cu?ado ni antes ni despu¨¦s de que entrase en prisi¨®n.
El interrogatorio, aunque parezca m¨¢s propio de S¨¢lvame, tiene un objetivo claro. El abogado de Crist¨®bal P¨¢ez pretende construir la imagen de un B¨¢rcenas todopoderoso, solitario y distante, una especie de virrey que, parapetado en su despacho con caja fuerte de la sexta planta, recib¨ªa el dinero de los constructores y lo repart¨ªa a su antojo. Y lo cierto es que la estrategia le ha salido bien en la jornada de este mi¨¦rcoles. Tres de los testigos que pertenec¨ªan a la plantilla de G¨¦nova 13 ¡ªel cu?ado, la jefa de personal y el cajero¡ª refrendan esa versi¨®n. El testimonio m¨¢s sincero ¡ªpor el inter¨¦s con que contesta todas las preguntas¡ª parece el del cajero, Luis Molero.
¡ª?Cu¨¢ndo empez¨® usted a trabajar de cajero en el PP? ¡ªpregunta el fiscal.
¡ªEn el 84.
¡ª?Hasta cu¨¢ndo?
¡ªHasta que me jubil¨¦ el pasado mes de enero.
¡ª?Tambi¨¦n de cajero?
¡ªS¨ª.
Treinta y seis a?os de cajero en G¨¦nova 13 deben provocar una inercia dif¨ªcil de frenar en tres meses, y Molero se refiere siempre al extesorero como ¡°don Luis¡± o ¡°el se?or B¨¢rcenas¡±, dejando claro a la sala que ¡°el que mandaba era el se?or B¨¢rcenas¡±, sobre todo en las cosas importantes: ¡°Antes de pagar una factura, aunque la hubiese supervisado P¨¢ez u otra persona, yo siempre le preguntaba al se?or B¨¢rcenas¡±. Por si acaso. El cajero reconoce la letra que hab¨ªa en los papeles que public¨® EL PA?S ¡ª¡±s¨ª, es la de don Luis¡±¡ª y tambi¨¦n confirma que los ya famosos formularios que utilizaba el extesorero para apuntar de qui¨¦n recib¨ªa y a qui¨¦n le entregaba el dinero negro tambi¨¦n se las ped¨ªa a ¨¦l. El cajero confirma adem¨¢s que B¨¢rcenas recib¨ªa a los donantes a puerta cerrada y sin testigos, que nunca consigui¨® ver a ninguno, pero que, eso s¨ª, luego lo llamaba a su despacho, le entregaba 50.000 o 100.000 euros en billetes grandes y le ordenaba que los ingresara en el banco una vez fraccionados. Luego le devolv¨ªa a B¨¢rcenas los recibos de los ingresos, que se hac¨ªan sin ning¨²n nombre que delatara al donante y sin pasar por la contabilidad oficial del partido.
¡ª?Le dio alguna vez una explicaci¨®n de por qu¨¦ se quedaba con los recibos? ¡ªpregunta el fiscal.
¡ªNo daba ninguna explicaci¨®n.
B¨¢rcenas tampoco ha venido este mi¨¦rcoles. Ya recibi¨® el martes la autorizaci¨®n para quedarse en prisi¨®n y solo aparecer por el juicio cuando le interese alguna declaraci¨®n. Est¨¢ en su derecho, pero tal vez no sea una buena estrategia. Basta escuchar las declaraciones como testigos de algunos de sus subordinados para percatarse de que sigue inspirando un respeto cercano al miedo. Nunca cay¨® bien y menos despu¨¦s de haberlos puesto a todos en la picota, pero testificar contra ¨¦l con su aliento en el cogote no parece f¨¢cil.
Incluso el abogado Jorge Tr¨ªas, que declara por videoconferencia desde Barcelona, aprovecha los ¨²ltimos segundos de la conexi¨®n para decirle al abogado del extesorero que le env¨ªe recuerdos a su cliente y le diga que siente mucho el trato que est¨¢ recibiendo su esposa, tambi¨¦n en prisi¨®n. El abogado, que es un se?or muy cordial, le dice que s¨ª, que de su parte, pero B¨¢rcenas ya dej¨® claro cuando declar¨® hace un par de d¨ªas que aquella amistad, si la hubo, se rompi¨® para siempre.
B¨¢rcenas sospech¨® en primer lugar que fue Crist¨®bal P¨¢ez quien hab¨ªa filtrado los papeles ¡ªy le amenaz¨® con arrancarle la cabeza, algo que en los o¨ªdos de P¨¢ez result¨® cre¨ªble e incluso posible¡ª, pero luego pens¨® que el due?o de la traici¨®n fue Tr¨ªas, porque le hab¨ªa dejado durante unas horas una copia de los papeles. El susodicho, que fue diputado del PP, afirma bajo juramento que no fue ¨¦l, y que todo lo cont¨® en un libro hace unos a?os. Explica que recibi¨® un acoso terrible por parte del PP y que un d¨ªa se encontr¨® a Mariano Rajoy a la salida de un funeral y el entonces presidente del Gobierno se refiri¨® al extesorero con desprecio:
¡ª?Sabes qu¨¦ va a hacer ese...?
Solo era el principio de un desencuentro fatal. Poco despu¨¦s B¨¢rcenas se convertir¨ªa para Rajoy en ¡°esa persona de la que usted me habla¡±.