El discurso completo con el que S¨¢nchez ha anunciado en Barcelona los indultos de los presos del ¡®proc¨¦s¡¯
El presidente del Gobierno propone avanzar hacia un ¡°nuevo proyecto de pa¨ªs¡± en una conferencia en el Liceu
El presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, ha anunciado este lunes que el Consejo de Ministros aprobar¨¢ este martes los indultos a los presos independentistas encarcelados por impulsar el proc¨¦s, que acab¨® en el refer¨¦ndum ilegal del 1 de octubre de 2017 y en la declaraci¨®n de independencia. Adem¨¢s, ha propuesto dar un paso para un ¡°nuevo proyecto de pa¨ªs¡±. Lo ha dicho este lunes en la conferencia ...
El presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, ha anunciado este lunes que el Consejo de Ministros aprobar¨¢ este martes los indultos a los presos independentistas encarcelados por impulsar el proc¨¦s, que acab¨® en el refer¨¦ndum ilegal del 1 de octubre de 2017 y en la declaraci¨®n de independencia. Adem¨¢s, ha propuesto dar un paso para un ¡°nuevo proyecto de pa¨ªs¡±. Lo ha dicho este lunes en la conferencia Reencuentro: un proyecto de futuro para toda Espa?a, pronunciada en el Gran Teatro del Liceu de Barcelona, que ha durado una media hora.
Puede leer a continuaci¨®n el discurso ¨ªntegro del presidente del Gobierno:
Bon dia. (Buenos d¨ªas)
I som on som. I som on som, dice el verso del gran Miquel Marti i Pol, ¡°Y estamos donde estamos¡±, y contin¨²a: ¡°m¨¢s vale saberlo y decirlo y asentar los pies en la tierra y proclamarnos herederos de un tiempo de dudas y renuncias en que los ruidos ahogan las palabras¡±.
Amigos y amigas, I som on som. Estamos donde estamos, es decir, estamos ante la suma incalculable de los c¨¢lculos errados de todos, ante una realidad que no queremos ninguno, pero que hemos hecho entre todos. Y estamos donde estamos, con poco en nuestro haber y mucho en nuestro debe.
Y podr¨ªamos seguir as¨ª indefinidamente. Podr¨ªamos continuar con el memorial de los agravios, podr¨ªamos volver a los reproches, recrearnos en los problemas, buscar nuevas causas o m¨¢s culpables.
Y podr¨ªamos seguir as¨ª, encerrados con un solo juguete, como dir¨ªa el genio catal¨¢n Juan Mars¨¦. Podr¨ªamos seguir, indefinidamente, con un solo y triste juguete: la discordia.
O bien podr¨ªamos abandonar ese juguete, y dedicar nuestro tiempo y todas nuestras energ¨ªas a resolver el problema y apostar por la concordia que significa, literalmente, con coraz¨®n.
Y eso es lo que el Gobierno de Espa?a ha decidido, afrontar el problema, buscar la concordia. Por eso ma?ana, pensando en el esp¨ªritu constitucional de concordia, propondr¨¦ al Consejo de Ministros conceder el indulto a los nueve condenados en el juicio del proc¨¦s que hoy est¨¢n en prisi¨®n.
Y lo vamos a hacer, lo vamos a hacer por la concordia. Lo vamos a hacer con coraz¨®n. Y no ignoro, no ignoro que hay personas¡ y no ignoro, como estamos viendo, que hay personas contrarias a esta medida, y tampoco ignoro sus razones. Las respeto. Comprendo, m¨¢s a¨²n, a la parte de la sociedad catalana y tambi¨¦n a la parte de la sociedad espa?ola. Estamos en el teatro de la palabra, por tanto, todas opiniones, sin duda alguna, son bienvenidas. Porque eso es lo que quer¨ªa decir, es evidente que hay parte de la sociedad catalana y parte de la sociedad espa?ola que no comprende esta medida, que se oponen incluso a la concesi¨®n de estos indultos: personas que se vieron afectadas en su vida cotidiana, en el trabajo, en la familia, con los amigos, por los hechos que se enjuiciaron en el a?o 2017 en la causa del proc¨¦s.
Pero tambi¨¦n quiero expresarles que aquellos que apoyamos la medida de los indultos tenemos nuestras razones, tenemos nuestros argumentos. Razones y argumentos en los que pesan m¨¢s las expectativas de futuro que los agravios del pasado. Y en la balanza de las decisiones pol¨ªticas, el futuro debe importar mucho m¨¢s que el pasado.
Por eso, aun comprendiendo los motivos del rechazo, el Gobierno de Espa?a ha optado por abrir paso a la reconciliaci¨®n. Al reencuentro. Y creemos que esta medida de gracia abrir¨¢ ese camino. Nos dar¨¢ a todos la posibilidad de comenzar de nuevo y de hacer las cosas mejor.
Hoy nos encontramos en el Gran Teatre del Liceu, un edificio que es tambi¨¦n un s¨ªmbolo, porque ardi¨® y, gracias al esfuerzo mancomunado de instituciones, de las empresas y a un gran esp¨ªritu de unidad ciudadana, se pudo volver a levantar. Y pudieron regresar el arte, los aplausos a esta platea. Este espacio evoca precisamente la potencia de la unidad y la cooperaci¨®n al servicio de lo indispensable que es la reconstrucci¨®n.
Amigos y amigas he venido a Barcelona, a Catalu?a, convencido de que, en los pr¨®ximos d¨ªas, la democracia espa?ola va a dar un gran paso para que se produzca ese reencuentro que es necesario y urgente.
No hay que esperar un momento m¨¢s propicio. Si hay un momento para unirnos precisamente es ¨¦ste. Este es el momento. Estamos donde estamos, y es desde aqu¨ª desde donde hemos de arrancar el camino para recuperar la convivencia y la normalidad. El tiempo, lo sabemos muy bien, no cura por s¨ª solo las heridas, hace falta valor y manos siempre dispuestas a hacerse cargo de nuestro dolor.
El momento es ahora por m¨²ltiples razones, pero fundamentalmente, me permitir¨¢n que lo sintetice en tres:
En primer lugar, porque ha concluido la v¨ªa judicial con una sentencia firme por parte del Tribunal Supremo a los l¨ªderes del proc¨¦s, consecuencia de los acontecimientos de septiembre y octubre de 2017.
En segundo lugar, porque el Gobierno est¨¢ obligado a tramitar y dar respuesta a las peticiones de gracia formuladas desde distintos ¨¢mbitos de la sociedad civil. Y por tanto, el Gobierno no puede sustraerse a la cuesti¨®n ni al debate social. Y debe, adem¨¢s, medir las consecuencias pol¨ªticas de una respuesta en uno u otro sentido.
Y en tercer lugar, porque el paisaje que nos ha dejado la pandemia yo creo que nos ha transformado, nos ha hecho tomar viva conciencia de lo verdaderamente importante, que es la vida, y en particular la vida compartida, vivida en com¨²n. Nos ha recordado hasta qu¨¦ punto nos necesitamos unos a otros.
Lo ¨²nico que queda por hacer en consecuencia es recomenzar.
Y casi siempre, para llegar al acuerdo, alguien debe dar un primer paso. Todos hemos vivido alguna vez historias de relaciones personales que, tras un alejamiento o una disputa, se echaron a perder porque ninguna de las dos partes tuvo el coraje suficiente para empezar de nuevo.
Pues bien, el Gobierno de Espa?a va a dar el paso ahora. Mi Gobierno va a aprovechar cualquier motivo, cualquier ocasi¨®n, para propiciar el reencuentro en la sociedad catalana, y en el conjunto de la sociedad espa?ola.
Es ahora, pero reconozc¨¢moslo tambi¨¦n la voluntad no viene de ahora.
En mi discurso de investidura, del a?o 2020, en concreto del 4 de enero de 2020, anunci¨¦ que el Gobierno de Espa?a trabajar¨ªa para superar el conflicto pol¨ªtico en Catalu?a. Dije que el di¨¢logo ser¨ªa una prioridad absoluta para alcanzar f¨®rmulas de entendimiento y tambi¨¦n de encuentro. Y eso es justamente lo que estamos haciendo: cumplir con nuestro compromiso y abrir paso a la pol¨ªtica.
La confrontaci¨®n no ha servido para resolver ning¨²n problema, tan solo lo que ha hecho ha sido, pues, hacerlos numerosos, m¨¢s agudos. Queremos retomar el di¨¢logo pol¨ªtico en ese momento anterior a aquel en que los caminos se separaron y se olvidaron los argumentos para atender solamente a los sentimientos.
Pero debemos, reconozc¨¢moslo, aspirar a mucho m¨¢s que a regresar al instante en que comenzaron los reproches, las provocaciones y los enga?os.
Aspiramos a encontrar nuevas respuestas, a hacerlo esta vez mejor de lo que lo hicimos entonces
Sabemos que esta mano tendida hacia la reconciliaci¨®n ya est¨¢ siendo tomada por buena parte de los catalanes y catalanas, y por sectores cada d¨ªa m¨¢s amplios del conjunto de la sociedad espa?ola.
Es m¨¢s, son muchas las personas que, adelant¨¢ndose a la pol¨ªtica y a las instituciones p¨²blicas, han andado los pasos que los llevan a las casas de los amigos, de los familiares, y han recuperado la memoria de la comunidad afectiva y c¨ªvica que representa Catalu?a y Espa?a.
Nosotros, que compartimos el ¨¢nimo de esas personas, no podemos quedarnos rezagados, m¨¢s bien al contrario, estamos obligados a desbrozar el camino.
Como saben, porque a lo largo de estos d¨ªas se ha debatido mucho sobre ello, el indulto es una medida de gracia por la cual se anula parcial o totalmente la pena impuesta por un delito. Esta f¨®rmula, de car¨¢cter excepcional, extraordinaria, se encuentra regulada en Espa?a desde el 18 de junio de 1870 y ha sido modificada, precisamente, a lo largo de nuestra etapa democr¨¢tica. El indulto est¨¢ recogido expresamente en el art¨ªculo 62 de la Constituci¨®n espa?ola.
El indulto es una figura necesaria en determinados momentos. Ni cuestiona ni revoca la sentencia firme condenatoria. Simplemente se trata de otro plano, ya no el judicial. La ley autoriza en raz¨®n fundamentada de equidad, justicia o utilidad p¨²blica al poder ejecutivo para poder tomar o no esta medida de gracia.
Por lo tanto, creo que s¨ª estamos en disposici¨®n de pedir a todos ¡ªa los que comparten la medida y a aquellos otros que no comparten la medida¡ª que reconozcan, al menos, su plena legalidad y su absoluta constitucionalidad.
La constituci¨®n y la constitucionalidad de los indultos van mucho m¨¢s all¨¢ del articulado de nuestra Carta Magna, nos lleva a su esencia misma. Porque la Ley Fundamental de 1978 fue una expresi¨®n de concordia entre espa?oles y espa?olas, y as¨ª fue conocida en su momento, como la Constituci¨®n de la Concordia. Y Concordia significa con coraz¨®n.
No fue simplemente un fr¨ªo contrato, sino una expresi¨®n de amistad c¨ªvica, de expresi¨®n de concordia.
Una Constituci¨®n, la Ley, el Estado Social y Democr¨¢tico de Derecho que rige en nuestro pa¨ªs funcionan en Espa?a para solucionar conflictos, para proteger la vida de los ciudadanos y ciudadanas, y para abrir caminos de entendimiento. Y para que sea posible, en definitiva, una vida en com¨²n, para superar las diferencias y preservar la estabilidad, el progreso y la convivencia, la prosperidad de nuestros compatriotas.
La raz¨®n fundamental de los indultos que nos disponemos a aprobar es su utilidad para la convivencia. Y estoy convencido de que sacar a estas nueve personas de la c¨¢rcel, que representan a miles de catalanes, es un rotundo mensaje de la voluntad de concordia y convivencia de la democracia espa?ola.
Es un mensaje dirigido no solo a estas nueve personas que asumieron las consecuencias legales de sus actos desde el primer d¨ªa. Podr¨ªa parecer que esta decisi¨®n les afecta solo a ellos, pero se dirige al conjunto de la sociedad catalana y del conjunto de la sociedad espa?ola. De ah¨ª la clara utilidad p¨²blica de esta medida. Es un mensaje sobre todo y ante todo para miles de personas que las apoyaron y que las siguen apoyando como hemos visto y que se sienten solidarias con su destino. Y m¨¢s a¨²n, es un mensaje para los miles y miles de personas que discreparon de su conducta pero que estiman que ya es suficiente el castigo que recibieron. Con este acto sacamos materialmente de la c¨¢rcel a nueve personas, pero sumamos simb¨®licamente a millones y millones de personas para la convivencia.
Amigos y amigas, no estoy aqu¨ª y no estoy de acuerdo con quienes sostienen que es m¨¢s ¨²til para la convivencia tenerlos m¨¢s a?os en la c¨¢rcel.
Por supuesto, no nos enga?emos, no pensamos que quienes aspiran a la independencia vayan a cambiar de ideales. No esperamos tal cosa. Lo que s¨ª esperamos es que se comprenda que no hay caminos fuera de la ley. Tambi¨¦n esperamos que se asuma que ning¨²n prop¨®sito es leg¨ªtimo si atropella a una parte de la sociedad. Es algo que afortunadamente la democracia espa?ola entendi¨® hace m¨¢s de cuarenta a?os.
El coste social de mantener la situaci¨®n en la que nos encontramos a nuestro juicio es alto. Es prohibitivo. La sociedad catalana, toda Espa?a, no puede permit¨ªrselo, por m¨¢s que a algunos esa perspectiva incluso les resulte atractiva.
Por tanto, queremos recuperar el di¨¢logo y queremos recuperar la convivencia con esos millones de catalanes y catalanas que se sienten emocionalmente ligados y ligadas a los dirigentes que est¨¢n en la c¨¢rcel. Porque queremos el reencuentro.
Mirad, yo creo que la democracia espa?ola es fuerte, es fuerte con la ley y la justicia, lo ha demostrado en esta crisis. Pero es todav¨ªa m¨¢s fuerte con los dem¨¢s instrumentos de la pol¨ªtica, con las razones, con los valores, con las emociones, con el di¨¢logo, con todo aquello que nos permite convencer, que es la forma m¨¢s duradera de vencer.
Yo encabezo un Gobierno y tambi¨¦n un partido pol¨ªtico que respalda sin fisuras la Constituci¨®n democr¨¢tica; un Gobierno que aboga inequ¨ªvocamente por una comunidad de ciudadanos y ciudadanas libres e iguales en derechos y deberes que acuerdan convivir bajo las mismas normas.
Encabezo un Gobierno que cree genuinamente en la uni¨®n de Espa?a, en la uni¨®n de todos los pueblos de Espa?a que defiende la uni¨®n de todos y todas los espa?oles y espa?olas. Y que asume adem¨¢s la diversidad territorial de Espa?a con orgullo, como parte de su fuerza.
Pues bien, es poderosa la uni¨®n que reposa en la Ley; pero es a¨²n m¨¢s poderosa la uni¨®n que se basa en el respeto, en el sentimiento y en el afecto. Esa es la uni¨®n que hoy buscamos. Esa es la uni¨®n que necesitamos hoy, aqu¨ª y ahora. Y esa uni¨®n es todav¨ªa m¨¢s fuerte cuando se sostiene en un proyecto com¨²n. Y esa es mi idea y mi proyecto para Espa?a.
He hablado a lo largo de mi intervenci¨®n de algo que hemos estado escuchado estos d¨ªas a muchas otras personas, en Catalu?a y en el conjunto del pa¨ªs: y es que los indultos suponen un primer paso.
Y creo que esto es incuestionable, y solo desde las posturas m¨¢s f¨¦rreamente inmovilistas se puede negar esta idea. La pregunta clave, la que leg¨ªtimamente s¨ª puede ¡ªy debe¡ª debatirse, es la siguiente: ?hacia d¨®nde nos lleva este primer paso?
Quienes se oponen a los indultos afirman que quienes los reciben y quienes los apoyan no van a abandonar sus ideales. Y es verdad. ?Cambiar¨ªan ellos los suyos si les encarcelaran? ?Los cambiar¨ªamos cada uno de nosotros que estamos aqu¨ª presentes y aquellos que nos est¨¢n escuchando?
La democracia est¨¢ abierta a multitud de proyectos.
Pero precisamente la victoria de la democracia tiene que ver con la forma en que podemos perseguir nuestros ideales. Y esa forma implica el reconocimiento de todos y de todas y los derechos de todos y de todas. Por tanto no esperamos que quienes defienden la independencia abandonen sus ideales, porque tampoco vamos nosotros a renunciar nunca a defender los nuestros a aquellos que defendemos la uni¨®n.
Lo ¨²nico que exigimos es que unos y otros nos atengamos al pacto constitucional. Fuera de la lealtad y de la legalidad democr¨¢tica no hay espacio para la pol¨ªtica.
Por tanto no se trata de predecir las consecuencias, ni de anticipar el comportamiento de unos y otros en el tablero del juego pol¨ªtico. Se trata de ofrecer a la ciudadan¨ªa, despu¨¦s de tantos a?os de par¨¢lisis, una ruta abierta por donde caminar. Una ruta por donde podamos avanzar todos juntos y juntas.
Mi propuesta, la del Gobierno de Espa?a, es dar paso a un nuevo proyecto de pa¨ªs. Que el reencuentro de la propia sociedad catalana consigo misma, y de toda ella con el conjunto de la sociedad espa?ola, se pueda producir en un contexto de profunda renovaci¨®n.
Un nuevo espacio libre de los errores del pasado. Por tanto no malgastar m¨¢s esfuerzos dirimiendo viejas querellas, porque ya hemos perdido demasiado tiempo en ellas; y adem¨¢s porque el mundo vertiginoso que est¨¢ naciendo despu¨¦s de la covid-19 no va a ralentizar la marcha para esperarnos.
Estoy convencido de que este es el sentimiento mayoritario de la sociedad catalana y del conjunto de la sociedad espa?ola. Y estoy adem¨¢s convencido de que, si obviamos las respuestas espec¨ªficas que unos y otros podamos tener a la organizaci¨®n territorial de nuestro pa¨ªs, el acuerdo sobre los principios es muy vasto y profundo.
Si en Catalu?a o en el conjunto del pa¨ªs, en Espa?a, la divisi¨®n derivara de la imposici¨®n de una pr¨¢ctica religiosa, si nos separara un muro infranqueable de valores o de creencias, si unos contemplar¨¢n el futuro dentro de Europa y otros fuera de Europa. Si unos propugnan una sociedad patriarcal y otros propugno, hacemos una sociedad feminista. Si unos aspiraran a un sistema de poder autocr¨¢tico y los otros a un sistema democr¨¢tico. Si eso fuera as¨ª, pues evidentemente desconfiar¨ªa de las posibilidades de acuerdo, porque las diferencias ser¨ªan dif¨ªcilmente salvables.
Pero todos contemplamos nuestro porvenir, el porvenir de nuestras comunidades, inscrito en el proyecto europeo. Todos nos adherimos a un Estado social y democr¨¢tico de derecho. Todos respaldamos una sociedad pluralista, respetuosa con la diversidad territorial. Todos propugnamos una sociedad defensora de la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres. Todos defendemos, la mayor¨ªa, un Estado aconfesional.
Pues bien, todo ello y mucho m¨¢s es posible dentro de la Constituci¨®n espa?ola, porque esos son los valores de la Constituci¨®n Democr¨¢tica de 1978. Eso s¨ª, adem¨¢s de unos valores compartidos, adem¨¢s de un proyecto com¨²n, hace
falta una circunstancia propicia y esa circunstancia propicia es ahora, porque ha habido un momento propicio. Es justamente este.
Mirad, despu¨¦s de la larga crisis de 2008, tras la terrible pandemia que estamos atravesando desde inicios del a?o 2020. No podemos minimizar lo que va a suponer el acuerdo europeo de recuperaci¨®n, especialmente para Espa?a. Y no lo digo solamente en t¨¦rminos de recursos econ¨®micos y de liquidez. Tambi¨¦n porque el acuerdo ha acelerado la integraci¨®n europea hacia unos futuros Estados Unidos de Europa y porque damos una respuesta positiva a las grandes transformaciones, la ecol¨®gica y la digital, con una triple versi¨®n integradora que es la social, la territorial y la intergeneracional.
Hace muy pocos d¨ªas, la semana pasada, como saben, la Comisi¨®n Europea aprobaba el Plan Espa?ol de Recuperaci¨®n, dando luz verde al proceso de liberaci¨®n de fondos europeos, que van a suponer 140 mil millones de euros durante los pr¨®ximos seis a?os. Por tanto, el momento ha llegado. Ha llegado la gran oportunidad de resolver muchos de los problemas estructurales que llevan condicionando nuestro progreso econ¨®mico y progreso social, tanto en Catalu?a como Espa?a. Es la oportunidad de comenzar a construir juntos el nuevo pa¨ªs que vamos a legar a las futuras generaciones.
En estos ¨²ltimos a?os hemos escuchado con demasiada frecuencia invocar la ruptura para defender proyectos de cambio. Y mi propuesta hoy aqu¨ª en Barcelona, en Catalu?a, es que sea la Uni¨®n el instrumento del gran cambio social y econ¨®mico que exige Catalu?a, Espa?a y Europa durante los pr¨®ximos a?os.
Hacen falta, por consiguiente, unos valores comunes, de convivencia que existen y una circunstancia propicia que tambi¨¦n se da, y hace falta di¨¢logo, mucho di¨¢logo y tambi¨¦n mucha concordia. Pero si lo pensamos, ese es justamente el esp¨ªritu de la Constituci¨®n espa?ola que fue capaz de reconciliar a personas que hab¨ªan militado en bandos enfrentados durante la guerra civil.
?O es que el esp¨ªritu de la Constituci¨®n era s¨®lo por una vez para despu¨¦s luego abandonarse? A mi juicio, no. El esp¨ªritu de nuestra Constituci¨®n es el di¨¢logo y la concordia. Y ese esp¨ªritu que la alumbr¨®, lo que no puede hacer es petrificarse. Es el esp¨ªritu constituyente. As¨ª se hacen las mejores democracias, las m¨¢s duraderas, las que son capaces de renovarse y de integrar. Y con ese esp¨ªritu de di¨¢logo y de concordia podremos poner en pie un nuevo proyecto de pa¨ªs.
Hablo, por supuesto, de un nuevo proyecto de pa¨ªs que se exprese de forma plena, tanto en espa?ol como en euskera, como en gallego y por supuesto, hoy aqu¨ª en Barcelona y en Catalu?a, en catal¨¢n. Porque yo no concibo una nueva Espa?a sin una nueva Catalunya al frente. Yo no concibo Espa?a sin Catalu?a, como tampoco Catalu?a se puede entender sin el resto de Espa?a. Esa es mi m¨¢s firme apuesta, la que tengo el honor de representar hoy aqu¨ª ante la sociedad civil catalana.
I som on som. Y estamos donde estamos. Estamos en un pa¨ªs que hace m¨¢s de 40 a?os supo reconciliarse porque nuestros padres, madres, abuelos y abuelas lo quisieron. Y es cierto que el tiempo empieza a abrir huecos en las filas de las generaciones que protagonizaron la transici¨®n, entonces. Pero afortunadamente, muchos y muchas siguen entre nosotros. Ellos y ellas superaron distancias mucho m¨¢s grandes que las que nos separan ahora recuperaron la concordia, nos dieron largas d¨¦cadas de libertad y prosperidad y un ejemplo de c¨®mo se pueden hacer las cosas.
Espa?a tiene un gran desaf¨ªo antes y durante los pr¨®ximos a?os. Un desaf¨ªo que es tambi¨¦n una gran oportunidad para un pa¨ªs que es europeo por geograf¨ªa, pero tambi¨¦n americano por nuestra historia. Y ambas cosas, junto con los valores y con los afectos, representan no solamente una tarea, sino una gran oportunidad que nos exige a todos y a todas, toda la concentraci¨®n y todas las fuerzas posibles porque de conseguirlo, todos y todas vamos a salir beneficiados.
No somos ingenuos, no lo somos. Sabemos que la unanimidad es imposible, pero la divisi¨®n y el enfrentamiento no van a hacer otra cosa que arruinarnos a todos y estropear el futuro de nuestros hijos y nuestras hijas. Por eso debemos conseguir, si no la unanimidad, si la uni¨®n de una gran mayor¨ªa de futuro y de convivencia en Catalu?a y en el conjunto de Espa?a. Y para construir esa mayor¨ªa, para cumplir la vocaci¨®n integradora de la democracia espa?ola, nos disponemos a aprobar una medida de gracia a nueve personas que asumieron responsabilidades de sus actos y con ellas tambi¨¦n vamos a sumar simb¨®licamente a los cientos de miles de personas que las siguen. Porque no avanzaremos igual sin ellos y sin ellas. Vamos a restituir la convivencia, no desde el olvido, sino desde el respeto, el sentimiento y el afecto.
I som on som. Y estamos donde estamos, en un lugar en el que no elegimos estar. Pero desde que arrancamos andar. No podemos empezar de cero, pero podemos empezar de nuevo. Hay camino, ma?ana podemos cambiar la vida de nueve personas. Y espero tambi¨¦n que empecemos a cambiar la historia de todos y de todas.
Catalu?a. Catalanes y catalanes en Catalu?a. Catalanes y catalanas. Os queremos. Muchas gracias.