El escondido ¨²ltimo adi¨®s a Younes Bilal
Dos ataques racistas en Murcia dejan al descubierto el aislamiento social en el que vive la comunidad migrante en la regi¨®n
Las palabras ¡°racista¡± y ¡°xen¨®fobo¡± han calificado el asesinato de Younes Bilal, de 37 a?os, en Mazarr¨®n (Murcia) el 12 de junio. Muri¨® despu¨¦s de que un militar retirado, Carlos Patricio B. M. (52 a?os), le descerrajara tres tiros a quemarropa en un bar del paseo mar¨ªtimo al grito de ¡°?moro de mierda!¡±. Sin embargo, en una regi¨®n con casi 222.000 extranjeros (el 13,3% de la poblaci¨®n), las manifestaciones y muestras de condena por parte de las instituc...
Las palabras ¡°racista¡± y ¡°xen¨®fobo¡± han calificado el asesinato de Younes Bilal, de 37 a?os, en Mazarr¨®n (Murcia) el 12 de junio. Muri¨® despu¨¦s de que un militar retirado, Carlos Patricio B. M. (52 a?os), le descerrajara tres tiros a quemarropa en un bar del paseo mar¨ªtimo al grito de ¡°?moro de mierda!¡±. Sin embargo, en una regi¨®n con casi 222.000 extranjeros (el 13,3% de la poblaci¨®n), las manifestaciones y muestras de condena por parte de las instituciones han destacado por su timidez.
El viernes 18 por la tarde, un millar de musulmanes despidieron el cuerpo de Bilal horas antes de que partiese hacia Beni Melal, su ciudad natal en Marruecos. Lo hicieron solos, sin representaci¨®n institucional, salvo la del c¨®nsul marroqu¨ª en la regi¨®n, Sidi Mohamed Biedallah. Tampoco hubo atenci¨®n medi¨¢tica. Fue un acto escondido, en la explanada del mercadillo de Mazarr¨®n. Younes Bilal deja mujer, la sevillana Andrea Hidalgo, y tres hijos, Javi, Gloria y Rayan, de 15, 13 y 9 a?os.
Ese d¨ªa, el delegado del Gobierno, Jos¨¦ V¨¦lez (PSOE), incidi¨®, sacando las estad¨ªsticas, en que ¡°son hechos aislados¡±. ¡°Seg¨²n los ¨²ltimos informes, tenemos 1,7 delitos de odio por cada 100.000 habitantes, por debajo de la media nacional¡±, argument¨® tras el segundo incidente xen¨®fobo en la misma semana. En Cartagena, una mujer apu?al¨® a otra en una cola de alimentos de C¨¢ritas al grito de ¡°?sudaca, nos quitan la comida!¡±. ¡°Murcia est¨¢ muy por encima de todo eso¡±, insisti¨® el delegado. ¡°Es una sociedad acogedora y tolerante¡±, a?adi¨®, al mismo tiempo que reconoc¨ªa que, ¡°en el momento en que se produzca un solo caso, no est¨¢ todo bien¡±. ¡°Nos preocupa¡±.
Un documento de condena del asesinato firmado por todos los grupos fue enviado a los medios de comunicaci¨®n el jueves. Sin embargo, Mar¨ªa Mart¨ªn, responsable de Podemos en la C¨¢mara regional, advierte de que ¡°no fue apoyado por nadie, nadie la firm¨® finalmente¡±. ¡°Yo present¨¦ esa declaraci¨®n institucional para ser le¨ªda en el pleno del d¨ªa siguiente y ning¨²n grupo parlamentario respondi¨®, por lo que no fue aprobada¡±, aclara. El alcalde de Mazarr¨®n, Gaspar Miras (PSOE), asisti¨® a la manifestaci¨®n convocada el martes por la comunidad musulmana, ¡°como un ciudadano m¨¢s¡±, dec¨ªa. Ni un d¨ªa de luto, ni un manifiesto de condena por parte del Ayuntamiento. Nada. Silencio administrativo.
Pese a ser una regi¨®n con mucha poblaci¨®n inmigrante magreb¨ª y ecuatoriana, trabajadores sociales de la zona hablan de ¡°aislamiento social¡±, de ¡°recelos¡± y de ¡°tensi¨®n social¡±. Aseguran que, por ejemplo, en la tramitaci¨®n de la ayuda del ingreso m¨ªnimo vital es cada vez m¨¢s normal escuchar frases como: ¡°Le dais todo a los inmigrantes y a nosotros nada; eso antes no pasaba¡±. Miembros de las ONG repiten que la crisis provocada por la pandemia ha tensado a¨²n m¨¢s la convivencia y que, ¡°aunque las agresiones f¨ªsicas no son habituales afortunadamente, s¨ª las verbales¡±.
Luigi Carinci, de la ejecutiva regional de Podemos, que asisti¨® solo al rezo-funeral de despedida del fallecido, dice: ¡°Nadie, salvo nosotros, quiere mojarse demasiado. Es un asunto que no da votos aqu¨ª, en todo caso los resta, y el clima social es complicado¡±. Por su parte, Lali Garc¨ªa, responsable de la misma formaci¨®n en el Ayuntamiento de Cartagena, asegura que Vox ¨Dla lista m¨¢s votada en el municipio en los ¨²ltimos comicios¡ª ¡°ha explicitado y blanqueado un discurso racista, simple, que ha calado y enfrenta a pobres contra pobres, en una tensi¨®n que va in crescendo¡±.
Bel¨¦n Valera, portavoz de ACCEM en Murcia, una ONG que trabaja con migrantes, coincide: ¡°El discurso de Vox, de ¡®vienen a quitarnos lo poco que tenemos¡¯, ha calado. Sobre todo, en los estratos de personas m¨¢s vulnerables. Y no se est¨¢ contrarrestando con nada. Eso es peligroso. Hemos retrocedido mucho en poco tiempo tras haber avanzado unos pasitos en mucho¡±. La formaci¨®n de Santiago Abascal fue la fuerza m¨¢s votada en la comunidad aut¨®noma en las elecciones generales de 2019 y, desde entonces, derecha e izquierda han llamado la atenci¨®n sobre lo arriesgado de los mensajes xen¨®fobos lanzados por los representantes del partido ultra.
La alcaldesa, Noelia Arroyo (PP), asegura: ¡°Aqu¨ª en Cartagena existe un compromiso firme contra el racismo¡±. Arroyo tom¨® posesi¨®n del cargo hace una semana tras el acuerdo alcanzado en su d¨ªa con seis concejales del PSOE para que gobernase dos a?os cada formaci¨®n en este mandato, lo que supuso la expulsi¨®n de los socialistas de su partido. Otro rocambolesco ejemplo de los malabarismos pol¨ªticos de esta regi¨®n.
Arroyo niega que haya habido ning¨²n ataque racista en su localidad, y atribuye a ¡°una enferma mental en estado de embriaguez, seg¨²n los informes oficiales¡±, el ataque a una mujer latinoamericana en la cola de alimentos. ¡°No hay que crear problemas donde no los hay¡±, resuelve, eludiendo hacer una valoraci¨®n acerca de la situaci¨®n actual de los extranjeros. ¡°Cartagena pertenece a una red europea antirrumores que trabaja para desmentir los discursos de odio: aqu¨ª hay convivencia, hay tolerancia¡±, zanja. Pero un enorme cartel de color verde con las siglas de Vox donde se lee ¡°fronteras seguras, barrios seguros¡± recibe al visitante a la entrada de una ciudad de historia y tradici¨®n militar, que tambi¨¦n es destino de pateras procedentes del norte de ?frica.
Jes¨²s Gim¨¦nez Gallo, de Movimiento Ciudadano de Cartagena, se?ala que ¡°la comunidad extranjera se va integrando dentro de la l¨®gica¡±. Aunque a?ade que ¡°hay un mayor choque cultural con las personas que vienen de ?frica¡±. Pero, mientras la mayor parte de los pol¨ªticos locales se afanan en mostrar normalidad y descafeinar unos hechos que se resisten a calificar de sintom¨¢ticos, asociaciones y colectivos de inmigrantes organizan ya manifestaciones y concentraciones ¡°contra el racismo¡± para este s¨¢bado por la tarde en Murcia y pr¨®ximamente en Cartagena.
Andrea Hidalgo, rota de dolor, cuenta: ¡°El alcalde me ha dicho que me ayudar¨¢ cuando regrese de enterrar a mi marido en Marruecos¡±. Su casa es una vivienda humilde situada a cien metros del domicilio del asesino de su marido, ¡°al que no conoc¨ªa de nada¡±. ¡°He echado en falta una llamada del presidente de esta regi¨®n de todos y en la que vivimos todos¡±, dice. ¡°El hombre que mat¨® a mi marido no ha arreglado ning¨²n mundo, ha destrozado una familia y una comunidad. No es un loco¡±, insiste. A su lado, Javi, el mayor de los hijos, se muestra emocionado: ¡°Echo de menos su cari?o, el tiempo que pas¨¢bamos juntos, ver el f¨²tbol con ¨¦l, ir a la playa¡¡±. Younes Bilal lo crio como si fuese hijo suyo, al igual que a Gloria, que ten¨ªa pocos meses cuando lleg¨® a su vida. Rayan, el peque?o, que acudi¨® al lugar del crimen con su madre porque se encontraban por la zona comprando la cena y hall¨® a su padre tendido en el suelo tras los disparos, presidi¨® junto al c¨®nsul el rezo de despedida del viernes.